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Juan Fernando la lía en Zarzuela y Cardona en el PP

El socialista Juan Fernándo López Aguilar.

Federico Utrera

Juan Fernando López Aguilar estaba muerto y Mariano Rajoy lo ha resucitado. Al presidente en funciones le debemos la abdicación de Juan Carlos, el nacimiento de Podemos y Ciudadanos, el suicidio del PP, el auge del independentismo catalán y probablemente la llegada de la III República. Ahora también la resurrección de Juan Fernando. Expliquémoslo.

Tras ser víctima de su propia ley, el eurodiputado regresó al redil socialista, que en Bruselas hace mucho frío a la intemperie. Lo hizo cabizbajo y hundido, pero admitido. La condición era que no hiciese mucho ruido. Y lo acató. Apenas una breve intervención sobre la presidencia luxemburguesa y otra sobre el retroceso polaco en libertades. Y un artículo en el Hufftington Post –la versión “friky” de El País–: ¡La investidura no es un trámite!. En la Villa y Corte se lió parda con el articulito. Viene a decir, de forma precisa, que según la actual Constitución, que está ya la pobre moribunda, Rajoy no puede negarse si es “candidato propuesto” (artículo 99). Y que Felipe VI está obligado a hacer, salvo que se vuelva loco, lo que diga el presidente del Congreso, osea Patxi López. Y Juan Fernando dice la verdad: el artículo 99 es claro, diáfano y tajante. Rajoy piensa que los ciudadanos somos bobos, que no leemos la Constitución, se nos engaña fácilmente con politiqueos y como somos ligeros de cascos –nunca mejor dicho– se nos puede chulear, engañar y robar. Ya se ha cargado un rey y ha puesto el ojo en el segundo. Yo de Zarzuela me echaría a temblar.

Ha removido tantos cimientos en la Villa y Corte el articulito de Juan Fernando que Cebrián autorizó el segundo, esta vez en página noble y en El País. Ya digo que este Rajoy hace milagros: entierra el ya maltrecho prestigio de España, a las pymes y a los jóvenes y maduros desempleados para que no existan y resucitaría a Lázaro si fuera menester… no hacerlo. Soria está tan contento con ese admirador monclovita de los machos cabríos que tiene como presidente que quizás Cardona también haya salido del armario por casualidad. Pero concluyamos con Juan Fernando y su segundo artículo: Investir, gobernar, reformar. Les resumo: propone un plan, agenda, estrategia y garantías para un Gobierno de coalición. Y no dice que podría ser PSOE-Podemos, con C's con un papel influyente –que para eso el poder parte y reparte– y al que podría sumarse el nuevo PP… con nuevo líder desde la Oposición. Sí, han oído bien. Cosas veredes amigo Sancho que harán hablar a las piedras, frase que nunca dijo Cervantes. Si acaso el Mio Cid se acerca algo. El siempre farragoso constitucionalista que es Juan Fernando no dice tampoco nada de esa coalición, pero tiene sin embargo una frase didáctica que lo resume todo: “de las musas al teatro”. Y otra enigmática: “en política no siempre la suma de dos más dos es cuatro. A veces puede ser tres, y otras, exponenciarse y tender a un ”infinito“ que no se toma por asalto”.

Vayamos con Juanjo Cardona. Su “que les den a todos” ha recorrido media España y ha llegado a la Moncloa. Cosas digitales que Rajoy no entiende ni entenderá nunca, él pide que todo se lo impriman y a los correos electrónicos contesta su secretaría, me consta. Cardona primero le dio al PP Valenciano en toda la boca un “zasca” que se dice ahora. Y ya puestos se vino arriba y ahora le ha dado a Rita Barberá y a la “dirección nacional del PP” con un segundo twit. Ahora las balas se llaman “twit”, los cañones son FB y un portaviones es una web. Un periódico digital es la sexta flota, si tiene podcast es la OTAN y con canal en Youtube ya son los cascos azules con mandato de la ONU. Destroyer. Rajoy jamás lo entendería, Cardona sí. Por eso retuitea a su musa María González Calderín y le pone el cascabel a Soria para sentenciar: “contundente contra la corrupción”. Pero lo peor de todo es que Cardona tiene razón: “Tiempo está tardando la dirección nacional del PP en pedirle a Barberá su dimisión como senadora. Culpa in vigilando de su gente como mínimo”. Olé tus webs, Cardona.

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