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La Generalitat de Catalunya invirtió entre 2003 y 2014 el doble en la nueva línea del metro que en Salud

Políticos de varias instituciones han participado en el viaje inaugural del tramo de la L9

Oriol Solé Altimira

Políticos de todos los colores e instituciones han mostrado su satisfacción este viernes por la inauguración del tramo de la Línea 9 del metro que unirá Barcelona con el Aeropuerto del Prat. Un proyecto que, además de ser largamente reivindicado por el área metropolitana, ha hecho mella en las cuentas de la Generalitat. La construcción de la L9 se ha comido 6.351 millones de la Generalitat entre 2003 y 2014, el 17% de toda la inversión ejecutada por el ejecutivo catalán en este período, que sumó 37.582 millones de euros. Sólo lo destinado a esta infraestructura dobla la inversión en Salud y Bienestar Social en los mismos años, y está muy por encima de lo invertido en Educación o Vivienda.

“La construcción de la Línea 9 del metro de Barcelona ha sido la principal inversión llevada a cabo por la Generalitat hasta el momento”, reza un informe del departamento de Economía de la Generalitat que analiza el gasto y la inversión del Govern en el período 2003-2014. De los 6.351 millones invertidos en la L9 en este periodo, 4.187 corresponden a la construcción del túnel, y 2.164 a la construcción y el mantenimiento de las estaciones de los tramos I, II y IV de la línea, ejecutados a través de concesiones.

La comparación con la inversión en otras materias permite ver hasta qué punto la L9 se convirtió en una prioridad tanto para los gobiernos del tripartit como para los ejecutivos de Mas. Así, en el mismo período del análisis, que combina años de expansión económica con los tiempos de recortes presupuestarios, la inversión en Educación y Cultura (construcción y mantenimiento de centros educativos y equipamientos culturales) alcanzó los 3.857 millones de euros, el 10% del total ejecutado.

La inversión en Sanidad y Bienestar Social representa el 8% del total ejecutado entre 2003 y 2014, con 3.001 millones, destinados a la mejora y renovación de la red de centros de atención primaria, hospitales y residencias y centros de día para personas mayores. Un poco más de la mitad que lo que se ha llevado la L9.

Por otro lado, los 6.351 millones de la L9 casi igualan al conjunto de inversión realizada por la Generalitat en carreteras, que fue de 6.594 millones. Los importes de la inversión en carreteras y toda la red ferrocarril, L9 incluida, suman 16.265 millones, el 43% del total.

Finanzas comprometidas a largo plazo

El estudio muestra cómo la L9 seguirá comprometiendo las cuentas catalanas de las próximas décadas, tanto del Govern de Puigdemont como de los que le sucedan: según el informe, a fecha de 1 de octubre de 2015 las arcas públicas todavía tienen que pagar 8.859 millones de euros en concesiones, el método que escogió el tripartito para que empresas privadas construyeran las estaciones.

Este ejercicio se abonarán 252 millones, cifra que irá subiendo paulatinamente cada año hasta los 317 que se pagarán en 2025. Aquel año todavía quedarán por pagar 5.149 millones, según el estudio de Economía. Con todo, los gobiernos de Mas han conseguido ahorrar 475 millones respecto lo adeudado cuando entraron en el Govern, que eran 9.334 millones. Sin embargo, los millones ahorrados se han destinado a otro endeudamiento para financiar las obras que quedaban pendientes y poner en servicio el tramo entre el Aeropuerto y Collblanc (el que se ha inaugurado este viernes).

La L9 fue uno de los últimos proyectos de los 23 años de Jordi Pujol al frente de la Generalitat, que contó con la complicidad del PSC al ser una infraestructura que permitía la llegada del metro a feudos socialistas. El proyecto faraónico -fue publicitada como la línea de metro más grande de Europa- se dio de bruces con defectos constructivos y la bajada de ingresos provocada por la crisis. En total, costará 16.000 millones, según las últimas estimaciones. Inicialmente debía costar 2.464. El tercer tramo de la línea, entre Zona Universitària y la Sagrera, está paralizado sine die.

Sobre lo inaugurado este viernes, el tiempo de trayecto entre Zona Universitaria y la Terminal 1 del Aeropuerto será de 32 minutos, mientras que el tramo entre Fira Gran Vía -la sede del MWC- y el aeropuerto se hará en 22 minutos. No es baladí: la finalización de este tramo de L9 ha sido una de las exigencias de los últimos años de los organizadores del Mobile World Congress.

El billete para comenzar o finalizar el viaje en las terminales del aeropuerto costará 4,50 euros y no servirá la tarjeta T-10, aunque sí se podrán utilizar otros títulos de la ATM como la T-Mes, la T-50/30 o la T-Trimestre. Un ejercicio del diario ARA ha mostrado cómo saliendo de la Plaza Catalunya se tardan 25 minutos hasta el Aeropuerto en autobús -al ser día festivo había menos tráfico en Barcelona-, mientras que el trayecto en metro consume 1 hora. Este nuevo tramo de la L-9 hasta el Aeropuerto ha costado 2.899 millones de euros.

La inversión, una de las damnificadas por los recortes

El capítulo de las inversiones ha sido uno de los más damnificados por los recortes de los últimos años. Según reseña el estudio, del máximo de 5.924 millones de euros en inversión ejecutada en 2009 se pasó en 2014 a 1.071 millones. Esta cifra es casi la mitad de lo que se ejecutó en todo 2003, que fueron 2.023 millones de euros.

La inversión de la Generalitat en 2014 supuso un 0,54% del PIB catalán, lejos del 2,93% que se alcanzó en 2009. La inversión por habitante también ha salido trastabillada de la crisis: en 2014 se alcanzó el mínimo de toda la década analizada, 142 euros por habitante. En 2003 eran 302 euros por catalán, mientras que en tiempos de vacas gordas, como el año 2009, se alcanzaron los 792 euros por catalán invertidos.

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