Viñedos y medio ambiente: ¿modelo tradicional o nuevas variedades?

La ecuación entre vino y biodiversidad ha generado uno de los debates más interesantes en el marco de la Jornada #VinoDiversidad que se ha llevado a cabo en los Lavaderos de Rojas de Toledo, organizada por la Fundación Global Nature, eldiarioclm.es y el Blog ECOlógica. Dentro de la mesa sobre ‘Buenas prácticas en cultivo y elaboración’, moderada por la periodista Carmen Bachiller, ha surgido la duda sobre cuál es el mejor método para la agricultura sostenible, si el sistema tradicional o las nuevas variedades de uva surgidas como consecuencia de la reestructuración del viñedo y del cambio climático.

En primer lugar, Javier Viñuela, investigador del CSIC y del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC), ha destacado que en el paisaje agrario de Castilla-La Mancha, el viñedo es un elemento clave como recurso de importancia para las aves, mamíferos y otros organismos. “Estos viñedos estaban perfectamente integrados con el medio natural y la transformación a espaldera ha tenido dos consecuencias: se ha cambiado la estructuración de las vides y con ello especies como la avutarda han dejado de acudir por la instalación de cables y el cambio del paisaje en torno a una pantalla vertical”.

Este experto deja claro que la reforma agraria tiene que seguir adelante porque así se está llevando a cabo en toda Europa, pero al mismo tiempo “empieza a ser complicado encontrar viñedos tradicionales”. Por ese motivo se ha mostrado convencido de que en España “todavía estamos a tiempo de dar un ejemplo mundial de cómo se puede compatibilizar modernización del viñedo con conservación del viñedo tradicional”, sobre todo de cultivos de uva Airén.

Al mismo tiempo, ha resaltado que el problema de los nuevos viñedos no solo es el efecto sobre las aves esteparias sino también sobre el agua, debido a la sobreexplotación de acuíferos en La Mancha. Viñuela, que fue miembro de la UNESCO, ha explicado asimismo que hace años que en la Unión Europea ya se sabía que si se llegaba a la reconversión del viñedo “eso suponía seguir sobreexplotando los acuíferos”.

“Se está hablando de conservar el vino Airén para la biodiversidad, pero por lo que veo en el mercado, el vino blanco manchego de toda la vida es de los que más premios gana en el extranjero, es un vino excelente, y está entrando en la juventud. ¿Por qué es necesario recurrir a otras variedades?”, ha preguntado.

Por su parte, Miguel Ruescas, decano del Colegio Oficial de Enología de Castilla-La Mancha, ha realizado un repaso de las principales acciones que se pueden llevar a cabo para promover la biodiversidad, entre las que ha destacado el tratamiento de los residuos y del suelo, así como la optimización del agua. En este último caso, también se ha referido a la “mala planificación hidráulica” y a los numerosos efectos del cambio climático como el aumento de la humedad y de las plagas. Pero también ha querido aportar algunas soluciones para el sector del vino: mayores inversiones en medio ambiente, más educación y proyectos en la escuela, y apostar por las nuevas tecnologías.

Dicho esto, ha respondido a lo afirmado por Viñuela al recalcar que el cultivo de nuevas variedades de uva “es lo que nos ha demandado el mercado al que estamos supeditados” y que además ha permitido una mayor rentabilidad. “Tenemos que seguir investigando en nuevas variedades porque tenemos aquí el cambio climático. como se está comprobando en la transformación de la maduración de la uva”.

Para concluir, el presidente del Colegio Oficial de Enología ha destacado el enoturismo como uno de los recursos más importantes para enseñar a los clientes de ciudades y pueblos ese vino que está ligado a la biodiversidad. Con ese objetivo, ha propuesto a bodegas y cooperativas que abran también durante los fines de semana “para expandir esa cultura del vino”. Finalmente, ha dejado claro que el mayor problema de la biodiversidad “es el ser humano” y que por tanto es a través de la concienciación y del aprendizaje como hay que defenderla.