Los secundarios despiertan al Heliodoro y reviven al Tenerife

Teto, Ángel y Corredera celebran el segundo gol del Tenerife

José Miguel Galarza

Santa Cruz de Tenerife —

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El día que cumplió 3.400 partidos oficiales, los actores secundarios se hicieron con el guion del último acto para salvar al Tenerife de otra decepción y darle media permanencia. Ganó al Eibar, cuando se admitía el mal menor del empate, por empuje: el de Teto para hacerse con un balón cerca de la línea de puerta y convertirlo en asistencia y el de Ángel, un remate de nueve imposible para el portero.

Este 2-1 balsámico, bofetada sin mano de los no habituales, despertó, de paso, a la parroquia. Comiéndose en silencio toda la decepción acumulada, lo de Teto y Ángel desperezó al Heliodoro. Se soltaron los nervios, se olvidó por un rato el cabreo margullado y así, por fin, vivió el Estadio uno de esos finales épicos –once minutos inesperados de prolongación– que tanto lucen al fútbol a falta de mejor argumento.

Había golpeado antes y pronto el Tenerife con la acción más lúcida de Waldo –incansable mientras le dio el cuerpo, más voluntarioso que letal– sirviendo un caramelo en el área para una resolución espléndida de Roberto López y su remate a la escuadra de Luca Zidane. El gol pudo quitar presión, pero no evitó la reacción armera. Tiene tanta facilidad el Eibar para caer al área y generar remates que era lo mínimo esperable.

Garitano volvió a mover fichas sin levantar el castigo a Sipcic. Tiró de Sergio y Löic como centrales y movió al flanco izquierdo a José León. Pero el Tenerife jugó sin lateral en la siniestra y solo proyectó a Mellot. En el lado contrario, se apropió Waldo de toda la banda, volvió por fin Aitor Sanz –a una cita de subirse al tercer escalón de alineaciones que ocupa Felipe Miñambres– para emparejarse con Corredera e intercambiaron sus posiciones Roberto López (de siete) y Luismi Cruz (de diez).

La desubicación de los dos jugadores más imaginativos no trajo mayor beneficio para el Tenerife. Ya pasó otras veces, aunque hoy el orden natural del fútbol respondió con una paradoja a la decisión de Garitano. A la que Luismi se imantó arrimado a la sombra de Tribuna y Roberto cayó por los medios, le nació al Tenerife un cambio orientado al tendido de sol. Por ahí se arrancó Waldo con un recorte hacia dentro y un pasecito a Roberto para un remate de primeras, girándose, al palo largo de Luca. Un gol, brillante, contra las ocurrencias.

El 1-0 activó al Eibar antes de tiempo. Había arrancado con el punto de contemplación del que se sabe capaz de armar un lío en nada y así fue cuando lo de Roberto le trajo a la realidad de esta Segunda en la que –a un partido– cualquiera puede igualarse a los de arriba. Obligado a buscar el gol, se hizo con el medio juego y le amanecieron las ocasiones.

Juegan los de Etxeberria con la suma del talento y las situaciones mil veces entrenadas. Cuando ataca de frente, los medios juegan verticales, los laterales corren desaforados para desdoblar (Tejero) o para conducir (Cristian Gutiérrez), los interiores se asocian para el toque en corto y en dos pases coloca a más futbolistas por delante del balón que por detrás. Así, el remate pifiado de Tejero (m.22), una definición impropia para el ejercicio coral anterior tras el servicio de este Stoichkov, que tanto reparte como acaba.

El mismo Stoichkov vino a solucionar el asunto. Andando cerquita el descanso, la puso desde una esquina prolongada a la caída de José Corpas, al que le bastó que León le perdiera la espalda medio segundo para empalmar una volea rasa que pilló a Soriano donde Maikel Mesa una semana antes.

Las tablas y el comienzo acelerado del Eibar a la vuelta del descanso resituaron al Tenerife en la vida cotidiana de este año. Etxebe aprovechó la sustitución obligada de Nolaskoain para relevar a León por Jon Bautista en lo que el calentamiento de los reservas caseros seguía la rutina de extenderse, cuando menos, hasta el primer cuarto de hora. Entre una cosa y otra tuvo un rato el Eibar para matar el partido: un remate inverosímil de Bautista (m.53), otro más violento de Soriano (m.55) que repelió bien su homónimo y el venenoso –en su estilo cuando lo arma encimado– de Stoichkov (m.58) para una mano soberbia de Soriano.

La entrada en escena de Ángel no arregló el atasco. El Tenerife se asustó admitiendo que hasta negociar el 1-1 podía ser una obra imposible y no encontró otra cosa que la entrega. Ya sin Luismi Cruz, cerca del agotamiento sus extremos, la entrada de Teto abrió la ventana al fresco. El chico pudo parecer opacado tapando aquí y allá, pero el gol que comenzó a gestarle a Ángel vino de la fe de una recuperación que mutó llevándosela al pie hasta la línea de puerta. El resto, muchísimo, la resolución de delantero brillante del lagunero. Un gol para desnudar al emperador. Digamos también que un gol de Tenerife para amansar las aguas del Tenerife a la busca de un final de temporada digno.

(2) CD TENERIFE: Soriano, Mellot, Sergio González (José Amo, m.85), Loïc, José León; Roberto López (Aitor Buñuel, m.85), Alex Corredera, Aitor Sanz, Waldo (Álvaro Romero, m.85); Luismi Cruz (Ángel, m.61) y Enric Gallego (Teto, m.79).

(1) SD EIBAR: Luca Zidane; Tejero, Venancio (Sergio Álvarez, m.94), Arbilla, Cristian Gutiérrez; Peru Nolaskoain (Vencedor, m.50), Matheus (Qasmi, m.94); José Corpas (Aketxe, m.69), Mario Soriano, Stoichkov y Sergio León (Jon Bautista, m.50).

GOLES: 1-0, m.11: Roberto López. 1-1, m.42: Corpas. 2-1, m.87: Ángel.

ÁRBITRO: Alejandro Quintero González (Comité Andaluz). Amonestó a Enric Gallego (m.42), Loïc (m.76), Teto (m.84) y Amo (m.89), y a los visitantes Jon Bautista (m.60) y Vencedor (m.90).

INCIDENCIAS: Partido de la trigésima cuarta jornada de LaLiga Hypermotion (Segunda División) disputado en el Estadio Heliodoro Rodríguez López ante 15.170 espectadores.

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