Una amable lectora nos pidió hace un par de meses que nos pusiéramos a controlar la adjudicación de determinados servicios relacionados con el Instituto de Asistencia Social y Sociosanitaria del Cabildo grancanario porque, según los datos que manejaba, la cosa iba de gran movida. Y nos pusimos, claro, que ya saben ustedes cómo nos gustan esas cosas. Indagamos e indagamos y esperamos a las adjudicaciones. Este martes se produjeron dos, las de los centros de atención para disminuidos psíquicos (CAMP) de Guía y San Bartolomé, y por lo que hemos podido concluir, la adjudicación ha sido normal, lo que ya tiene mérito. Han recaído los contratos en la UTE Balesa-Vanyera, una de las seis empresas que concurrían. Pero hubo suspicacias, las levantadas por el tiempo que transcurrió entre que el informe de los técnicos aconsejando la adjudicación a la UTE ganadora entró en el despacho del jefe del servicio y lo que tardó en salir. Nada grave si se tiene en cuenta que en el centro social de Nuestra Señora de Fátima, gestionado por otra empresa concursante, trabaja la hija de un importante cargo con mando en el IASS y en la Consejería de Asuntos Sociales. No es por sembrar duda y zozobra, es que hubo unas presiones del quince.