No deja de producir noticias de modo casi diario la masonería canaria. Unas veces por los intentos de algunos de tratar de aparentar más de lo que son, cuando no por los intentos de otros de conseguir la desaparición de la dichosa bola negra que los mismos que les apadrinan meten en el saco. Hoy les podemos hablar de noticias gratificantes para la masonería. Nos referimos a la Gran Logia de Canarias, que ha estado representada por un alto dignatario en la delegación del Supremo Consejo de España del Grado 33 del Rito Escocés Antiguo y Aceptado (rito histórico de la masonería canaria, pues las logias isleñas anteriores a 1936 pertenecían a ese rito) en la Convención de Supremos Consejos del Mundo celebrada este fin de semana en Casablanca, Marruecos. No entiende de pulsos diplomáticos decorados con perejil (rico, rico) la masonería, porque aprovechando la estancia en Marruecos, los masones han estrechado lazos con las grandes logias de la Unión Masónica de Europa, a la que pertenece la obediencia canaria, para preparar una reunión de las mismas características en los países africanos a propuesta de la Gran Logia de Canarias. Para el que no lo sepa, tiramos de servicio de documentación: la Gran Logia de Canarias se fundó en 1922 con logias en La Palma, Tenerife y Gran Canaria. Refundada en 1976, tras los nubarrones, a esas islas se añadieron talleres en Lanzarote y Fuerteventura. Esta obediencia fue la organizadora de la III Convención de la Confederación de Grandes Logias Unidas de Europa, celebrada el pasado mayo en Las Palmas de Gran Canaria y en Santa Cruz de Tenerife. De ello informamos y ofrecimos una entrevista con el presidente de la confederación, el catedrático francés Jean Claude Bousquet. “Un hito histórico para la masonería canaria” (no la entrevista, sino la convención), en palabras del catedrático de Historia Contemporánea Manuel de Paz Sánchez, pues fue la primera vez que la única obediencia canaria que ha existido obtenía el reconocimiento internacional de otras potencias masónicas. Para que vean.