El gobierno de los jueces

El PP inauguró el curso diciendo que ya tenían preparado su Gobierno para cuando caiga Sánchez, aunque quedan dos años de legislatura. Hubo mucho cachondeo con el “Consejo de Ministros imaginario” de Casado, pero lo cierto es que los populares ya tienen un gobierno en la sombra en funcionamiento: la cúpula judicial mayoritariamente conservadora que ellos se niegan a renovar y que se niega a dimitir porque, mientras, le ayudan en los casos de corrupción y en la guerra de desgaste contra el Gobierno elegido en las urnas. 

Dos noticias que se entienden mejor juntas. Uno, Casado bloquea la renovación del CGPJ. Dos, el presidente del órgano de los jueces, Carlos Lesmes, reparte la responsabilidad del bloqueo entre los partidos, así en general, aunque sólo la derecha es la culpable. La maniobra es perfecta. Desacreditan a Sánchez por algo que es imputable a la oposición, le dan munición a la artillería mediática conservadora y quedan como dios echando unas lagrimitas compungidas. Son lágrimas de cocodrilo. Si quisieran, el presidente y los vocales podrían renunciar y forzar el reemplazo. 

Pero se ve que no quieren porque a la derecha le va muy bien así. Gracias al bloqueo, la Sala de lo Penal del Supremo que juzga los casos de corrupción está formada por 11 jueces conservadores y 2 progresistas. Fue el CGPJ el que apartó al juez Ruz de la Audiencia Nacional, donde llevaba el caso Gürtel, porque se atrevió a registrar la sede del Génova. A la Audiencia precisamente volvió el juez García Castellón para hacer favores al PP. Primero intentó infructuosamente juzgar a Pablo Iglesias contra el criterio de la Fiscalía, el Supremo y sus propios compañeros de tribunal y que ahora ha desimputado a Cospedal del caso Kitchen y ni siquiera ha tenido a bien tomar declaración a Rajoy, quien por cierto le dio un carguito bien remunerado durante una buena temporada.

No es sólo la derecha política, es también la jurídica la que bloquea para tener el poder judicial en sus manos. Es el Gobierno en la sombra de los jueces. Los intocables del CGPJ que, en lugar de luchar contra la corrupción, la perpetúan. Así hacen favores a políticos y a empresarios amigos y atacan a quienes ponen en cuestión el orden establecido, desde el podemismo al independentismo. Lo que no consiguen en las urnas, lo intentan conseguir en las cloacas. 

El PP ha controlado el órgano de los jueces en 20 de los últimos 30 años, aunque sólo ha gobernado 14 años. 6 años de bloqueos con ayuda de sus magistrados afines que se lo afinan. El señor Lesmes, amigo de Aznar, lleva 1000 días presidiendo un órgano que tendría que haber dejado según el mandato constitucional. En estos 3 años, el CGPJ ha hecho 76 nombramientos, hasta que el Parlamento les puso freno, que si no seguían moviendo fichas. Pero cada año, Lesmes, nos obsequia con el paripé del tirón de orejas. A Dios rogando y con el mazo dando. 

La mayoría de jueces quieren que sean los propios jueces los que elijan a la cúpula judicial. El PP ahora lo apoya, aunque no lo vio necesario cuando gobernaba porque ya colocaba a quien quería. La élite judicial que proviene en su mayoría de la clase privilegiada y es aplastantemente conservadora, incluso heredera del franquismo, quiere asegurarse el control permanente. El verdadero reto de la Justicia española es democratizar la profesión con ayudas que faciliten el acceso a la magistratura de la clase trabajadora y habilitar métodos de elección que eliminen los bloqueos y favoritismos. Los primeros que podrían dar ejemplo son los actuales miembros del CGPJ, dimitiendo en bloque para acabar con el bloqueo. Desde el respeto que le deben a la Constitución, váyanse a hacer puñetas.