El derbi canario no pasa de otro empate

Aitor Sanz salta sobre Jesé

José Miguel Galarza

Santa Cruz de Tenerife —

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El clásico del fútbol canario no pasó de otro empate que deja insatisfechos a todos. El CD Tenerife embocó la victoria con Vada, tan pronto como en el minuto 10, y Las Palmas supo aprovechar un mal escalonamiento local, antes del descanso, para defender la segunda jugada tras una falta en la que no perdonó Sergio Ruiz (41) después de un primer remate bloqueado por los defensores. Luego, la segunda parte repartió ocasiones —una clarísima de Mujica para los amarillos en el minuto 85— de un derbi sin público y poco nervio.

El 1-1 devuelve a la realidad de una temporada de grises a los dos equipos, que a once jornadas del cierre y con este resultado puede que hayan terminado de demostrar que no están para otra cosa que una permanencia tranquila y un final aseado, con la debida diligencia para que no sea uno de solteros contra casados. Este domingo, como en la cita de la primera vuelta, no mostró las virtudes que mejor distinguen a cada uno.

A un lado, el Tenerife se pareció poco al que le sacó en el invierno de problemas clasificatorios y anduvo entre la letalidad que exhibió para ponerse por delante en el único error grueso de la zaga amarilla —un balón que resolvió Vada, espléndido, para que se hiciera justicia a tanto merecimiento acumulado por el argentino— y la incapacidad para achicarle el campo, tras el entretiempo, a la Unión Deportiva.

Enfrente, el grupo de Mel demostró la misma irregularidad que en el balance del curso. Tanto se afloja en los balones a su área para conceder fallos con valor de gol, como se gusta en el toque corto cuando le dejan espacios en la línea de tres cuartos. Ahí tuvo ratos prometedores, después de que Sergio Ruiz le rescatara a tiempo, antes del descanso, pero no convirtió la ocasión más clara de todas, una volea al borde del área chica (m.85) que Mujica enganchó mal y se arrumbó al cielo.

El Tenerife cometió un pecado imperdonable cediendo la oportunidad que provocó el quinto tanto del curso de Sergio Ruiz. A cinco minutos del descanso, tenía el partido de cara para terminar de madurarlo luego de la pausa, pero regresó a su estilo: lento de piernas y largo en el escalonamiento, justo lo que más beneficiaba a los de Mel. Perdido el medio juego casi media hora, Las Palmas se metió a macerar la pelota en tres cuartos de cancha, muy adelantados Javi Castellano y Sergio Ruiz, bien arriba los laterales para buscar las caídas de Araujo y Jesé. Y cuando no, siendo más rápido en las contras frente a un rival que sufrió demasiado en una suerte que venía controlando en los últimos meses. A la vista, un ejercicio visualmente efectista. En la producción ofensiva, otra noche estéril esta del clásico.

A fuerza de fútbol directo y aprovechando el agujero que abrió en el flanco de Moore el cambio por lesión del otro Castellano, el Tenerife acabó por recuperar las llegadas al área y trató, sin éxito, de sacar algo con la entrada de Shashoua. Tan espeso como el resto, el inglés se perdió entre un requiebro y otro, en medio de un arrebato de voluntarismo de los locales, que también padecieron la falta de acierto de Fran Sol cuando remató de cabeza, demasiado cruzado, el mejor balón al área local (m.75) que le sirvió Suso. Al capitán le quedará el consuelo de elevarse en solitario al podio de los derbis disputados en Liga desde el lejano 1953. Nada más.

No dieron para otra cosa los movimientos de fichas de Ramis. Valera no tuvo una sola opción para reclamarse, Apeh le puso voluntad —siempre le pone voluntad Apeh a falta de otros méritos— y Sergio González sustituyó a Folch, de más a menos el medio catalán: de asistir a Vada en el 1-0 y de peinar de tacón un balón de córner que salvó Dani Castellano ante Sipcic, a la misma grisura que el resto del equipo en la segunda parte.

Las Palmas pudo hacer más, pero, al cabo, lo mejor que hizo —además de la propuesta de fútbol combinativo que tanto se agradece— fue no meter la pata para mantener al menos un punto. Parece poco, pero es mucho en una temporada en la que tanto ha perdido siendo blanda en su área o volviendo tarde en las contras. Hoy las vueltas fueron suyas —hasta que le quitaron la mejor por una ventaja no concedida por el árbitro—, pero compartió la falta de pólvora con el Tenerife en un derbi frío y sin público del que nadie hablará cuando ya no estemos.

(1) CD TENERIFE: Dani Hernández; Moore, Carlos Ruiz, Sipcic, Álex Muñoz; Nono (Suso, m.66), Aitor Sanz, Folch (Sergio González, m.83), Vada (Shashoua, m.57); Zarfino (Apeh, m.57) y Fran Sol (Valera, m.83).

(1) UD LAS PALMAS: Álvaro Valles; Álvaro Lemos, Álex Suárez, Eric Curbelo, Dani Castellano (Jonathan Silva, m.63); Rober (Maikel Mesa, m.76), Sergio Ruiz, Javi Castellano, Pejiño (Óscar Clemente, m.67); Araujo y Jesé (Rafa Mujica, m.76).

ÁRBITRO: Luis Mario Milla Alvéndiz (Comité andaluz). Amonestó a Vada (m.19), Suso (m.84), Sipcic (m.89) y Carlos Ruiz (m.90+6) y al visitante Pejiño (m.43).

GOLES: 1-0, Vada (m.10). 1-1, Sergio Ruiz (m.41).

INCIDENCIAS: Partido de la 31ª jornada de LaLiga SmartBank 20-21, jugado a puerta cerrada en el estadio Heliodoro Rodríguez López.  

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