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“Vivimos frente a una pantalla y debemos reflexionar sobre la metodología para enseñar Comunicación Audiovisual”

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“Publicar un libro es algo prácticamente irreal en tiempos de pandemia. Casi no me lo creo”. Son palabras de Julia Sabina Gutiérrez (Madrid, 1982), doctora en Ciencias de la Comunicación y Estudios Cinematográficos por la Universidad Sorbonne Nouvelle-Paris 3 y además investigadora y creadora dentro del campo de las artes audiovisuales.

Ahora es noticia por su faceta de escritora. Acaba de publicar ‘Vidas samurais’ (Destino, 2020), una historia universal sobre los desafíos a los que deben enfrentarse las nuevas generaciones. Lo escribió en una etapa post crisis de 2008 y se publica en mitad de una nueva, esta vez también sanitaria. Una novela con tintes autobiográficos que describe la vida de Maribel, una joven que se desplaza a Francia tras terminar sus estudios en Madrid y que no encuentra sitio en un país, España, que siente que le está fallando y que no le ofrece salida laboral.

Esta profesora de Comunicación Audiovisual en el campus de Guadalajara de la Universidad de Alcalá forma parte del Grupo de Investigación Imágenes, Palabras e Ideas (GIPI).

En el ámbito universitario hoy la incertidumbre también la marca la pandemia. Incluida la que afecta a los investigadores que, como Julia Gutiérrez, reclaman una reflexión sobré cómo abordar la metodología a la hora de enseñar su disciplina, la Comunicación Audiovisual, en un mundo en el que vivimos pegados a las pantallas.

Su especialidad es el cine y los guiones cinematográficos. ¿Cuál fue la chispa para lanzarse a escribir una novela?

Siempre he sido una gran enamorada de las historias, de todo lo que sea Narrativa. Hubo un momento en el que había escrito muchos guiones y cuando los terminas necesitas un equipo para la película. No acaba ahí, requiere mucho tiempo y dinero. Tenía ganas de comenzar y terminar un proyecto, de tener el control sobre la historia. Por eso la escribí.

¿Y en qué momento la escribió?

La novela surgió tras pasar ocho años en Francia. Me tuve que marchar y fui escribiendo pequeños fragmentos. Cuando regresé a España, el libro fue una forma de clausurar una etapa de mi juventud y abrir las puertas a otra.

Quise poner muchos sentimientos y experiencias vividas y dejarlas sobre papel. Lo hice una vez terminada la tesis doctoral y me dio pie a escribir de forma más libre.

También es una manera diferente de escribir guiones. Puedes hacerlo en pasado porque, en cambio, un guión siempre se escribe en presente. Te permite muchas más licencias en realidad.

Seguramente muchas personas de su generación se sienten identificadas con la situación que vive la protagonista que se marcha de España a seguir formándose con los ecos de la crisis de 2008

No es una novela sociológica pero sí que están las experiencias de lo que yo viví y lo que vivieron mis amigos. El personaje principal, Maribel, condensa todas esas experiencias.

Al presentar la novela ha dicho que “cuanto más me alejaba de mi país, este más se presentaba ante mí como una bofetada absurda”.  ¿Es la realidad de las migraciones de los jóvenes?

Yo creo que sí. Con la crisis llega la situación de hartazgo en la que dices: “No puedo más porque no hay posibilidades en este país”.

Uno se marcha incluso con la idea de cambiar de identidad. A la protagonista lo que le ocurre es que se va con la intención de convertirse en francesa y cuando está en Francia se da cuenta de su acento y hasta llegan a decirle: “Tienes cejas de española”. En la novela se crean momentos cómicos que reflejan el desarraigo de la identidad. Las cosas no son como ella imaginaba que serían y, una vez fuera, entiende un poco mejor a su país.

Entre la crisis de 2008 y la actual, derivada de la pandemia, hay una constante: el hecho de que los jóvenes siguen teniendo que gestionar la incertidumbre ante el futuro. Eso no ha cambiado. El libro es plenamente actual en ese sentido

Así es. Hablamos de un problema estructural. Nadie sabe cómo se va a solucionar. Trabajos precarios, prácticas eternas…No parece que haya un plan para estabilizar a toda esta gente tan válida y cómo aprovechar tanta energía, tanto talento. Te vas fuera y lo aprovechan otros países. Eso es muy duro.

La novela está ambientada el Lille, junto a la Canal de La Mancha. En un entorno como usted dice, ‘samurai’, de lucha y con una amplia mezcla cultural en una zona de inmigración. Eso se refleja en la novela

Claro, esa incertidumbre requiere de alguna manera esa necesidad de marcharse, de viajar para aprender, pero has de ser una guerrera o un guerrero y luchar. Es fundamental para los jóvenes salir de la burbuja de lo conocido. Serán mucho más comprensivos con los que vengan de fuera. Siempre es difícil encontrar un lugar.

El título del libro es además un guiño gastronómico curioso a la salsa samurai…

(Risas) Una de las intenciones de colocar la novela en Lille era descentralizar el lugar en el que discurre. Parece que cuando hablamos de Francia hemos de centrarlo todo en París o cuando estás en España hacerlo en Madrid o Barcelona. En realidad, hay vidas que están más allá. Lille es un lugar fronterizo, muy cerca de Bélgica y del Canal de la Mancha, con mucha inmigración.

La protagonista, que es una chica periférica, se encuentra con otro mundo, con sabores nuevos como esta salsa samurai, muy de esa zona, que consumen argelinos o turcos allí en Francia y que no volverá a encontrar cuando regrese a España.

Es usted profesora en la Universidad de Alcalá. ¿Qué mensajes se les pueden trasladar a los actuales alumnos?

Les digo que tengan un proyecto audiovisual suyo, personal, y que se vayan abriendo camino sin depender de tantos vaivenes.

En el mundo audiovisual hay trabajo, pero parece que hay muchos que se empeñan en que los jóvenes no puedan estabilizarse. También porque es difícil para las productoras. No hay apenas ayudas.

España es un país con mucho talento audiovisual, pero se requerirían más ayudas para este tipo de empresas y para que los jóvenes puedan demostrar su talento. Ya lo hacen en las redes sociales.

La novela también describe las dificultades de acceso al mundo académico. ¿La pandemia lo está cambiando?

Creo que no. Se impone mucha burocracia, pero creo que llegaremos a un momento en el que todo será mucho más fluido.

Desde el punto de vista de la investigación se pierde mucho tiempo con esa burocracia. Se tarda mucho en aprender, por ejemplo, cómo funciona el doctorado en otro país. Por eso es importante que la gente se marche un tiempo para que, al regresar, aporten cosas nuevas o para que valoren lo que se hace bien en la universidad española.

"En Comunicación Audiovisual necesitamos medios para acceder a análisis de Big Data, a realidades virtuales…A diferentes soportes que no sean siempre libros o artículos"

Precisamente hay ahora una corriente para remar a favor de más ciencia y más investigación. ¿Es necesaria también en el ámbito de la Comunicación Audiovisual?

Totalmente. La Comunicación Audiovisual es muy nueva. Hay muchas formas de abordarla metodológicamente. Es fundamental que todos reflexionemos sobre cómo hacerlo porque vivimos frente a las pantallas. Todo es comunicación y es nuestro deber empezar a discernir qué está ocurriendo.

Lo cierto es que van tan rápido que no nos da tiempo y necesitamos medios para acceder a análisis de Big Data, a realidades virtuales…A diferentes soportes que no sean siempre libros o artículos.

¿Está actualmente participando en algún proyecto de investigación?

Sí, estoy colaborando con el Grupo de Investigación Imágenes, Palabras e Ideas que investiga sobre nuevas narrativas, nuevos lenguajes y el acceso a las nuevas tecnologías de niños y adolescentes.

También investigo sobre las narrativas en el cine español. Ahí estamos. Los fondos son escasos y en Comunicación Audiovisual necesitamos estar al día. Con la pandemia es normal que mucho de ese dinero se vaya a la parte sanitaria y nunca es suficiente, pero a veces vemos como a los de Humanidades se nos deja improvisar y tenemos que publicar con muy pocos recursos.

Aunque es cierto que la investigación en el campo de las Humanidades y las Ciencias Sociales en la Universidad de Alcalá es muy potente.

¿Seguirá ahondando en su faceta de escritora de novela?

Es algo que me encanta. Mis clases tienen mucho que ver con la parte de fotografía, escenografía… La parte más creativa en lo que tiene que ver con la unión de las industrias culturales y la narrativa es muy interesante para los alumnos.

Son dos partes que se complementan. Pero escribir es algo que hago más en mi tiempo libre. Intentaré sacarlo del verano o de los fines de semana para otra novela u otro guión. Ya se verá. Tiene que ver con la inspiración y el trabajo duro.

¿Le gustaría convertir la novela en guión para una película?

Me encantaría. Y además que fuesen los alumnos de Comunicación Audiovisual los que lo sacasen adelante.

“Publicar un libro es algo prácticamente irreal en tiempos de pandemia. Casi no me lo creo”. Son palabras de Julia Sabina Gutiérrez (Madrid, 1982), doctora en Ciencias de la Comunicación y Estudios Cinematográficos por la Universidad Sorbonne Nouvelle-Paris 3 y además investigadora y creadora dentro del campo de las artes audiovisuales.

Ahora es noticia por su faceta de escritora. Acaba de publicar ‘Vidas samurais’ (Destino, 2020), una historia universal sobre los desafíos a los que deben enfrentarse las nuevas generaciones. Lo escribió en una etapa post crisis de 2008 y se publica en mitad de una nueva, esta vez también sanitaria. Una novela con tintes autobiográficos que describe la vida de Maribel, una joven que se desplaza a Francia tras terminar sus estudios en Madrid y que no encuentra sitio en un país, España, que siente que le está fallando y que no le ofrece salida laboral.