Jorge Pais: “En La Palma no han existido políticas decididas para lograr un desarrollo turístico ligado al patrimonio cultural”

Esther R. Medina

Santa Cruz de La Palma —

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El director del Museo Arqueológico Benahoarita y doctor en Arqueología, Jorge Pais, participa en el libro ‘La Palma: una isla de oportunidades. Repensando el futuro a partir de la crisis volcánica’, editado por el Servicio de Estudios Económicos y Sociales de la Fundación Fyde CajaCanarias, con un artículo que lleva por título ‘El patrimonio cultural benahoarita como modelo de protección, puesta en valor y desarrollo sostenible de La Palma’. “El volcán Tajogaiteha provocado daños muy graves entre la población palmera, afectando a sus bienes materiales e, incluso, a su forma de pensar. Pero, a pesar de las enormes e irreparables consecuencias de este cataclismo natural, consideramos que es el momento ideal para replantearnos un desarrollo sostenible y organizado de la isla en el que el Patrimonio Cultural Benahoarita puede tener un papel muy relevante. Y no es necesario llevar a cabo grandes infraestructuras o invertir enormes cantidades de dinero, solo nos bastaría con mantener e impulsar la política de protección, conservación y puesta en valor de una forma decidida y consensuada, en la que se impliquen diferentes Administraciones con el objetivo de lograr un desarrollo turístico sostenible y diferenciado respecto al de sol y playa imperante en la mayor parte del archipiélago canario”, sostiene Pais.

“La Palma cuenta con un patrimonio arqueológico de gran variedad y riqueza distribuido por toda la orografía insular. Algunos de sus yacimientos (grabados rupestres, potentes estratigrafías, etc.) son únicos en Canarias. Las diferentes instituciones (Dirección General de Patrimonio Cultural de Canarias, Cabildo de La Palma y los ayuntamientos), desde hace algún tiempo, se han empeñado en proteger y poner en valor algunos de sus conjuntos más interesantes y emblemáticos. Esta política es la que ha impulsado la creación del Museo Arqueológico Benahoarita (Los Llanos de Aridane), El Parque Cultural La Zarza (Garafía), Parque Arqueológico de Belmaco (Villa de Mazo), Parque Arqueológico del Tendal (San Andrés y Sauces) y Centro de Interpretación de los Petroglifos de El Paso Benehauno. Ahora mismo, estamos trabajando en varios más como, por ejemplo, en la zona arqueológica-etnográfica de Buracas (Las Tricias, Garafía) y el poblado de cabañas del Barranco de Las Ovejas (Refugio El Pilar, El Paso)”, añade.

Colaboración institucional estrecha

A todo ello, prosigue, “hemos de añadir la existencia de una veintena de yacimientos arqueológicos visitables, distribuidos por toda la orografía insular, que cuentan con algún tipo de delimitación o protección y paneles informativos. En estos casos, además de los organismos públicos reseñados en el párrafo anterior, han participado otros entes como el Parque Nacional de la Caldera de Taburiente, Reserva de La Biosfera y ADER La Palma. Pero esta colaboración debe ser mucho más estrecha y decidida para conseguir un desarrollo sostenible con criterios unificados a la hora de ofrecer una información rigurosa y científica. Y esto pasa, inexcusablemente, por la estrecha colaboración entre, por ejemplo, distintas consejerías del Cabildo de La Palma como Turismo, Medio Ambiente y Patrimonio Cultural”.

“La política de protección, conservación y puesta en valor del Patrimonio Cultural Benahoarita es una tarea de todos, no solo de las diferentes instituciones públicas y organismos oficiales, sino que también puede y debe participar la ciudadanía, en general, aportando ideas y colaborando en las tareas de vigilancia y control para subsanar errores, desperfectos, denuncia de actos vandálicos, etc. Las actuaciones, al ser de ámbito insular, debieran ser supervisadas por la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico del Cabildo de La Palma, puesto que cuenta con el personal técnico con formación específica en cuestiones arqueológicas. No obstante, en este sentido, es imprescindible que exista una estrecha interrelación entre esta última y las Consejerías de Medio Ambiente (más del 50 % de La Palma tiene algún tipo de protección) y Turismo, quien destina la gran mayoría de sus esfuerzos y dineros a promocionar el cielo y el senderismo, a lo cual no tenemos nada que objetar, si bien consideramos que el patrimonio cultural podría ser un tercer pilar en el desarrollo turístico palmero sostenible y diferenciado del que nos encontramos en el resto del archipiélago”, subraya, y asegura que “hasta ahora -y llevamos 22 años de vinculación profesional directa con el Cabildo de La Palma-, no ha habido ni una sola reunión específica, tanto política como técnica, entre las tres consejerías reseñadas, para llevar a cabo una planificación conjunta o, simplemente, proyectos concretos cuya ejecución sería mucho más sencilla, correcta y económica a través de una colaboración interna. Las consejerías, generalmente, funcionan como compartimentos estancos muy celosas de su propia actuación y, en la mayoría de las ocasiones, desdeñan o ignoran los consejos o información que pueda venir de otros ámbitos. Asimismo, se debe tener muy presente que para conseguir el desarrollo modélico que proponemos es imprescindible una vinculación e interrelación que, en estos momentos, no existe. Y esos objetivos no se pueden lograr a través de una única Consejería, sino que, en última instancia, deben ser liderados por una clase política (insular y local) que de verdad crea en la importancia y el interés del patrimonio cultural como uno de los motores de un turismo basado en mostrar nuestro riquísimo y variado patrimonio arqueológico, etnográfico, histórico y arquitectónico con bienes que, en algunos casos, son únicos en todo el archipiélago canario. Para ello es imprescindible renunciar a intereses partidistas y localistas”.

Creación de rutas arqueológicas o etnográficas

Del párrafo anterior -agrega- se desprende, claramente, que en La Palma ha existido una ausencia total de planificación, así como el desarrollo de una política decidida y clara para lograr un desarrollo turístico ligado al Patrimonio Cultural. Uno de los aspectos, claramente, a mejorar es la creación de una serie de rutas arqueológicas o etnográficas a nivel insular. Este desbarajuste se hace especialmente visible a la hora de valorar la información aportada en los distintos paneles que nos encontramos en algunos de los lugares más visitados como, por ejemplo, los miradores, en los que, a veces, aparecen datos contradictorios, sin contrastar, acientíficos o que, simplemente, no tienen absolutamente nada que ver con el lugar en que se sitúan, creando confusión a la hora de hablar, por ejemplo, de cuestiones arqueológicas que, físicamente, se localizan a mucha distancia”.

Jorge Pais pone de relieve que “mientras en otras islas han sabido aprovechar perfectamente y sacar rédito económico a su patrimonio natural y cultural, en La Palma ha existido una desidia total sobre estas cuestiones. Así, por ejemplo, la visita a la veintena de yacimientos visitables es libre, con el peligro que ello conlleva, y totalmente gratis, lo cual, al final, va en detrimento de la propia integridad de los vestigios al crear la falsa sensación de que, al no contar con ningún tipo de vigilancia y control, carece de valor o interés. Ese dinero podría emplearse, entre otras cosas, en el mantenimiento y limpieza de los yacimientos, renovación de los paneles informativos y el vallado, etc. Por otro lado, esas rutas guiadas, si se consiguiese, deberían ser realizadas por personas con la formación adecuada y con unos mínimos conocimientos de la arqueología de la isla e idiomas y, más específicamente, del conjunto prehispánico a visitar. Finalmente, es importante dejar constancia de que la visita puede ser mucho más interesante mediante la publicación de folletos, códigos QR, etc., que ofrezcan información detallada y precisa sobre los hitos prehispánicos que nos encontraremos en la zona a visitar”.

“En materia de desarrollo turístico sostenible es muy importante la imagen que se transmite a los usuarios. Y, en este sentido, cuidar los detalles es fundamental porque ello va a redundar en el enriquecimiento de los recorridos y los hitos a resaltar. El hecho de que los senderos estén intransitables o cubiertos por la maleza, que nos encontremos con paneles explicativos ilegibles o muy deteriorados, que los vallados estén caídos o con acabado descuidado, etc., provoca una impresión muy poco edificante que es preciso subsanar de forma inmediata y regular. En la mayoría de las ocasiones es preferible no actuar antes que transmitir esa sensación de abandono y desinterés”, advierte.

Afirma que “a pesar de la aguda crisis económica que padecimos en 2008, la pandemia del covid-19 y el volcán Tajogaite en 2021, que han golpeado duramente a todos los ámbitos sociales y económicos de La Palma, somos moderadamente optimistas respecto al futuro del Patrimonio Cultural Benahoarita. Debemos tener muy claro que se trata de una tarea de todos: organismos públicos y ciudadanía. Buena parte del camino lo tenemos hecho, puesto que ya contamos con una red de senderos insular que debe servir de hilo vertebrador para el disfrute del patrimonio cultural que se encuentra en sus alrededores. Es imprescindible llevar a cabo una buena campaña de divulgación y que todos los responsables vayan en el mismo sentido. Es indudable que el Patrimonio Cultural Benahoarita es atractivo para quienes nos visitan, tal y como lo indica el hecho de que los Parques Arqueológicos de La Zarza (Garafía) y Belmaco (Villa de Mazo) lleven más de veinte años abiertos sin prácticamente apoyo institucional”.

“Algunos de los más de 7.000 yacimientos conocidos e inventariados en La Palma, entre los que destacan más de 500 estaciones de grabados rupestres, adecuadamente preparados para ser visitados, pueden contribuir al desarrollo económico y a la fijación de la población en las áreas en que se encuentran. La vía más eficaz para garantizar la preservación del patrimonio arqueológico palmero a las generaciones futuras no es otra que su protección, conservación y puesta en valor, ofreciendo un producto de calidad y diferenciado a quienes nos visitan”, resalta el diector del Museo Arqueológico Benahoarita.

Esperanza e incertidumbre

“El título de este capítulo (‘El patrimonio cultural benahoarita como modelo de protección, puesta en valor y desarrollo sostenible de La Palma’) está plenamente justificado en el hecho de que hace más de un año que reventó el volcán Tajogaite, cambiando para siempre la historia, la orografía y la mentalidad palmeras aunque, si nos atenemos al sentir de una buena parte de la población, parece que la única idea, o por lo menos la más difundida, al hablar sobre la reconstrucción del Valle de Aridane no es otra que volver, exactamente, al modelo económico y urbanístico existente antes de que se produjese la erupción. A día de hoy (mediados de octubre de 2022), solo se está trabajando en un Plan de Emergencia del Patrimonio Cultural de La Palma que, desde nuestro punto de vista, quedará en prácticamente nada a menos que logremos implicar a otros organismos del Gobierno de Canarias, el Cabildo de La Palma y los diferentes ayuntamientos. Lo cierto es que quienes realmente tienen poder para llevar esas políticas de renacimiento y reconstrucción, no parecen tener entre sus prioridades las cuestiones patrimoniales, por lo que no participamos en ningún tipo de reuniones, comisiones o foros en los que se aborden estos temas”, se lamenta. “En el pasado han funcionado muy bien las políticas de colaboración entre distintas Administraciones públicas (Gobierno de Canarias, Cabildo de La Palma y ayuntamientos) por lo que consideramos imprescindible volver a retomar estas iniciativas. A nivel insular, desde nuestro punto de vista, todo pasa por una estrecha vinculación entre, por ejemplo, las Consejerías de Patrimonio Cultural, Turismo y Medio Ambiente con una política clara y definida de qué queremos, con qué medios contamos y quiénes llevarán a cabo esas iniciativas. En caso contrario, seguiremos actuando a impulsos, con proyectos que se dilatan en el tiempo y que se deterioran fácilmente sin reposición inmediata. Confiamos en que algunas de las propuestas que hemos planteado en este artículo puedan plasmarse en realidades a corto-medio plazo si bien, ahora mismo, la esperanza y la incertidumbre son las sensciones que nos embargan”, concluye.

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