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Exteriores repatría a un grupo de cineastas catalanas atrapadas por el cierre de fronteras en el Kurdistán iraquí

Las repatriadas, en el helicóptero que las trasladó desde Erbil a Bagdad este martes

Arturo Puente

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Grababan una película en el Kurdistán iraquí cuando la pandemia por coranvirus comenzó a extenderse y han acabado siendo repatriadas por el Ministerio de Exteriores en un avión militar. El grupo de cineastas, seis catalanas y otra de origen alemán, llegaron este miércoles a la base de Zaragoza en un A400 del Ejército del Aire, después de quedar atrapadas por el cierre de fronteras en el país de Oriente Próximo y gracias a las gestiones del embajador español, que pudo aprovechar un vuelo militar desde la base norteamericana en Bagdad para repatriar a las españolas.

El grupo, compuesto inicialmente por nueve personas, había llegado al Kurdistán el 18 de febrero para participar en el rodaje de la película Sinjar, que dirige Anna María Bonfarull. Durante las primeras semanas el proyecto avanzó con normalidad, instaladas en la ciudad de Duhok, adonde la epidemia de coronavirus llegaba con cuentagotas. Pero el día 9 de marzo el Ministerio se puso en contacto con ellas y les avisó de que, ante el empeoramiento de la situación, el aeropuerto cerraría y su vuelo sería cancelado, por lo que les recomendaba abandonar el país. Sin embargo, ellas rechazaron esta posibilidad y decidieron quedarse.

“Nos reunimos y la mayoría decidimos que nos queremos quedar, porque nos quedaba una semana para acabar la película y pensábamos que volver a Irak sería muy difícil”, explica Bonfarull. “Estábamos muy comprometidas con la película y podíamos acabarla confinadas en una casa de Duhok”, apunta la cineasta. Así lo hicieron. El rodaje de la película siguió, aunque sin dos de sus integrantes originales, que prefirieron volver en aquel momento, y sin que dos actores que debían llegar de España pudieran hacerlo.

Lejos de mejorar, la situación sanitaria tanto en Irak como en España empeoró por momentos. En vista de ello, el 25 de marzo el Consulado volvió a ponerse en contacto con el grupo y les insistió en que era mejor que volviesen a casa. En esta ocasión las cineastas sí que aceptaron, después de haber acabado la película. Pero su salida no es ni mucho menos fácil. No hay vuelos comerciales, que es el medio de transporte que el Ministerio de Exteriores está priorizando, allí donde se puede, en las operaciones de repatriación que lleva a cabo estos días. Además, las salidas por carretera desde el Kurdistán iraquí son arriesgadas, por el peligro de caer en zona controlada por el ISIS.

Exteriores decidió trasladarlas en coche desde Duhok, donde están, a Erbil, capital del Kurdistán iraquí y sede del Consulado español en la zona. En las instalaciones de la diplomacia española se alojan tres noches, desde el sábado al pasado martes. Durante este tiempo el cónsul buscó un avión que hiciera el trayecto hasta España y pudiera retornarlas. Al mismo tiempo, gestionó los visados para que las cineastas pudieran salir del territorio autónomo kurdo y entrar en el propiamente iraquí.

Finalmente la repatriación se inicia el martes, comenzando por un viaje en helicóptero militar entre Erbil y la base de Estados Unidos en Bagdad. Poco antes de las 19 horas del martes, un avión de mercancías del Ejército del Aire recogió a las siete cineastas junto a otro grupo de españoles que había quedado en una situación similar en la propia capital Iraquí. Todos ellos llegaron a Zaragoza a la 1h de la madrugada del miércoles.

“No pasamos miedo en ningún momento, porque la zona no es excesivamente peligrosa, pero es una experiencia que no vamos a olvidar”, explica Bonfarull en conversación con este diario. La cineasta repatriada destaca la diligencia y el buen trato recibido por el Ministerio y las autoridades consulares, a quienes agradece la operación. Desde el inicio de la crisis del COVID-19, el Gobierno ha repatriado o ayudado a volver a España a cerca de 18.000 personas, la mayor parte de ellos desde Latinoamérica. 

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