Dicen los mentideros de la corte que la marquesa de Déniz y el vizconde de Ruano, advertidos de la necesidad de ahorro en materia de Justicia, e incapaces de suprimir gastos domésticos de enjundia, como Policía autonómica, dobles sedes, coches oficiales y teléfonos móviles gratis total a la mitad del estamento justiciero, han optado como es tradicional en gentes de su alcurnia por el chocolate del loro. Los trabajadores de la Administración de Justicia de Canarias han recibido entre sorprendidos y alborotados, paso previo al punto justito de indignación, las medidas de ahorro comunicadas por la Dirección General de Justicia. Recomendaciones como utilizar el pulsador de media carga de la cisterna, según de quien provengan (las instrucciones, se entiende), causan reacciones diversas. Los más cumplidores -que los hay- usarán los baños de su casa, ya que las medidas de ahorro les impiden acceder a los edificios judiciales para trabajar por la tarde, y evitar que enciendan luces, salvo permiso expreso del juez, el secretario o el fiscal jefe. Si al edificio de Granadera Canaria, que ya trae de serie los calabozos en su parte inferior, el soniquete de grilletes, y algún burro volando, le añadimos la posibilidad de encontrarse al caer la tarde con un togado portando palmatoria y vela, deberían avisar a los cardiópatas, como en la feria, o, ya puestos, cobrar entrada.