Espacio de opinión de Canarias Ahora
Un tal Sundance
Es probable que estuviéramos sobre el césped de la facultad de derecho de Barcelona cuando me dijiste que lo dejabas todo. Acababas de ver Todos los hombres del presidente y estabas dispuesta a trabajar en el Post aunque fuera llevando los cortados, si es que allí tomaban cortados. Con tal de verle a él. Te dije que por allí estaba también Jason Robards haciendo de Bradlee, que era muy interesante, como se demostró años después en Julia, pero ni caso. Entonces fue cuando te gané la partida, y te quedaste: “Me enamoré, siendo adolescente en ciernes, de los dos y de la canción” y asustada, corriste a ver una reposición de Tal como éramos. Te quedaste hasta que huiste con tu particular agreste del Pirineo Oriental, son cosas que pasan.
Cuando descubrimos que hay ciertas coherencias incoherentes en eso que llaman Estados Unidos, los europeos caemos en sus brazos, sobre todo si ocurre belleza, como fue el caso. Ese mismo adolescente se comió casi de un bocado, Dos hombres y un destino y El golpe, con todas las restricciones de la época, y nunca volvió a ser el mismo, o fue así gracias a.
Por eso cuando ese incierto nobel de literatura llamado Cela dijo una de sus más solemnes tonterías, “dentro de un tiempo solo existirán el español, el chino y el inglés” te sentiste muy orgulloso de hablar catalán, y gallego. Y empezaste a practicarlo con la chica que regentaba la pollería del Paseo de Maragall, muy sutil ella, porque te costaba entender que un país que tenía cuatro lenguas, por lo menos, despreciara alguna. Ahora vuelven los tambores de la uniformidad lingüística, siempre repiten como el ajo, y toca proteger lo que determinados entes se quieren cargar. Hablemos catalán, hablemos gallego, y euskera aunque nos cueste.
Sin embargo, en la pubertad intelectual todos nos comportamos con la misma incompetencia. Todas compiten por el chico rubio ignorando que tú ya habías estado con él y en otra película. Algún día se sabrá.
Mientras tanto, los asesinatos en Gaza son diarios, hasta el exterminio, claro, y cráneos privilegiados confunden esa excrecencia llamada Vuelta a España con los juegos Olímpicos de Barcelona 92. Qué patochada.
“En el marco de” como cursimente se dice ahora, me repites la inmanencia de mis aptitudes y la transcendencia de ciertas actitudes. Respondo con un quizás porque me haces pensar, mucho, en la felicidad del césped de la facultad de derecho de la Universidad de Barcelona, sobre todo en estas fechas, a punto de estrenar el otoño, antes de que te fueras con tu madre a comer y yo a la soledad de mi piso en Travesera de Gracia, pegadito a Sant Pau. Acabamos con el concepto de infidelidad a base de disgustos, en una comuna urbana en la Gran Vía, la plaza de toros Monumental en la otra esquina. Dos años atrás, los grises nos apalearon y no pudimos ver a los Rolling&Stones. Quel dommage!
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