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Crecen las ventas de piscinas plásticas y las restricciones en el suministro de agua en Tenerife

Imagen de archivo de unas actividades de verano desarrolladas en una urbanización

Antonio Vacas

Santa Cruz de Tenerife —

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Empezó en el confinamiento pero ahora se ha desatado, a las puertas del verano. Si el papel higiénico fue el referente del consumismo compulsivo en los inicios de la pandemia, las piscinas de plástico son el nuevo trendy ahora que se le ve el final. Durante los meses de crisis sus ventas han crecido entre un 50% en el peor de los casos y un 350%, pero también el gasto del agua, que puede llegar al derroche, con riesgo de restricciones y cortes en el suministro de agua de algunas comarcas

Grandes superficies, comercios y tiendas especializadas, de bricolaje, ferreterías y jugueterías, mediante venta telefónica y también en plataformas on line, como Amazon, capitalizan esta demanda mientras dure, que se ha extendido en un aluvión de consultas y compras por encargo, listas de reserva de semanas y colas para la recogida de pedidos.

En Canarias, empresas como Hiperdino anotan crecimientos del 324% en la venta de piscinas desmontables entre marzo y mayo, que llegan al 350% en el caso de Leroy Merlin y una cifra relativa de aumento también de tres cifras para Carrefour, entre otros centros de distribución de similares características. Respaldan los datos las aglomeraciones alrededor de estos centros desde que se abrió la desescalada por fases, donde los modelos hinchables y tubulares triunfan como los más deseados, muchos agotados en fábrica. 

Esta demanda extraordinaria de agua genera, por contra, problemas de suministro y restricciones en el consumo que adelanta un escenario de próximos cortes en territorios especialmente afectados.

La Isla Baja y el valle de Icod, en el noroeste tinerfeño, son ejemplo de esta tesitura. Unos 50.000 vecinos suman sus siete municipios, esto es, San Juan de la Rambla, Icod de los Vinos, La Guancha, Garachico, El Tanque, Los Silos y Buenavista. Apenas el 5% de la población insular, con los indicadores más altos de desempleo, envejecimiento y despoblación de Tenerife. Un entorno hermoso para visitar y relajarse, pero también difícil, mal comunicado y con carencias para los que lo viven, como tradicionalmente ha pasado con el agua, uno de los problemas más importantes de este territorio, junto con el de la conectividad.

No son de ahora las limitaciones en el acopio y suministro para consumo humano y riego en el norte tinerfeño, en especial en la Isla Baja. El trazado de depósitos y conducciones encadena el suministro de los diferentes municipios de la comarca, y también sus destinos. “Los problemas de uno son problemas de todos”, destaca Antonio González Fortes, alcalde de Buenavista, de Sí se puede, al referirse a las habituales carencias con el agua en estas latitudes y cómo se extienden por los municipios vecinos.

Tal así, estos ayuntamientos lanzaron a principios de mes una advertencia conjunta para concienciar a la ciudadanía y limitar ciertas prácticas en favor de un consumo “responsable” del agua potable. En la mirilla actividades como el llenado de piscinas, riego de huertas, lavado de coches o embarcaciones, césped en jardines, entre otras. Apenas dos días después, el 5 de junio, La Guancha decretaba las primeras restricciones al consumo humano, y que aún se mantienen.

El agua es asunto recurrente en las conversaciones de las alcaldías desde mucho antes de la crisis sanitaria.  Los desvelos por el funcionamiento de los depósitos, el control de las fugas (otra debilidad endémica de la red comarcal) o los robos de agua (conexiones irregulares al suministro), se cruzan en los teléfonos y whatsapp. Incluso es frecuente que en ese círculo se presten e intercambien pipas de agua entre municipios según las necesidades; pero llegado el tiempo de restricciones, ningún ayuntamiento tiene margen para ayudar.  

Ahora, en La Guancha, ante la necesidad de garantizar el suministro por la demanda creciente se ha incorporado a la red de agua tratada una parte de agua bruta, sin tratar, procedente de la galería Vergara en los altos del municipio. Esto ha elevado los niveles de flúor en el agua por encima del permitido por salud pública para su consumo por aquellos de los cinco mil vecinos que sean menores de ocho años. El alcalde, Antonio Hernández, teme que la situación vaya a peor y haya que extremar las acciones. “Haremos lo posible para evitar cortes, pero en los próximos meses no parece que vaya a mejorar el panorama”, pronostica.

Por lo pronto, Icod de los Vinos y Buenavista del Norte han establecido controles en el uso de piscinas, aunque esperan que los vecinos y segundos residentes adquieran una creciente responsabilidad sobre la conservación de los recursos, que evite las inspecciones sobre su llenado y la eventual aplicación de sanciones. En cualquier caso, desde los ayuntamientos de la Isla Baja son partidarios de que las instancias superiores (administraciones insular y regional) apliquen medidas más expeditivas para controlar las ventas de estos desmontables para baños domésticos y comunales. Por lo pronto, hace pocos días una de las ferreterías de Buenavista todavía contaba con una lista de 120 piscinas hinchables encargadas por otros tantos clientes de la zona.  

Aerogeneradores para desalar

Uno de los proyectos ansiados desde hace años en la comarca es el proyecto aerogenerador para producir agua desalada en Buenavista y Los Silos, fuera de la red. Lo que era un anteproyecto en 2015 ofrecía hasta 6 millones de metros cúbicos de agua al año, con una inversión total de 37 millones de euros. Para ello se planteaba un parque eólico de cuatro aerogeneradores, para una potencia total de 8 MW asociado a una planta desaladora con una capacidad total de 35.000 metros cúbicos al día y dos embalses para almacenar 1,34 hectómetros cúbicos. El proyecto incluía un coste de producción de precio estable durante 30 años por debajo del coste medio de producción en Canarias.  

Los cálculos realizados hace cinco años estimaban una producción diez veces superior al consumo de agua de Buenavista. De hecho, las posibilidades de abastecimiento asociadas al proyecto generaba interesantes posibilidades de desarrollo, en un plano más sostenible con el ambiente, con proyección comarcal y de interés para el suministro del noroeste insular, tal y como defiende el regidor de Buenavista.

Central de Erjos

El otro gran proyecto para suministro de agua y sobre nuevas posibilidades energéticas para la comarca es la central hidroeléctrica de salto que proyectaría Red Eléctrica de España (REE) en la isla. Los primeros pasos sobre esta iniciativa incluían al proyecto de caída hidroeléctrica de Erjos-Sibora en la línea de salida, pero la idea parece ahora congelada y tampoco es segura siquiera la elección del noroeste para el emplazamiento, en una muestra más de expectativas que quedan en el aire y que tanto se repiten en la historia de la comarca.

Pendiente del plan definitivo que presente la empresa, esa primera propuesta fue la caída entre Erjos, en el municipio de El Tanque, y Sibora, en la costa de Los Silos. Se habló de una inversión estimada en unos 300 millones de euros para alcanzar una potencia de 207 megawatios y capacidad para cubrir el 40% de la demanda insular. Dos grandes balsas y siete kilómetros de tubería para salvar casi mil metros de altura, como fundamentos del proyecto, que en total permitiría generar treinta veces más potencia que la central Gorona del Viento, en El Hierro.

Javier Rodríguez Medina, consejero del área insular de Desarrollo Sostenible y Lucha contra el Cambio Climático, se muestra muy cauto al opinar sobre el proyecto hidroeléctrico, el cual “compete a Red Eléctrica, en sintonía con el Cabildo y el Gobierno” y lo dispuesto en el Plan Hidrológico de Tenerife.

La propuesta de El Tanque-Los Silos presenta rendimientos energéticos superiores en función de su caída, pero se encuentra lejos de un corredor energético y requeriría acondicionar el espacio para las balsas, lo que supone un coste superior en la inversión por ese capítulo. La otra alternativa más viable entre las surgidas en los últimos meses es la del Valle de Güímar, cuyos puentes fuertes serían los contrarios: un corredor energético a mano –en paralelo a la TF-1- y el espacio necesario para los embalses a partir de los cráteres artificiales formados en los tiempos de la extracción ilegal de áridos en los alrededores –espacios sujetos a una resolución judicial sobre su uso y regeneración.

Los alcaldes de la comarca están a favor de este proyecto hidroeléctrico de Erjos-Sibora, con la salvedad de Buenavista, que no descarta todavía la reactualización de su proyecto de aerogeneradores. Desde la administración insular, sin embargo, no solo no toman partido sino que entienden que la decisión final de Red Eléctrica estará sujeta a criterios de rentabilidad económica, mientras que la posición del Cabildo “solo puede ser aquella que signifique robustecer mejor el sistema insular y evitar que se repitan ceros energéticos”, precisa Rodríguez.

En cualquier caso, comenta el consejero insular de Desarrollo Sostenible, el proyecto de REE no se puede analizar desde una visión comarcal sino insular. “Somos partidarios de desarrollos alternativos que permitan impulsar el crecimiento de los territorios en sintonía con sus peculiaridades, como ocurre con la Isla Baja y esa zona de Tenerife en general”, defiende Rodríguez. Para el noroeste de la isla, el titular del área sostiene la necesidad de reducir las pérdidas que se registran en su red de abastecimiento, tanto para riego como para consumo, “con un rendimiento que tenemos que mejorar”. La incidencia de las pérdidas ronda el 20%.

Con todo, las próximas actuaciones del Cabildo y del Consejo Insular de Aguas (CIATF), a la vista de los últimos anuncios, no van a tocar la comarca noroccidental. El presidente de la Corporación, Pedro Martín, daba cuenta en fecha reciente de la cofinanciación con el Estado de las obras para cinco grandes depuradoras en la isla, que se ubicarán en Granadilla, San Miguel, Arona, Valle de La Orotava y Acentejo.

Queda por tanto esperar, mientras se sobrelleva la fiebre por las piscinas. 

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