'Adán' y 'Eva' brillan como el primer día
George Bisacca, conservador del The Metropolitan Museum of Art, y José de la Fuente, restaurador del soporte de madera del Museo del Prado, explicaron los detalles de la complicada y laboriosa restauración de los soportes de las tablas de Adán y Eva, que Durero pintó en 1507. Los resultados de esta restauración se expondrán al público en octubre en una exposición que organizará el Museo del Prado.
Para José de la Fuente lo más complicado de la restauración ha sido eliminar la estructura engatillada que se colocó en el reverso del lienzo. “Los daños fundamentales del cuadro son derivados del engatillado”, ha explicado José de la Fuente durante su intervención en el curso El Prado oculto, la vida secreta del museo incluido en los Cursos de Verano de El Escorial.
Las tablas fueron retiradas de la exposición al público hace un año y medio, y tras cuatro meses de intenso trabajo, José de la Fuente y George Bisacca reconocen que esta restauración ha sido una de las más “complicadas” de su carrera y advierten que trabajar con los “soportes” puede tener una repercusión “enorme” en el aspecto de la pintura.
Y en esta ocasión, los resultados son espectaculares, y ya están a la vista en el taller de Restauración del Museo del Prado, donde Maite Dávila última los detalles de la capa pictórica para dotarla de “los brillos” que Durero impregnó a su obra.
Calidad extraordinaria
“La obra tiene una calidad extraordinaria, y a la vez, es extremadamente delicada”, subrayó Maite Dávila, restauradora del Museo, quien pretende que el aspecto de ambas tablas se asemeje tanto al original “que haga vibrar al espectador”.
Pero la “vida material” de estas obras ha sido larga y dura: han sufrido traslados, manipulaciones, golpes y cambios de ambientes que han obligado a realizar diversas intervenciones. Dávila estima que desde el siglo XVIII se han realizado tres o cuatro intervenciones importantes, algunas incluso que han acabado perjudicando más a la obra.
No obstante, Adán, con un soporte de sólo 8 milímetros, estaba en peor estado de conservación que Eva, que incluía un suporte de 17 milímetros y cuya restauración ha sido más sencilla.
Las labores de restauración se iniciaron quitando el “engatillado”. “Hay que ser muy rápidos porque sino las grietas acumuladas durante estos años podían empezar a disiparse”, explicó José de la Fuente.
El último peldaño de la restauración de los soportes, antes de la intervención en la capa pictórica, ha sido colocar una treintena de muelles que permiten que la madera del cuadro se mueva. “Porque la madera se dilata y se flexiona”, alegó de La Fuente.
Para Maite Dávila, encargada de la capa pictórica, lo más importante ha sido “recuperar los fondos” del lienzo hasta conseguir un “brillo que procede de dentro de la obra” para que el espectador aprecie la profundidad de las figuras.
En este sentido, Maite Dávila reconoce que tiene que realizar un trabajo “muy laborioso y delicado” y también con “mucha responsabilidad”.