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Lanzarote Premium

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¿Sabes ese refrán que dice “aunque la mona se vista de seda mona se queda”? Pues a eso suena el último invento de los cachorros de la mesa camilla llamado Lanzarote Premium.

Lo de la mesa camilla es tan viejo como el refrán. Hay quien siempre ha querido gobernar la isla desde el pequeño círculo de una mesa camilla, hay quien la financia, hay quien se emborracha de ego en ella, quien lleva la promoción mediática e incluso hay quien sigue creyendo que la isla se dirige desde ese pequeño espacio físico, pero con gran acumulación de ego, poder y riqueza.

La mesa camilla tiene mucho de endogámica. Esta isla reproduce inevitablemente lazos generacionales tan fuertes como la sangre. Ese amigo con el que acudiste a las peleas de gallos con pantalones cortos, es el mismo con el que disfrutaste de los primeros guateques, con el que compartiste novia antes de sentar la cabeza, casarte, tener hijos y prosperar. Esos hijos se reunieron alrededor de la misma mesa para volver a compartir partidos de fútbol, y después partidas de envite, repitiendo hasta la saciedad los mismos chistes, las mismas anécdotas que oyeron a sus padres y el mismo whisky hasta la senectud. Mi abuela Lola decía: “al hijo de tu vecino suénale el moco y cásalo con tu hija”.

Alrededor de esa mesa camilla se reúnen estos prohombres con el vaso de alcohol en la mano y el pecho henchido de orgullo patrio. Deliberan sobre el porvenir de la isla que viene a ser el porvenir de sus familias y sus negocios, lo público se difumina en mérito de lo privado. Estos señores se ponen muy serios cuando se trata de hacer crecer sus fortunas, y toman decisiones tales como qué modelo turístico promocionar, qué líder o lideresa apoyar, qué agrupación empresarial manipular, qué funcionario ascender, qué medio de comunicación financiar...

Se trata de “gobernar la isla desde la mesa camilla”, cito literalmente. El nuevo juguetito de los cachorros de la mesa camilla es esto que han llamado Lanzarote Premium, y que promociona el Cabildo a bombo y platillo, sin escatimar en dinero público.

A esto siempre se le ha llamado subvención de la industria turística, ya saben, inversión- pública, beneficios-privados, pérdidas públicas. Ahora le llaman colaboración público- privada. Da igual el sello que le pongan, la seda con que vistas a la mona la seguimos pagando con dinero público, pero la mona sigue quedando igual de ridícula. Casi que prefiero el sello Biosphere, era igual de vacío y estúpido, pero ya habíamos superado el ridículo. Es la política de promoción turística, ese íntimo nexo entre el político, el empresario y la financiación del partido.

Les recomiendo que consulten la página de Lanzarote Premium, Corporativa de Turismo de Lanzarote https://corporativa.turismolanzarote.com/lanzarote-premium/ y naveguen por su página web porque no saldrán de su asombro, dan ganas de llorar. Se trata de un compendio de textos vacíos de contenido, un copia-y-pega generalista y simplón, sin orden ni concierto, cuya identificación con la cultura territorial de la isla es pura ciencia ficción, y que denota una carencia de identidad pasmosa. Es el ejemplo más evidente del complejo de inferioridad del poblado. De los nueve objetivos, ocho son la promoción turística explicada de diferentes formas y descritas con diferentes palabras, pero pura y dura promoción turística, pagada con dinero público. El noveno se titula “Actividades dirigidas a mejorar la imagen y embellecimiento del paisaje de Lanzarote.”. Juzguen ustedes mismos, puro decorado de cartón piedra.

Es lógico preguntarse cuándo se decidió renunciar a defender la singularidad de la isla, quién optó por el escaparate en detrimento del contenido, cuándo se apropiaron del relato de la defensa del territorio y lo hurtaron a la sociedad, quienes decidieron qué y porqué, y sobre todo ¿se consultó este desvarío? ¿se sometió a la opinión pública?¿ se explicó a la ciudadanía? ¿se crearon mesas de debate?¿por qué no se contó con la población antes de robarnos las carteras?. A la mesa camilla la sociedad les sobra, les basta poner la palabra sostenibilidad junto a una fotografía de puertos deportivos o empresas de

aviación. Este es el nivel, el del ecohotel, ecoavión, ecomamadera..

Ni un solo estudio sobre la calidad del turismo que está llegando, ni un solo dato sobre el futuro de la principal industria de Canarias, ni un solo índice sobre alternativas económicas, ni una referencia a la desclasificación de camas turísticas. Todo promoción turística con dinero público. Nada sobre capacidad de carga, nada sobre el nuevo paradigma económico mundial, nada sobre la crisis energética, nada sobre cambio climático, nada sobre la pobreza, nada sobre los paraísos fiscales, nada sobre corrupción, nada sobre la explotación del territorio con fines puramente privados y propagandísticos, nada sobre daños ambientales. Nada sobre el coste económico y social de una industria que agoniza, ni sobre la huella ecológica de aquellos a los que nuestros representantes públicos han decidido entregar la planificación de la isla.

Nada sobre soberanía alimentaria, todo sobre ferias de la tapa. Nada sobre consumo energético, todo sobre compañías aéreas y cruceros. Nada sobre protección de los espacios naturales, todo sobre film commission. Nada sobre biodiversidad, todo sobre pruebas deportivas potencialmente agresivas con el medio. Botellones institucionales organizados en espacios naturales, todo muy educativo y coherente con la cultura del territorio de la isla. Nada sobre transparencia en las cuentas públicas, todo sobre las ventajas privadas. Ni una sola previsión de futuro, todo venta de humo.

Los efectos en la isla de esta nueva ocurrencia están por ver. Hasta ahora, esa forma de relacionarse con el poder ha dado resultados muy efímeros, pero mucha resaca. El desastre territorial ya se atisba. La costa ya se la comieron en los años 90, pero esto que llaman turismo rural amenaza seriamente el centro y norte de la isla. Los espacios naturales están más en riesgo que nunca, no se concibe la limitación de usos, pues ese turismo rural no quiere ni por asomo hospedarse en los macro hoteles ilegales, prefieren casas de turismo rural, aisladas, rodeadas de silencio y naturaleza, justo lo que van devorar estos crápulas del poder y del dinero que gobiernan la isla desde la mesa camilla.

Se ha dado por sentado que las pruebas deportivas se organizan en los espacios más sensibles. Si es más divertido correr por el Parque Natural de Chinijo, del Vocán de la Corona o de los Ajaches ¿por qué vamos a organizar la prueba en las avenidas, calles, carreteras o núcleos urbanos?. Se promociona públicamente que el votante asista a un concierto masivo y se coja la gran borrachera en La Geria, en lugar de en los espacios habilitados para ello. No está el partido para enfrentarse a los electores, y mucho menos para educarlos. La naturaleza, de cuya preservación vivimos, al servicio de la diversión.

Es la política del yo, aquí y ahora.

Este nuevo turismo premium se va a construir sobre nuevo suelo, profanarán el territorio y lo harán en nombre de un legado que se hizo grande y universal defendiéndolo. Por mucho que se les llene la boca, no son permeables al relato. Algún asesor debería recomendarles que es mejor optar por el silencio para que el cinismo no se les salga por la nariz. Cada vez que se refieren a nuestra cultura del territorio, no hacen más que banalizarla.

La primera institución ha perdido ya tres años. En el tiempo de legislatura que queda ya sabemos que no tienen ninguna previsión de futuro, no se va a redactar un nuevo PIOT que pudiera incluir mecanismos para recuperar el espacio ya degradado, no se va a redactar un solo instrumento de ordenación que recupere los territorios explotados, no se van a esponjar las tramas turísticas agotadas. ¿No les hemos elegido para que planifiquen y lideren? ¿en qué momento les votamos para que delegaran sus competencias en los empresarios premium? El Cabildo Insular debería haberse preparado para enfrentar el nuevo paradigma mundial sobre criterios de reducción y recuperación, no de nueva invasión, pero han claudicado en la planificación de políticas públicas que defiendan el interés general en beneficio de intereses partidistas y empresariales.

La mesa camilla nunca podrá entender los nuevos retos, pues tendrían que levantar las cabezas para ver más allá de sus ombligos. Y esto, en el poblado, no está bien visto. Cada vez que se hable de la marca premium, la mediocridad seguirá extendiéndose como mancha de aceite sobre el territorio insular. Premium en contaminación, premium en uso de energía derivada del petróleo, premium en el abuso de los recursos naturales, premium en residuos, premium en cinismo, premium en vulgaridad.

Un lavado premium.

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