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Creando Oportunidades
David Muñoz es orientador laboral en Castilla-La Mancha. Es un papel que ejerce desde hace algún tiempo pero antes de eso, se sentó al otro lado de la mesa en una oficina pública de empleo como autónomo. Por eso conoce muy bien las dudas que pueden asaltar a una persona que se encuentra en situación de desempleo y que está pensando en emprender o instalarse como autónomo.
Es uno de los formadores del primer curso “Asesoramiento para el Autoempleo y el Emprendimiento” que ofrece la Junta castellano-manchega por el que está previsto que pasen unos 125 empleados públicos de las cinco provincias de la región.
Recibirán un curso de 40 horas. El objetivo es dotar de competencias suficientes al personal de las oficinas de empleo, de las oficinas del Plan Adelante y de los centros de la mujer “para que hagan una labor proactiva en la búsqueda de personas interesadas en el autoempleo y el emprendimiento”, explica David Muñoz.
“Queremos darles esa información que a veces le falta a la persona que va a iniciar la actividad empresarial, que tiene una idea de negocio pero que no sabe por dónde tirar”.Para hacerlo necesitan que los empleados públicos explicar a futuros emprendedores las precauciones que hay que tomar a la hora de iniciar un negocio. “Hay que motivarles pero también que sean conscientes de lo que implica iniciar un negocio, los pros y los contras”.
En las oficinas de empleo de Castilla-La Mancha, ya hay personas que se dedican a esta tarea pero hacen falta más. Así lo marca el Plan anual de Orientación Profesional que se está implantando y que ha permitido detectar la necesidad.
Por eso el curso intenta que aquellos empleados públicos que no han tenido contacto con el mundo del autónomo puedan “empatizar con los usuarios que lleguen a la oficina”. Se ha optado por las dinámicas de grupo, como actividad práctica para que en la clase desarrollen una idea de negocio y también una planificación estratégica. “Que sepan incluso realizar un análisis DAFO” (una herramienta para emprendedores que les sirve para analizar sus debilidades, fortalezas, amenazas y oportunidades en su negocio).
El curso se divide en dos partes. En la más práctica, la segunda, que se extenderá durante siete jornadas, los empleados públicos han de ponerse en la piel de un emprendedor y desarrollar una idea de negocio, en forma de producto o servicio que quieran lanzar al mercado. “Los organizamos por grupos que tendrán que vender la idea al resto de la clase. Se decidirá si convence o no mediante votación”.
Deberán decidir cuál es la mejor forma jurídica para la empresa, como darse de alta en la Agencia Tributaria, estudiar los nichos de mercado…Una completa experiencia que hará del empleado público un emprendedor, “aunque sea solo en teoría”. Les ayudará a entender mejor a quién tienen al otro lado de la mesa.
Oficinas de empleo y otros centros públicos de la región aspiran así a convertirse en puerta de entrada para el emprendimiento. Serán los primeros pasos de un itinerario mucho más amplio. El primer contacto es fundamental. “Lo importante a veces no es lo que se le dice al usuario sino lo que ellos cuentan. Se trata también de escuchar”, señala Muñoz.
Por eso cuando una persona demanda este tipo de servicio lo primero es realizarle una entrevista y conocer su perfil profesional. “Establecemos una relación de confianza para ayudarle a aterrizar su idea”. Después se le informa de los trámites y también de las ayudas, subvenciones o de la capitalización por desempleo.
“La tutorización de la actividad es ya labor de otras entidades privadas o del tercer sector”. El proyecto se enmarca en el Plan de Autoempleo, Creación de Empresas y Emprendimiento que quiere poner en marcha la Junta castellano-manchega. “Se incorporarán entidades colaboradoras homologadas que podrán realizar este papel”.
La sociedad demanda cada vez más este tipo de servicios de asesoramiento público, asegura David Muñoz. En el fondo subyace un “cambio de cultura”, tanto para quien se dirige a las oficinas de empleo como en el propio empleado público porque “pese a que el servicio de asesoramiento al emprendedor lleva años implantado en el catálogo de servicios de que prestan los servicios públicos de empleo, quizá ha quedado un poco relegado por otras políticas activas de empleo”.
También se trata de desterrar la idea de que la única ayuda que puede prestar la administración pública es la subvención pura y dura. “Por mi propia experiencia, sé que se agradece mucho la mano que te da dinero porque toda ayuda es poca, pero también hace falta otra mano que guíe, al menos al principio”.
“Tenemos muy claro que el autoempleo es una vía natural de entrada al mercado de trabajo” y es la idea que se quiere trasladar al personal de las oficinas, además de motivarles.
En el diseño de los cursos también ha participado el Instituto de la Mujer. “Nos ha ayudado en el enfoque de género porque en las oficinas de empleo se trata con perfiles más globales y no nos podemos permitir ninguna barrera u obstáculo a la mujer”.
Los empleados públicos tendrán que lidiar con casos muy diversos. En el curso se ha llegado a hablar de cómo ayudar a aquellas emprendedoras del área rural que quieran iniciar un negocio. “Iniciar una actividad emprendedora tiene un cierto reconocimiento social, pero en las zonas rurales eso a veces no ocurre y se dan casos de cierta estigmatización de aquella mujer que abandona el hogar o prefiere iniciar un negocio antes que formar una familia”.