La fascinación por el oro

El oro ha tenido una gran influencia en la historia, las costumbres y el lenguaje
Es un elemento químico con muchas propiedades: invulnerable al paso del tiempo, es maleable e inoxidable
Tiene un valor en sí mismo y se revaloriza con el tiempo
En el siglo XIX se estableció el patrón oro, un sistema en el que las autoridades del país fijaban el precio de su moneda en términos de oro
Tras la ruptura de los acuerdos de Bretton Woods en 1971, los bancos centrales comienzan a emitir billetes sin tener en cuenta las reservas de oro
Este metal precioso se ha convertido en un refugio seguro en época de crisis

Las Palmas de Gran Canaria — 29 de marzo de 2015 12:54 h

Quien tiene oro puede comprar sustento, libertad, poder o seguridad. En definitiva, este metal precioso es símbolo de hegemonía y dominio. Ha influido de manera notoria en la historia, en las costumbres y el lenguaje generando ambiciones, envidias y conflictos por conseguirlo. Existe un vínculo implícito entre oro y riqueza, entre oro y belleza, de hecho, los romanos lo bautizaron como aurum que quiere expresar “amanecer radiante”.

El oro es un elemento químico con múltiples y singulares cualidades físicas. Es inerte, es decir, invulnerable al paso del tiempo, no se oxida, es maleable y conduce bien la electricidad y el sonido. Además es considerado un elemento raro, pues destaca por su escasez. De hecho toda la cantidad de oro extraída podría caber en un cubo de 20 metros de diámetro. La mayoría se encuentra en bajas concentraciones en las rocas aunque también el agua del mar contiene cantidades reducidas de este metal. La historia del oro se asocia a nobleza, opulencia, patrimonio. Hace seis milenios en Egipto las minas auríferas surtían de oro a los faraones y engalanaban los templos. Con el paso de los años comenzó a usarse como moneda de cambio cuando los cartagineses o romanos canjeaban mercancías por oro. Más tarde, los castellanos, tras su desembarco en las Indias occidentales, se obcecaron en la obtención de este preciado metal dando lugar a episodios de luchas encarnizadas marcadas por el expolio y la codicia.

En el siglo XIX, se estableció el patrón oro, un sistema en el que las autoridades del país fijaban el precio de su moneda en términos de oro. Esto quiere decir que las personas podían cambiar billetes por este metal y viceversa por lo que el dinero que emitían los bancos se hacía en función de sus reservas auríferas. Después de la II Guerra Mundial se instituyó el patrón oro convertible en dólar tras los acuerdos de Bretton Woods, pero en 1971, desaparece este sistema y los bancos centrales comienzan a imprimir dinero a voluntad o necesidad, lo que conoce como Reserva Fraccionaria. Esto da potestad a los bancos y cajas para multiplicar, en forma de créditos respaldados por nuevos medios fiduciarios, varias veces los depósitos iniciales de sus clientes, todo ello partiendo de la nada.

Esta multiplicación de los depósitos es equivalente a la emisión de billetes de banco sin respaldo porque los depósitos a la vista son, a todos los efectos, sustitutos monetarios perfectos: los utilizamos a diarios para que nos ingresen la nómina, domiciliar recibos, pagar con tarjeta de débito…en definitiva, equivale a la falsificación de moneda pero sin consecuencias penales, por obra y gracia del privilegio otorgado a derogar los acuerdos de Breton Woods.

Cualidades intangibles del oro

El oro es un producto que tiene valor en sí mismo gracias a sus propiedades y escasez y que además se revaloriza con el tiempo. Es una moneda de cambio universalmente válida que proporciona estabilidad y seguridad, que en épocas de inflación o deflación es reconocida por ser estable y tener un mejor comportamiento frente a las divisas o monedas emitidas por los estados. Lo que varía es su precio que está sometida a los vaivenes de la coyuntura económica y al cambio de divisas, en función de apreciaciones o depreciaciones de las mismas. Por estos motivos muchos países se están apresurando a comprar este metal y aumentar sus reservas. Alemania le ha solicitado a Estados Unidos recuperar sus cantidades de oro cedidas después de la II Guerra Mundial, algo que el país norteamericano ha aplazado. Rusia y China se han lanzado a la carrera por convertirse en el primer país que más oro alberga en sus depósitos llegando a triplicar sus reservas en los últimos tiempos.

No obstante, hace años se extendió la idea de que el oro era un producto sobrevalorado y algunas naciones se desprendieron de una parte de sus reservas. En 2007, el entonces ministro de Economía, Pedro Solbes, vendió el 32% de este metal porque consideró que no era rentable. En la actualidad el oro ha incrementado su valor un 140% desde la venta por parte del Gobierno español.

El oro como inversión segura

En cualquier caso, la revalorización del oro ha recuperado su senda y vuelve a instaurarse como un refugio en época de crisis. El oro a diferencia del papel moneda, es real, auténtico y con un valor intrínseco. Por su parte, el dinero fiduciario pierde valor cada día y se basa en la confianza que depositamos en las entidades bancarias, que juegan en el tablero de la especulación y la inversión con los ahorros de millones de personas.

Por eso se considera que el oro más que una inversión es una defensa, una muralla contra la inestabilidad del entorno económico mundial. El oro escapa a las garras de los políticos y sus decisiones partidistas, de modo que continúa revalorizándose día tras día sin salir damnificado por las tropelías bursátiles y gubernamentales. En el mercado se conoce como un activo a riesgo cero. Y esto lo saben bien las empresas de inversión en metales preciosos que ofrecen lingotes de 24 kilates con un 99,99% de pureza. Pero no se constituyen como simples empresas de compra y venta de oro. A través de la obtención de este metal se alcanza una inversión a largo plazo o una manera de tener a buen recaudo los ahorros. En España hay pocas empresas autorizadas a gestionar este tipo de negocios. Una de ellas es Patrimonios Especiales que busca garantizar el patrimonio, el ahorro y las pensiones.

Asimismo, el oro está exento de IVA. Lo que se tributa es la plusvalía, es decir, la diferencia entre el precio de compra y el de venta, que se enmarca dentro de la fiscalidad aplicable a cualquier producto de inversión financiera.

“Te vas a hacer de oro”, “todo lo que toca lo convierte en oro”, “ vale su peso en oro”, “esto hay que guardarlo como oro en paño”, “el tiempo es oro”…. El lenguaje también ha recibido su baño en este metal precioso otorgándole una connotación de riqueza y de valía. Las costumbres también se han nutrido de la cultura del oro: regalar anillos, collares o cualquier tipo de joya para mostrar nuestro amor o simpatía a hacia una persona querida. Asimismo en España existe una larga tradición de legar joyas y/o monedas de oro y plata, desconociendo que éstos no son consideradas dinero real, divisas, aunque si mantienen el valor de su peso en el preciado metal.