CIUDAD REAL

El PP presta el teatro municipal de La Solana para presentar un libro que exalta la historia de un bar franquista

La historia de un bar-restaurante, desde sus orígenes: sus propietarios, sus clientes o las anécdotas... reflejadas en un libro. Hasta ahí no deja de ser una publicación más relacionada con el ámbito gastronómico, si no fuera porque habla de ‘El Cangrejo’, un establecimiento ubicado en La Solana (Ciudad Real) y conocido por su exaltación de la dictadura franquista desde que, en 1995, fuera ‘refundado’ por su actual propietario.

El libro lo ha escrito Joan Antón Abellán Manonellas, un catalán afincado en Valdepeñas desde hace unos pocos años y que escribe como “hobby”. “Puigdemont se exilió al norte y yo al sur (risas). Me siento español y allí estaba agobiado”, explica cuando habla de su trayectoria vital.

Ahora presenta ‘El Cangrejo, una institución en La Solana’ y lo hará en una fecha señalada para los nostálgicos de la dictadura franquista: este 20 de noviembre, coincidiendo con los 50 años de la muerte de Francisco Franco y el inicio de la actual etapa democrática en España. “Surgió en una fiesta, me lo propuso un amigo que era cliente y me pareció curioso. Ha sido muy divertido para mí”.

El bar se abrió en 1982, aunque aquel establecimiento nada tiene que ver con el actual. Hoy está repleto de imágenes de Franco, José Antonio, de banderas preconstitucionales y la música ambiental es la ‘banda sonora’ de aquella dictadura que represalió a miles de personas en España. En 2016, protagonizó una polémica cuando publicó una foto de los actores Alejo Sauras y Pepón Nieto que pasaron por el lugar.

El PP alquila el teatro municipal para el acto

El PP gobierna en este pueblo de Ciudad Real y ha cedido las instalaciones del teatro municipal para la presentación este jueves a las 20 horas. Tiene capacidad para más de 500 personas y el consistorio, según confirma el escritor, presta el lugar para presentar un libro “editado por el Cangrejo 1982 SL”, es decir, por el propio establecimiento.

La concejala de Cultura Ángela Notario ha confirmado, en declaraciones a elDiario.es Castilla-La Mancha, que se ha cedido este espacio público para el evento donde se presentará al bar franquista como “una institución”. Pagarán un alquiler. “El coste es de 650 euros, que es lo que han ingresado por él. Y no puedo decir más”.

La edil detalla que es posible alquilar varias instalaciones municipales como la plaza de toros o el propio teatro Tomás Barrera Saavedra, de acuerdo a una ordenanza municipal, con precios que oscilan entre los 650 y los 200 euros por día o fracción de día, y niega conocer el contenido del libro, más allá de la sinopsis.

También declina cualquier tipo de comentario sobre la apología del franquismo que realiza el establecimiento. “Yo sé por la referencia que me han mandado que cuentan la historia de El Cangrejo. No fue aquello que se conoce ahora. Empezó hace muchos años en una pequeña taberna”.

Cuando preguntamos su opinión sobre si el bar restaurante vulnera la Ley de Memoria Democrática la concejala declina pronunciarse. “Ni soy juez, ni soy abogada. Además no es ni mi competencia. Mi competencia es la Cultura, yo soy concejal de Cultura. A mí me dicen que va a haber una presentación de un libro, y sea de la República, sea sobre El Cangrejo, nosotros cedemos el espacio. Luego lo que cuenta el libro, según me han puesto en una sinopsis, es la historia del restaurador en este caso, y ya no me puedo meter en cosas que ni me competen, ni puedo hablar de ellas”, insiste.

Asegura que La Solana es “un pueblo muy plural” y que para cuestiones relacionadas con la memoria democrática “están las autoridades competentes”. “Si ven que hay algún tipo de delito, que lo indiquen”, añade, ya que mientras tanto el Gobierno municipal “respeta siempre, sin entrar en opiniones políticas, el trabajo de cada persona”.

El propietario del bar franquista “ha encontrado un filón y vende”

Joan Antón Abellán niega que la fecha elegida para presentarlo tenga algún tipo de significado. “El Cangrejo se abrió un 20 de noviembre hace 34 años, sacrificando la alcoba familiar en la casa. Era un domingo de 1982. ¿Es una provocación? No, yo creo que no”, defiende.

Según el autor del libro el giro en el rumbo del establecimiento para convertirse en lugar de culto franquista se debió a “un rebote” del dueño por la prohibición de fumar en el interior de bares o restaurantes. “Un día un cliente le trajo una foto con la imagen de Franco”, explica, y así comenzó todo. “¿Es un oportunista?”, se pregunta y él mismo se responde durante la conversación telefónica: “Es un buen comercial. Ha encontrado un filón y vende. Si me preguntas sobre cuál es su ideología política, te diría que no lo sé”.

Según Abellán, al bar va “gente normal” y destaca que “ponen el Cara al sol de fondo mientras estás comiendo”, aludiendo al himno fascista por excelencia. El escritor ríe cuando le preguntamos sobre si es consciente de que su libro califica de “institución” a un local donde se exalta un régimen político dictatorial. “Mira yo nací en 1955 y estudié en la universidad de Barcelona en época franquista. No me considero franquista pero tampoco antifranquista”, nos dice. “¿Esto es exaltación del franquismo? No lo sé, pero yo tuve un negocio de hostelería en Barcelona y vivía muy tranquilo en esa época. Hoy en día no se puede decir lo mismo”.

El caso de bar de La Solana no es el único en Castilla-La Mancha que enaltece los símbolos relacionados con el fascismo. Hay otro similar en Almuradiel, también en la provincia de Ciudad Real. En 2017, el Gobierno local de entonces con PP y Vox consideraron que Casa Pepe debía tener una calle, aunque poco después la dirección provincial de los 'populares' lo desautorizó.

La Ley de Memoria Democrática aprobada en 2022 no tipifica la apología del franquismo como un delito penal. Es decir, no conlleva penas de cárcel, pero sí establece sanciones que oscilan entre los 200 euros las más leves y los 150.000 euros las más graves.

Esta misma norma recoge en su artículo 35 que los símbolos “contrarios a la memoria democrática” deberán ser retirados cuando “estén ubicados en edificios de carácter privado o religioso, pero con proyección a un espacio o uso público”.