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Mientras formaciones con representación en los ayuntamientos y en parlamentos se instalan dañinamente en la negación de la violencia hacia las mujeres por el hecho de ser mujeres, en menos de 24 horas, 4 mujeres y 2 menores han sido asesinados a manos de hombres de su entorno, hombres con los que mantenían o habían mantenido una relación.
En nuestro país, más de 90.000 mujeres cuentan con medidas de protección, pero los tan publicitados Centros de Crisis 24 horas que deberían ser refugio y referencia, no se han puesto en marcha más que en unas pocas de las 52 provincias, tal y como requiere la ley, que indicaba en 2023 que en seis meses deberían estar funcionando.
Si no dotamos los centros que marca la ley, si los centros de la mujer corren peligro de cierre por falta de recursos, si VIOGEN no valora adecuadamente el riesgo, si el silencio cómplice y la insensibilidad de la sociedad no cambian, jamás podremos atacar con solvencia las terribles cifras de asesinatos machistas.
Las administraciones públicas, junto al movimiento y asociaciones feministas, tenemos la obligación de proponer y revisar las herramientas que se utilizan porque no son suficientes.
Si consideramos que la educación es el medio para conseguir una población libre y crítica, la asignatura de Igualdad es el instrumento fundamental, porque los asesinatos y la violencia hacia las mujeres siguen creciendo y no es suficiente enfrentarnos a su erradicación con talleres puntuales, campañas en los días señalados o los paraguas violeta, porque no están dando resultado.
Únicamente haciendo imprescindible la educación en igualdad con una presencia de carácter permanente, con un currículo desarrollado y continuamente medido y corregido podremos calibrar y controlar si la incidencia educativa es un factor clave para la erradicación de la violencia hacia las mujeres en nuestra sociedad.
Esto no es una utopía, ya que en Castilla-La Mancha estaba recogida esta asignatura en la legislación de 2018 aprobada en Cortes por unanimidad, había profesorado y centros implicados en su pilotaje y un sitio en el horario para impartirla, aunque se decidiera ceder en su implantación.
Solo situando la violencia machista como prioridad política con medidas integrales y recursos podremos frenar su crecimiento, lo demás son parches transitorios.
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