El Tenerife sufre al árbitro, se apaga, empata y acaba goleado

Carlos Ruiz celebra su gol

José Miguel Galarza

Santa Cruz de Tenerife —

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El Tenerife sufrió la primera goleada del curso en un partido disparatado desde el minuto 1, cuando una falta por juego peligroso de Pomares —una amarilla sin tirar del histerismo— fue interpretada como roja por Ais Reig, que pudo imaginar que se habían citado dos bandas callejeras para ajustarse las cuentas y quiso evitar la sangre a cualquier precio. Se apagó el Tenerife con la roja, cedió dos goles en tres minutos, igualó en el 66 y a la vuelta del tanto de Carlos Ruiz, permitió el 3-2 y, de postre amargo, un cuarto tanto del Oviedo. Todo vuelve a quedar en cuestión en el grupo de Ramis, que pide a gritos un once estable y un par de jugadores distintos. O las dos cosas.

El error del árbitro, más grosero para el tinerfeñismo si se recuerda que la entrada que lesionó hace casi un año a Borja Lasso no mereció más que una amarilla, condiciona cualquier partido. Y en el estado que vive el Tenerife, provocó lo esperable.  A falta de un argentino —en el banquillo— o un uruguayo —lesionado— que fueran ensuciando el escenario, no tuvo ni una protesta airada del grupo, ni la demora de Pomares en salir para parar el partido mientras calentaba un recambio obligado, ni la sustitución rápida para recomponer el equipo, ni —lo peor— una subida de adrenalina para tensarse en la adversidad.

En tres minutos, el Tenerife ya andaba 2-0. Dos zarpazos de Blanco Leschuk, primero un remate de cabeza ganando el salto y, luego, un tiro a bocajarro. Los dos con Dani vencido, los dos tras una insólita disposición defensiva para atacar las llegadas del Oviedo por los flancos. Para cuando entró Álex Muñoz para arreglar la banda izquierda, ya se había originado el primero por su lado. El otro llegó por la zona de Moore, un jugador esta noche especialmente amable con Mossa y Borja Sánchez.

A las ocho y ocho, el partido ya estaba deprimido para uno y franco para el otro. El cambio de Ramis sentó a Joselu, dejó a Sol para el imposible de cazar un despeje con el que imaginar algo y al Tenerife juntito en dos líneas, incapaz de encimar e incapaz de meter el pie, resignado a que el balón cayera ante Juanjo Nieto o Borja Sánchez para que de las bandas volviera una y otra vez al área.

Pero se gustó el equipo de Ciganda lo suficiente para dormirse en una segunda jugada del Tenerife que despertó la esperanza. Enganchó de bote pronto Nono un pase al área y apareció en el palo largo la cabeza de Bermejo para colocar el 2-1. Fue la única contribución de nota del extremo, que acabaría rompiéndose de nuevo en la segunda parte.

El gol no cambió la efectividad de los blanquiazules, otra vez blandos, renunciando a encimar, y concediendo una llegada tras otra del Oviedo. Tuvo el 3-1 Sangalli con una volea venenosa (m.22), después Javi Mier (m.27) y otra vez Sangalli cerca de la pausa (m.40). Contemplativos los locales, acabarían por reanimar al Tenerife tras el entretiempo.

A cuatro citas para completar la primera vuelta, el balance tras este viernes es desolador. Sin mecanismos, sin espíritu que no sea el de Carlos Ruiz o Aitor Sanz, sin jugadores 'diferentes' salvo Sol y sin equipo titular definido

Marcaron los hombres el punto de inflexión del partido. Con veinte minutos de continuación jugados, tiró Aitor Sanz una falta lateral al área, prolongó Fran Sol con un salto espléndido de cabeza y aparecieron la casta y la testa de Carlos Ruiz para empatar el partido. Recurrió el árbitro al VAR, confirmó que no hubo fuera de juego y quedó fijado durante un minuto el 2-2.

Lo que tardó Nieto en volver a prepararse, en la siguiente jugada, el enésimo balón lateral al área que trató de cazar Blanco Leschuk —arrastrando a los dos centrales, a ver si entre ambos podían con él—, mientras habilitaba el remate de Rodri, gentilmente permitido por Moore, que no optó, como tantas veces hoy, por ir a la pugna con el delantero.

Con un cuarto de hora por delante, diez minutos después del 3-2, Ramis metió a los canteranos, para adelantar a Aitor Sanz y Javi Alonso con Folch cerrando la línea de medios, y dejando a Apeh y Jorge Padilla para la pelea arriba. El movimiento de piezas —que también llevaría al banco a un Alberto en su peor versión para rehabilitar a Sipcic— dio un poco de presencia al Tenerife, Moore se decidió en el 73 a rozarse con un rival y tras el segundo cuerpeo provocó un error que acabó en córner para los suyos. Y nada más que no fuera el 4-2 de Borja Sánchez, hiriente e innecesario.

El Tenerife acabó como había empezado: desnortado. A cuatro citas para completar la primera vuelta, el balance tras este viernes es desolador. Sin mecanismos, sin espíritu que no sea el de Carlos Ruiz o Aitor Sanz, sin jugadores diferentes salvo Sol y sin equipo titular definido, las mal llamadas rotaciones —antes de Fernández, ahora de Ramis— ni generan beneficio, ni llaman a la esperanza. Solo le queda pescar con éxito en el mercado de enero mientras la Liga no encarezca una permanencia inesperadamente baratísima.

(4) REAL OVIEDO: Joan Femenías; Juanjo, Arribas, Christian Fernández, Mossa (Lucas, m.90+2); Sangalli, Javi Mier (Jimmy, m. 90+2), Edgar, Borja Sánchez; Gustavo Blanco (Riki, m.85) y Obeng (Rodri, m.66).

(2) CD TENERIFE: Dani Hernández; Moore, Carlos Ruiz, Alberto (Sipcic, m.77), Pomares; Nono (Apeh, m.61), Aitor Sanz, Ramón Folch, Bermejo (Javi Alonso, m.61); Joselu (Álex Muñoz, m.8) y Fran Sol (Jorge Padilla, m.77).

ÁRBITRO: Saúl Ais Reig (Comité valenciano). Expulsó a Pomares (m.1). Amonestó al local Javi Mier (m.63) y al visitante Aitor Sanz (m.55).

GOLES: 1-0, Gustavo Blanco (m.5). 2-0, Gustavo Blanco (m.8). 2-1, Bermejo (m.16). 2-2, Carlos Ruiz (m.64). 3-2, Rodri (m.67). 4-2, Borja Sánchez (m.79).

INCIDENCIAS: Partido de la 18ª jornada de LaLiga SmartBank 20-21, jugado a puerta cerrada en el estadio Carlos Tartiere.

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