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OPINIÓN | 'Pesimismo y capitalismo', por Enric González

La lucha anticapitalista muestra su fuerza en la manifestación alternativa del primero de mayo en Barcelona

La manifestació anticapitalista en el paseo Lluís Companys / Enric Català

Arturo Puente / Enric Català (fotos)

Barcelona —

“No queremos vivir más como esclavos”, clamaba una de las pancartas que los manifestantes han portado durante la manifestación alternativa del primero de mayo en Barcelona, una marcha que ya supone una tradición en la jornada reivindicativa pero que en los últimos años viene aumentado, paralela al descontento social. Convocadas por organizaciones como IAC, CNT y COS, Arran o CUP, varios miles de personas han acudido a las inmediaciones del Arco del Triunfo y han partido en dirección a la Villa Olímpica.

La marcha, de nítido signo anticapitalista, ha contado con la participación de diferentes luchas, entre ellas un bloque feminista, uno anarquista, uno de migrantes, además de luchas sectoriales, entre otras. Los colectivos y sindicatos combativos mostraban así un año más su poder de convocatoria y tomaban su porción de protagonismo al margen de los sindicatos mayoritarios, que se manifestaban por la mañana.

La protesta ha recorrido el paseo Lluis Companys de forma tranquila y ha rodeado la Ciutadella, que se encontraba cerrada para proteger el Parlament. Los primeros incidentes se han producido cuando un grupo de manifestantes encapuchados han atacado una inmobiliaria y una sucursal, además de prender fuego a unos contenedores a la altura del paseo Picasso, que no han llegado a arder. En ese momento varios fotógrafos han acudido para documentar la escena y algunos manifestantes se han encarado con uno de ellos, al que han terminado rompíendo la cámara.

Los mossos custodiaban el transcurso de la manifestación a distancia, sin entrometerse todavía. Tras unos momentos de calma, frente a la Delegación del Gobierno los incidentes han ido a más. Allí un grupo de personas ha lanzado un coctel molotov contra una sucursal bancaria y ha quemado varios contenedores al grito de “quien siembra miseria recoge la rabia”. El grueso de la manifestación se ha apartado de la cortina de humo negro y ha continuado su marcha hacia Pla de Palau por el carril contrario. Una decena de furgones policiales se han acercado al lugar donde ocurrían los incidentes. Eran poco más de las ocho de la tarde y a la cabecera de la manifestación le quedaba un trecho para alcanzar su destino, la Villa Olímpica, cuando la megafonía de los Mossos ha avisado de que la marcha había sido desconvocada por los organizadores y que en pocos minutos intervendrían los antidisturbios.

Una parte de los manifestantes, minoritaria, ha cambiado el rumbo y se ha perdido entre las calles del Born, donde se han dado algunos ataques aislados contra el mobiliario urbano. Las mayoría de las detenciones se han producido entonces, en las calles estrechas entre Pla de Palau y el fossar de las Moreres, que los Mossos han cifrado en cuatro personas “detenidas por actos vandálicos”. La estrategia de dividir la marcha suele ser la más utilizada por la polícia catalana antes de una intervención con cargas, pero en esta ocasión no las ha habido, al menos en la forma usual.

Pese a que los mossos han seguido dando vueltas con los furgones de forma disuasoria, el grupo más importante de los manifestantes ha continuado pacíficamente hacía el Casino de Barcelona sin torcer el rumbo. Una vez en la Villa Olímpica y poco antes de las nueve, se ha dado por concluída la jornada con la lectura de un breve comunicado. “Seguiremos en la lucha”, han cerrado.

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