Una lluvia de goles y palos diluye al Burgos y coloca tercero al Tenerife

Shashoua celebra con Carlos Ruiz su gol al Burgos

José Miguel Galarza

Santa Cruz de Tenerife —
1 de noviembre de 2021 22:30 h

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Cuatro goles, tres pelotas a los palos y una sucesión de caídas en el área rival dejando la puerta a cero. El balance del CD Tenerife en su cita en el Día de Todos los Santos no pudo ser mejor. Se regaló un festín de aciertos y semi aciertos y un dominio del medio juego que diluyó a un Burgos lejos de su mejor nivel, menos por lo que dejó de hacer y más porque se encontró enfrente a un equipo letal en el último pase y la definición y sobrado de capacidad para llegar por los flancos –y por dentro– para encontrar remates limpios de sus atacantes.

El 4-0 de este lunes acercó a un Heliodoro entregado a los cánticos y acabó recuperando la ola en el graderío la mejor versión, hasta ahora, del grupo de Ramis. Casi perfecto en las coberturas, sin bajar de nivel con los cambios, el Tenerife vivió primero de la prisa de Mollejo para redimirse, con éxito, de su expulsión ante el Eibar, luego del talento de Shashoua y siempre de la aplicación grupal. Nadie desafinó y todos contribuyeron en la mejor respuesta que puede esperar un entrenador de su equipo.

El Burgos solo tuvo arrestos para amagar en los pocos minutos de tanteo en lo que se aparecía Mollejo –en su rol de pelearlas todas y pelearse con todos–, pillo para sacar petróleo de un balón que puso en el área a la corta Mellot, dividido entre el portero y Grego Sierra, y aprovechó el extremo blanquiazul para meter el pie lo justo. Ya había avisado Álex Muñoz con el primero de sus zapatazos, pero el remate de Mollejo fue el primer golpe en la mandíbula del Burgos, que ya anduvo después noqueado y sin capacidad de pegada.

El gol sentó las madres del Tenerife y dio a paso al partido que mejor le venía. Ausente Saúl Berjón –salvo un centro que puso y cazó mal de cabeza Guillermo (m.8) en la única clara de los suyos–, quedó toda la dinamita del grupo de Julián Calero en lo que pudiera imaginarse Pablo Valcarce, su único jugador distinto, esta tarde sin socios con los que armarla y sin una mala carrera para presentarse en el área. Así, el Burgos quedó a lo que quiso el Tenerife, encimando cuando le llegaba a Pablo Valcarce, llevándose las pelotas divididas y anticipando, cómodo para superar a los medios visitantes.

Lo que quiso el Tenerife fue una resolución por la vía rápida. Primero con una acción eléctrica en el área y un tiro con rosca de Bermejo (m.34) que solo rechazó el larguero. Y ya anocheciendo el primer acto, con la segunda aparición lustrosa de Lord Shashoua –en el 32 un golpeo raso de izquierda que acertó a desviar Herrero–, sentenciando otra vuelta acelerada de los locales –conducción de Elady por la calle del ocho, apertura a la banda de Mollejo y remate del primero al poste–, definiendo como le llegaba con la pierna que parece la mala, pero es como la buena.

Con la continuación por resolverse, quedó por ver otra acometida de un equipo insaciable, antes buscando un tercer gol que llevara a la lona al Burgos y luego el cuarto pedido por la grada para superar en la tabla a la Unión Deportiva. Por partes. El 3-0 se lo quedó Álex Bermejo haciendo buena la capacidad del Tenerife para jugar a la contra, tras una recuperación de Elady en la zona de tres cuartos del Burgos, un pase al espacio del extremo, una carrera de cuarenta metros y un remate casi imposible tras trastabillarse en el regate definitivo.

Definitivamente desatado, el Tenerife se aplicó a encontrar un 4-0 que le pusiera tercero y por encima de los amarillos. Y lo hizo de la mejor manera posible. Por la estética de Lord Shashoua –cuando imagina pases a la espalda de la zaga para dejar medio gol servido al que remata– y por el receptor de la asistencia del inglés, un Enric Gallego que celebró su reenganche a la actividad con un tiro a bocajarro e inapelable. El empacho pudo ser repóquer de no encontrarse antes el larguero (m.74) otro de esos disparos violentos de Álex Muñoz, que en días como estos cabalga desatado por su banda mientras apunta con el revólver para liarla desde treinta metros.

No hubo manita porque había una madera envidiosa de la pegada de Álex Muñoz y un equipo que renunció a hacer aún más daño tras completar el examen más pulcro en lo que va de campeonato. Ya se sabe que esta es una Liga inacabable que reserva para casi todos días de vino y rosas, pero no avisa de los inviernos de puntos que ensombrecen los méritos acumulados. Cumplidos dos meses y medio de trayecto, cuesta admitir que el Tenerife esté por vivir crisis de tres o más derrotas seguidas. Cada vez que cayó dos veces, volvió a levantarse para reclamarse como lo que parece ser hasta ahora: una suma de calidades notables, un par de jugadores distintos y un empeño asombroso por llevar la contraria a cualquier agorero.

(4) CD TENERIFE: Soriano; Mellot, Carlos Ruiz, José León, Álex Muñoz; Mollejo, Aitor Sanz (Míchel Herrero, m.61), Álex Corredera (Sergio González, m.72), Bermejo (Rubén Díez, m.61); Shashoua (Ethyan, m.83) y Elady (Enric Gallego, m.72).

(0) BURGOS CF: Alfonso Herrero; Álvaro Rodríguez, Aitor Córdoba, Elguezabal (Ernesto Gómez, m.72), Grego Sierra, Matos; Pablo Valcarce (Eneko Undabarrena, m.72), Miguel Muñoz (Riki, m.61), Andy (Raúl Navarro, m.61), Saúl Berjón; y Guillermo (Álex Alegría, m.61).

GOLES: 1-0. Mollejo (m.5). 2-0. Shashoua (m.41). 3-0. Bermejo (m.54). 4-0. Enric Gallego (m.81).

ÁRBITRO: José Antonio López Toca (Comité cántabro). Amonestó a Bermejo (m.53), Álex Muñoz (m.71) y Carlos Ruiz (m.90+2) y al visitante Grego Sierra (m.26).

INCIDENCIAS: Partido de la 13ª jornada de LaLiga SmartBank 21-22, jugado en el Estadio Heliodoro Rodríguez López. 12.163 espectadores.

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