Ya es primavera en 'Al día'. Vamos al lío.
Gasolina, electricidad, cereales. Deuda pública, postpandemia, restricciones. El Gobierno de España es la cara visible para muchos frentes abiertos ya antes de la guerra pero que con la invasión rusa se están agravando.
Los frentes más explosivos políticamente ya se han manifestado este fin de semana. Los paros del transporte se han intensificado; los piquetes y sabotajes han sorprendido tanto a las empresas de distribución alimentaria como al Ministerio de Interior, que ha desplegado a 24.000 agentes para contener una crisis de abastecimiento que no es dramática pero sí real, y que no han visto venir. Hay más de 30 detenidos y estanterías vacías de algunos productos perecederos en muchos supermercados. Las claves te las conté el viernes en el podcast.
En paralelo, hemos visto una multitudinaria manifestación en Madrid convocada en defensa del mundo rural, de la agricultura también afectada por la crisis y de camino de tradiciones como la caza o los toros. Ha contado con el apoyo del PP y de Vox, que también ha agitado los piquetes del transporte.
Consecuencias económicas. Hoy en elDiario.es, consultamos a varios expertos de escuelas económicas diferentes sobre el impacto que puede tener la guerra sobre nuestra economía: el frenazo en la recuperación es inevitable y si la cosa se alarga nos asomaremos a otra recesión profunda. Y vete familiarizando con un concepto: estanflación. Todos los detalles aquí.
Cuatro de seis. Dice el ministro turco de Asuntos Exteriores, que ha estado en Rusia y en Ucrania hace unos días, que ambos países están de acuerdo en cuatro de los seis puntos que centran las negociaciones de paz. Por su parte, China asegura que no está enviando armas a Rusia.
Sobre el terreno, Mariúpol sigue sufriendo bombardeos rusos contra edificios donde, según Ucrania, solo hay civiles refugiados. Rusia exige a Ucrania que entregue la ciudad y el Gobierno se niega. Diez millones de personas han salido tenido que huir por la guerra, ya sea dentro del país o al extranjero.
Por su parte, el Gobierno de Zelenski ha suspendido a varios partidos políticos acusándoles de “vínculos” con Rusia. El presidente ucraniano redobla sus esfuerzos diplomáticos. Ha dado videoconferencias en EEUU, en Reino Unido, en Alemania, en Canadá, ante el Parlamento Europeo… Sin salir de Kiev y sin ponerse un traje.
Pero hay un vídeo de Zelenski que no es real. En él aparece ofreciendo su rendición ante Rusia. Hoy en el podcast hablamos de ese vídeo y de otros ejemplos de Deepfake, que hasta ahora eran recursos creativos, bromas pesadas o dramas personales, pero por primera vez nos asoman al abismo de los juegos de guerra. ¿Nos podemos fiar de lo que vemos?
España acaba de abandonar a los saharauis, un pueblo sobre el que tiene una responsabilidad histórica y al que protegen resoluciones internacionales. Es un palo simbólico y un giro duro de tragar para la izquierda española, siempre del lado de la causa del Sahara Occidental, una decisión geopolítica con la intención de contentar a Marruecos y mejorar las relaciones con el régimen de Mohamed VI.
Todo empieza el viernes con una sorpresa (sorpresa para los periodistas pero también para Unidas Podemos y para el PP, que no sabían nada): una carta de Pedro Sánchez al rey marroquí diciendo que apoya su modelo territorial para el Sahara Occidental, es decir, una “autonomía” dentro de Marruecos. Aunque Zapatero en 2008 se abrió a esa solución, la posición oficial española siempre ha sido, como han pedido las resoluciones de la ONU, la de la celebración de un referéndum de autodeterminación en el Sahara Occidental, invadido ilegalmente por Marruecos en 1975. Es aún más crudo que todo esto ocurra mientras apoyamos a Ucrania contra otra invasión actual. La historia la explica bien Andrés Gil aquí: la Marcha Verde ha llegado a Moncloa.
Seguramente todos los que hemos estado alguna vez en los campamentos de refugiados del Sahara estamos atónitos, aunque también te digo que aquella resistencia en mitad del desierto (a la que dedicamos hace poco un podcast), con generaciones de líderes, de políticos y de periodistas que decimos lo mismo cíclicamente desde hace décadas, tiene pinta de callejón sin salida desde hace tiempo.