Milito en la duda, gran aliada del sentido común y madre de la prudencia, de padre desconocido. Lo digo a propósito del tema adivinatorio vulcanológico. ¡Pueden adivinar una erupción con 12 horas de antelación! Albricias, el palmero de a pie se regocija y demanda que, si el centro vulcanológico va a ser compartido, el   Centro Profético Nacional o CPN sea compartido por las siete y La Graciosa, pues el tema tiene su gracia. En mi querida isla deberían informarnos con antelación de cuándo el rabo de gato acabará con todo el cardonal-tabaibal, de cuándo girar por la isla se podrá hacer sin zanjas, semáforos o socavones, de cuánto le queda al monocultivo platanero, de cuándo será posible contar con la Fuente Santa, de cuándo tendremos un turismo productivo pero a nuestra imagen y semejanza, de cuánto queda para que turismos, guaguas, camiones, caravanas, motos  y bicicletas colapsen nuestras vías, también el momento exacto de los cortes de agua y de luz y ya puestos que nos anticipen, para estar preparados y rezar nuestras oraciones, el apocalipsis, sea el nuclear, el climático, el vírico, el tecnológico o cualquier otra forma de autodestrucción en la que estemos trabajando, paradójicamente, como si nos fuera la vida en ello. Trabajo no le faltaría al Centro Profético Nacional. Yo, como dice el bolero, adivino el parpadeo.