Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
Sobre este blog

La Fundación Catalunya Europa (FCE) es una fundación privada sin ánimo de lucro que tiene como objetivo hacer presente Catalunya en Europa y Europa en Cataluña a través del debate y la generación de conocimiento en economía, gobernanza, democracia, sociedad y cultura.

Llegir Catalunya Europa en català aquí.

América Latina-UE, ¿una alianza estratégica?

Rocío Petruzzi

Este artículo ha sido publicado en el blog Agenda Europea, de la Fundació Catalunya Europa. Agenda Europea

La II Cumbre entre la UE y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) reúne a los mandatarios de los 28 estados de la Unión Europea y de 33 estados de América Latina. La cumbre se celebra en un nuevo punto de las relaciones entre Europa y el continente latinoamericano. El estancamiento económico europeo (especialmente de aquellos países mediterráneos) contrasta con un mejor posicionamiento internacional no sólo de potencias en la región al otro lado del Atlántico (como México o Brasil), sino también de países intermedios como Colombia o Perú. Prueba de ello es la inversión del fenómeno migratorio entre ambos continentes, según publica la IOM. En 2014, siguiendo una tendencia instaurada desde 2008, el total de población inmigrante europea en América Latina (13%) fue mayor que el porcentaje de inmigración latinoamericana en Europa (10%).

Europa y América Latina siempre han mantenido una relación estrecha, marcada principalmente por sus relaciones comerciales en términos Norte-Sur. Los países latinoamericanos, ricos en recursos naturales y con una gran producción agrícola, han abastecido las economías de todo el mundo, mientras los productos industriales europeos y estadounidenses invadían sus mercados. Esta situación ha condicionado enormemente el desarrollo del continente latinoamericano, que aún hoy en día es la región con mayor desigualdad socioeconómica en todo el mundo. La Unión Europea ha contribuido activamente a revertir esta situación, principalmente mediante ayudas al desarrollo –aportando más de 48 millones de euros sólo en 2014– y dando soporte a crisis olvidadas, como en el caso de Haití.

Una América Latina diferente

Sin embargo, la mayoría de países que hoy acuden a la Cumbre UE-CELAC ya no son receptores de ayuda al desarrollo, e incluso algunos –como México y Brasil– son países donantes de ayuda. ¿Qué ha sucedido? En los últimos veinte años la situación socioeconómica del continente ha cambiado. Un fuerte período de bonanza económica internacional, favorecido por el aumento de la demanda de commodities por parte de China, permitió a muchos países latinoamericanos reducir sus niveles de deuda soberana y ganar independencia económica frente a terceros. Simultáneamente, la ascensión de gobiernos de izquierdas en varios países (Venezuela, Bolivia, Brasil, Ecuador, Argentina, Uruguay y Chile, por ejemplo) contribuyó a la aplicación de políticas inclusivas que redujeron notablemente los índices de pobreza y exclusión social.

Actualmente, el crecimiento latinoamericano se ha estabilizado, posicionando a las economías de esa región dentro de los bloques comerciales más influyentes del comercio internacional. Consciente de esta situación, la UE ha celebrado acuerdos de asociación con 28 de los 33 países de este bloque, con la intención de mantener su presencia en la región mediante su soft power. Un instrumento clásico de su acción exterior es la inclusión de una cláusula de condicionalidad democrática y respeto a los derechos humanos en dichos acuerdos, pero la situación actual nos indica que ésta se aplica de forma arbitraria, y se limita a declaraciones de carácter político. De esta manera, su acción exterior pierde cualquier tipo de credibilidad más allá de la comercial y económica. La renovación de algunos acuerdos de asociación (México y Chile), así como el establecimiento de nuevos acuerdos (con Mercosur, por ejemplo) son indispensables para el fortalecimiento del vínculo entre ambas regiones, no sólo desde una perspectiva comercial, sino como una herramienta más de política exterior, que incluya –como mínimo– el respeto de los derechos humanos de forma efectiva.

Necesidad de un nuevo paradigma

Por esta razón, la Cumbre se presenta como una oportunidad no sólo para fortalecer relaciones en el ámbito económico, sino también como foro multilateral en el que casi un tercio de los estados de la ONU y la mitad de los asistentes al G20 puedan debatir sobre retos globales. La crisis financiera global, la lucha contra el cambio climático, o el narcotráfico. ¿Cómo hacer frente a estos problemas comunes? Sólo mediante el diálogo estructurado se puede asegurar una solución común. El establecimiento de Cumbres UE-CELAC no es suficiente, sino que es necesario establecer un canal de comunicación bidireccional. Europa debe asumir que ha dejado de ser una prioridad para sus socios latinoamericanos, y si la UE desea mantener una alianza estratégica en la zona debe tratar a sus socios como iguales. Al otro lado del Atlántico, las propuestas europeas sobre uso de renovables son referentes en la lucha contra el cambio climático. Sin embargo, las lecciones aprendidas por el continente americano sobre los efectos y la gestión de crisis financieras no son valoradas por igual, cuando podrían ser una fuente de conocimiento alternativa.

Por otro lado, tanto la UE como la CELAC en estos momentos experimentan tensiones internas en sus organizaciones. La ruptura entre países europeos “del norte” y “del sur”, junto con la amenaza de salida de la organización de Reino Unido, supone un reto para la unidad de la UE. De forma similar, la CELAC debe lidiar con las tensiones entre los países del Caribe y México (con una visión regional más aperturista) y los países de América del Sur y Brasil (con una visión más integracionista). En este sentido, sería conveniente reformular las relaciones internacionales entre ambas regiones, dejando de lado la distinción formal en bloques, en pro de diversos planos de cooperación multilateral transatlántica. Por ejemplo, dentro de un marco común, como pueden ser cumbres EU-CELAC, se pueden instaurar diálogos de varios tipos: cooperaciones estratégicas (Brasil, México, Alemania, Francia, Italia, por ejemplo) y diálogos con países intermedios (grupos de trabajo y reuniones bilaterales), mientras se mantiene la cooperación al desarrollo con zonas más necesitadas (Bolivia y Centro América).

Sobre este blog

La Fundación Catalunya Europa (FCE) es una fundación privada sin ánimo de lucro que tiene como objetivo hacer presente Catalunya en Europa y Europa en Cataluña a través del debate y la generación de conocimiento en economía, gobernanza, democracia, sociedad y cultura.

Llegir Catalunya Europa en català aquí.

Etiquetas
stats