El cambio climático en Canarias: pérdidas de cuatro millones de euros al año y desplazamiento forzado de 5.000 personas

Casas en la costa de Ojos de Garza (Gran Canaria), uno de los puntos en alto riesgo por el cambio climático

Natalia G. Vargas

Santa Cruz de Tenerife —

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En menos de 80 años, más de 5.000 personas en Canarias tendrán que dejar sus hogares si se cumplen los planes que el cambio climático tiene para las Islas.  En el Archipiélago, hay 47 puntos de alto riesgo por la emergencia climática. En 2100, las familias que tengan sus viviendas en estas zonas tendrán que ser reubicadas en otros barrios de interior como consecuencia de las inundaciones y de la erosión de las costas. Esta es una de las conclusiones del Informe Resumen 2017-2021 de Evaluación del riesgo frente al cambio climático en las costas de Canarias, dirigido y ejecutado por la empresa Cartográfica de Canarias S.A. (Grafcan). 

De los 47 puntos calientes, uno está en La Graciosa, nueve en Lanzarote, doce en Fuerteventura, siete en Gran Canaria, diez en Tenerife, cinco en La Palma, dos en La Gomera y uno en El Hierro. El Parque Natural de las Dunas de Corralejo en Fuerteventura, Garachico (Tenerife), Maspalomas (Gran Canaria), Caleta de Sebo (La Graciosa) o la playa de Famara de Lanzarote son algunas de las costas que corren peligro. 

En total, al menos 140 kilómetros de litoral están en grave riesgo por las inundaciones.  “Hay dos tipos de inundación que se pueden producir en la costa. La primera, una de carácter permanente derivada del aumento del nivel del mar. La segunda, las que están asociadas a temporales, como las que se producen en Garachico”, explica el geógrafo y coordinador del informe, Gustavo Herrera de Lamo. Como consecuencia, las afecciones amenazan a núcleos de población, hábitats naturales, infraestructuras de transportes o de abastecimiento energético, sectores productivos y patrimonio cultural. 

Varios son los factores que convierten a la comunidad autónoma en un territorio especialmente vulnerable ante el cambio climático. El primero de ellos es su pequeño tamaño y su fragmentación. Las Islas cuentan con recursos limitados y, por tanto, se topan con dificultades para recuperar los recursos perdidos. Por otra parte, de toda la región macaronésica, Canarias es la que cuenta con una mayor densidad demográfica. En tercer lugar, las perturbaciones ambientales amenazan la riqueza del Archipiélago en especies endémicas. 

Adiós a 148 playas

La dependencia del turismo masivo también condena a la comunidad autónoma. El informe publicado por el Gobierno de Canarias establece que las Islas mantienen “una elevada especialización económica en el sector turístico, con un bajo grado de diversificación sectorial”. Esto conduce a una situación de “dependencia y vulnerabilidad frente a las perturbaciones de índole política, económica y ambiental”. 

En marzo de 2022, según las cifras del Instituto Canario de Estadística (ISTAC), Canarias recibió 1.253.686 turistas. La apuesta por el modelo turístico de masas ha abocado a las Islas a un “callejón sin salida”. Por un lado, el desarrollo de esta actividad económica pone a la región en una situación de peligro frente al calentamiento global. Al mismo tiempo, serán las consecuencias del propio cambio climático las que golpeen al sector. En 2050, desaparecerán 148 playas. En 2100, la emergencia acabará con el 45,2% de este tipo de superficies. En este escenario, “las pérdidas serán de 4.250.910 euros anuales'', reza el estudio. 

“Los turistas vienen a Canarias por su primavera eterna, pero no va a ser tan eterna porque el aumento de las temperaturas va a provocar que no sea una zona tan agradable. Además, la dependencia de los combustibles fósiles repercute en la calidad de los ecosistemas”, adelanta el oceanógrafo y miembro de esta investigación Aridane González. 

Lanzarote es la isla donde peligran más playas. “Los impactos económicos podrán ser especialmente cuantiosos en los municipios de Tías, Teguise, San Bartolomé, Arrecife y Yaiza”. Le siguen Las Palmas de Gran Canaria, San Bartolomé de Tirajana, Mogán y Telde, en Gran Canaria; Pájara, La Oliva y Antigua (Fuerteventura); Adeje, Arona, Güímar y Puerto de La Cruz (Tenerife); Tazacorte y Santa Cruz de La Palma (La Palma); Valle Gran Rey y San Sebastián de La Gomera (La Gomera) y Valverde (El Hierro). 

Según este proyecto, la población afectada asciende a los 40.000 habitantes. Una cifra que, según el Ejecutivo autonómico, tendrá que ser actualizada de manera periódica ya que el Archipiélago está “ante los peores escenarios que plantean los comités científicos”. El consejero de Transición Ecológica del Gobierno de Canarias ha instado al Parlamento de Canarias a acelerar los plazos para aprobar la Ley Canaria de Cambio Climático. El proyecto de ley, según José Antonio Valbuena, prevé destinar el 2% del PIB a luchar contra las impiedades del mismo porque con ese porcentaje “se pueden neutralizar pérdidas del 10%”.

Los ecosistemas marinos

El aumento del nivel mar dejará sumergidas zonas de costa que ahora no lo están. Esto, según explica el oceanógrafo, implica que algunas especies tengan que emigrar hacia el interior de las islas. “En muchos casos no podrán porque lo que hay después de esa playa es cemento y hormigón, y morirán”. Algunas de las especies que están en peligro son las halófilas, los sebadales y las zooxantelas.

El retroceso de determinadas especies por el aumento de la temperatura oceánica está estrechamente vinculado con actividades humanas como los vertidos de aguas residuales o con la construcción de puertos e infraestructuras. En los últimos meses, la población canaria paralizó el proyecto de un puerto en Fonsalía, al oeste de Tenerife. La campaña reunió más de 400.000 firmas en contra de la construcción, que pretendía instalarse en una Zona de Especial Conservación en la que coinciden diversas especies en peligro de extinción como la tortuga verde y el único santuario de ballenas de la Unión Europea. 

“Las playas masificadas siempre generan estrés en los sistemas costeros, así como el aumento de las capturas en la pesca deportiva, la recreativa o incluso la profesional que da de comer a todos los turistas que vienen”, describe González.

Patrimonio cultural

El estudio, elaborado en el marco del proyecto PIMA Adapta Costas, aconseja también implementar medidas de protección y reubicar algunos elementos de importante valor para el pueblo canario y que están expuestos a la subida del nivel. El patrimonio histórico-cultural de las Islas está en una situación de “vulnerabilidad alta”.

Algunos de los emblemas del Archipiélago en riesgo extremo son el Faro de Maspalomas, el barrio de Vegueta, el Teatro Pérez Galdós, los grabados rupestres de La Palma, el Castillo de San Gabriel o el pueblo de Los Silos.

“Ya llegamos un poco tarde”, apunta Gustavo Herrera. La única solución en la actualidad pasa por buscar medidas de adaptación para evitar víctimas. “Por ejemplo, en Garachico se plantea instalar un sistema de alerta temprana que avise a la gente cuando se vaya a producir un temporal para que no haya una desgracia”, plantea el investigador. Por su parte, Aridane González insiste en que las políticas deben ser urgentes, rápidas y coordinadas. “No sirve de nada implantar una medida aislada en un lugar concreto”. 

En otros archipiélagos, asegura el oceanógrafo, se están implantando ya métodos como la prohibición del baño en el mar después de haber utilizado protector solar o reordenar los barrios costeros. “Cuando se habla de cambio climático se habla de buscar alternativas, pero pocas veces se propone regular y reducir nuestro impacto en esos medios naturales, pese a las consecuencias que tiene en el entorno natural la aglomeración de personas”, concluye el científico.

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