Los archivos en nuestra región

El Consejo Internacional de Archivos (ICA) señala la semana del 9 al 13 de junio como “Semana Internacional de Archivos 2025”, en esta ocasión bajo el lema '#ArchivosAccesibles: Archivos para tod@s', elegido de entre más de 300 instituciones archivística que reivindica y destaca el papel esencial de la accesibilidad en la transformación digital de los archivos y su capacidad para llegar a un público mundial. 

A nivel regional nos causa cierto sonrojo analizar la situación de los archivos en Castilla-La Mancha, donde existen de carácter estatal, regional, local y de entidades privadas, siguiendo, en este caso, los pasos de ANABAD (Unión Territorial de Castilla-La Mancha de la Federación Española de Asociaciones de Archiveros, Bibliotecarios, Arqueólogos, Museólogos y Documentalistas) que ha realizado declaraciones reivindicando mejoras en las condiciones de nuestros archivos.

Y es que los archivos en nuestra región siguen estando escasos en recursos económicos y humanos. El Archivo Militar de Guadalajara, llamado a convertirse en referente entre los de su género, sigue sin lograr que el Estado realice las inversiones necesarias para ello, mientras, como indicábamos en el “Estado de la Región” la Viceconsejería muestra signos, también en este campo, de anquilosamiento.

El hecho de que (y son los que conocemos por cercanía) en el Archivo Histórico Provincial de Toledo tenga que pedir cita previa el investigador, o que el archivo y biblioteca del Museo provincial de Toledo (uno de los más completos entre los de su clase) esté sin presupuesto -sin un céntimo- en los últimos diez años, dice mucho de la situación. Pero también el que el edificio que alberga al primero (de titularidad estatal pero de gestión autonómica) esté, tras casi treinta años de su instalación, sin terminar su rehabilitación, o que no se hayan actualizado los convenios de colaboración con entidades para realizar intervenciones en archivos con fondos históricos.

Se ha conseguido la obtención de reproducciones de fondos museográficos y documentales, con fines de carácter cultural o de investigación, por personal externo al mismo o por medios propios, poniéndonos a la altura de muchos otros centros de investigación. O la multiplicación de iniciativas en la divulgación y conocimiento de los fondos documentales y de los centros archivísticos, en muchos casos gracias al empeño e iniciativa de los trabajadores de los mismos o de las asociaciones de amigos de los archivos, como sucede con la continuidad de las prestigiosas jornadas que convoca el Archivo Histórico Provincial de Guadalajara, y que conoce su XVI edición.

En cuanto al lema que propone el Consejo Internacional de Archivos falta mucho por hacer, y animo a los lectores a releer la columna publicada en estas páginas hace un año para que hagan balance de lo realizado en cada uno de los señalados. Por lo pronto, siguen sin estar volcados en red los directorios o catálogos de los fondos documentales que se gestionan en nuestros archivos, lo que obliga en muchos casos a desplazarse al propio archivo o contar con el concurso del personal de los mismos para acceder a esa información imprescindible para abordar la labor investigadora.

Por otro lado, y aunque la Viceconsejería de Cultura anunció a bombo y platillo la digitalización de fondos documentales, especialmente los relacionados con el desarrollo de la Ley de Memoria Democrática, aún no se han dado a conocer los resultados, y lo que es peor, siguen miles de documentos que afectan a castellanomanchegos y que están depositados en fondos documentales fuera de la región, sin haber sido digitalizados para ponerlos al servicio de la ciudanía. Es más, hay cientos de metros lineales de documentación, que siguen sin ser accesibles a los investigadores por estar aún retenidos en las instituciones que lo generaron y no transferidos a los archivos provinciales correspondientes.

Terminamos con una petición ya realizada en estas páginas en otras ediciones y que Jacobo Israel Garzón ha manifestado recientemente en una conferencia dada en el Museo Sefardí de Toledo: falta una fonoteca -en este caso de música y tradición sefardí en el museo homónimo-. Fonotecas de las que carecen nuestros archivos y que dejan perder un valioso testimonio de un patrimonio cultural inmaterial que se nos está yendo de las manos.