A Paco Camarasa lo podemos encontrar como responsable de la librería Negra y Criminal de la Barceloneta, pero también es el comisario coordinador –y uno de los fundadores– de BCNegra, el Encuentro de Novela negra de Barcelona que ha tenido lugar del 29 enero al 7 de febrero. Este año cumple su décima edición con las habituales presentaciones de libros, conferencias, ciclo de películas y se ha abierto asimismo a la novela gráfica, entre otras actividades en las que participan Ayuntamiento y editoriales. La novela negrocriminal, como él la llama, está más activa y de moda que en las últimas décadas y para este año han invitado a visitar la ciudad marítima a escritores del género tan en boga como Sue Grafton, Philip Kerr, Alicia Giménez Barlett, Anne Perry o Dolores Redondo. Hablamos del Encuentro, de la salud del género literario, del papel del papel, del Barça y de la muerte.
El Encuentro de Novela Negra de Barcelona cumple 10 años, ¿cómo se llega?
El homenaje a Vázquez Montalbán de 2005 sorprendió al Ayuntamiento por el éxito de público y la gente que arrastraban los actos de novela negra. Barcelona es la gran capital de novela negra de Europa: hay colecciones, hay la Biblioteca La Bóvila, estamos nosotros como librería especializada, hay clubs de lectura. Se podía hacer un festival de novela negra como el de Gijón o como hacen muchas ciudades de Francia e Italia. La idea era combinar lo público y lo privado, pedir subvenciones es complicado. El Ayuntamiento pondría sus medios y las editoriales lo que hicieran durante el año para concentrarlo en una semana y tener más fuerza ante la prensa.
¿Cómo se negocia con la Administración y los otros protagonistas cuando cada uno tiene sus intereses?
Negociar es fácil si sabes qué pides y cuánto pides. El Ayuntamiento quiere público, salir en prensa y que las cosas vayan bien. Las editoriales quieren que sus autores sean conocidos y público. Y los autores quieren pasárselo bien. Aquí un autor tiene más público que en muchas de sus presentaciones juntas... además que hacen rutas gastronómicas y pueden tomar una copa tranquilamente a las 12 de la noche. ¿Y el público? El público puede ver a ese autor que le gusta pero al que no ha puesto cara o que no sabe cómo habla. BCNegra está orientada sobretodo para que el lector lo pase bien.
¿Se puede hablar del Encuentro en términos de madurez?
Parece que ya esté consolidado aunque tenemos problemas de crecimiento... No queremos que el público se quede fuera pero sobre todo que sirva para que la gente lea más novela negrocriminal. Hemos llegado a la madurez por las rutinas e intentamos cosas nuevas: consolidar la relación con Filmoteca, el MNAC... Nos gusta tener cómplices.
Se dice que el género negrocriminal puede ser una expansión del periodismo.
Llegamos donde no llega el periodismo, no porqué no sepa sino porqué no puede. Los periodistas narran la realidad, pero no la verdad, aunque la sepan: sólo pueden narrar lo que es demostrable. El novelista sí puede narrar la verdad mediante la ficción, que no es atacable. Los periodistas no lo pueden demostrar porqué los poderosos tienen gabinetes más potentes. Esta es la limitación que no tiene un novelista, puede hacer un personaje parecido al real y explicar lo que los periodista saben pero no pueden demostrar.
Ha habido un auge brutal de la novela negra también en España.
En nuestro país ha pasado un fenómeno muy curioso, hay relevo y no relevo generacional. Juan Madrid, Andreu Martín... los iniciadores de los 70 o 80, siguen escribiendo; la generación de los 90, que ya son maduros: Jiménez Barlet, Lorenzo Silva... siguen publicando; luego están los nuevos, Alexis Ravelo, Víctor del Árbol... que cuando hablan de Barcelona, no pueden hablar del desaparecido Barrio Chino y buscan nuevos escenarios y formas de narrar esta ciudad. Asimismo, hace 10 años era muy difícil encontrar escritores que sus novelas no pasaran en Madrid o Barcelona, en este momento hay un crimen que ocurre en Menorca o en Navarra. El público irá depurando a los autores y otros no volverán a publicar por la crisis editorial. La realidad es que hay editoriales que han sobrevivido gracias a la novela negra. Hay más negro, es mejor y está conectando con el público. El auge ha sido espectacular... y está para quedarse.
¿Uno de los éxitos de este género es que siempre ha cuidado mucho la forma?
Tiene unas características que hacen que sea fácil acercarse. Pero los códigos propios del género tienen un peligro: los códigos significan que hay lectores fieles y que los conocen perfectamente. Son peligrosos, no significa que no acepten novedades, pero tienen que estar bien hechas. Una novela puede ser de personaje, de trama, de atmósfera pero el género en sí siempre narra una historia: no hay un ejercicio literario.
Por ejemplo, ¿qué es irrenunciable en una novela negrocriminal?
Lo que no se acepta es el aburrimiento. Siempre tiene que contar una historia y lo hará porqué siempre nos habla de la cuestión más importante y segura: la muerte. Y lo que pregunta es quién es el culpable. El narcotráfico existe, ¿pero sólo son culpables los narcos?, ¿no lo son los bancos que permiten su blanqueo o la corrupción que está en los inicios de la novela negra?
¿Cuál ha sido la línea de selección de autores para el encuentro de este año?
Colaboramos con las editoriales y buscamos los que tienen novela nueva, pueden venir y quieren estar con nosotros. Lo que las librerías quieren son autores que traigan novedad y, por suerte, tenemos autores que interesan a los lectores. El público quiere hablar con los autores que acaban de publicar. Asimismo, complementamos con secciones como la tradicional de cine y, este año, añadimos la de novela gráfica.
¿Habría competencia entre la proliferación de series de Tv y los libros del género?
Las series están influyendo en cómo narran los autores, la gente quiere libros con la agilidad que tienen estas. No puedes hablar de narcotráfico o laboratorios después de Breaking Bad; no pudes hablar de la ilegalidades en una ciudad después de The Wire. Luego hay una cuestión fundamental, parte de la crisis del libro y la lectura es que tenemos muchos más motivos de entretenimiento. Y uno de estos es las excelentes series que vemos. Ahora en las mesillas de noche hay libros y series.
¿Cómo va la industria del papel y qué papel tienen los libros digitales?
Soy un defensor de los libros digitales, de lo que no lo soy es del mecanismo por el cual se piratean, el problema está en que crezca la venta de aparatos pero no la de libros digitales. Los escritores no pueden cantar en un concierto y necesitamos autores que puedan vivir de escribir. Por otro lado, ahora es más fácil autoeditarse en digital o en papel y necesitamos también editoriales, me fío de su criterio. No me gusta la democratización de la red cuando vende que todos son iguales. No me leeré un libro digital porqué sí, importa quién me lo dice y cómo me lo dice, las editoriales son prescriptoras. Cuando el libro de papel se haya terminado, habrá otros.
El nuevo libro de Kerr habla del fútbol actual. ¿Qué te dice la nariz acerca de todo lo que pasa en un club como el Barça?
Primero, el Barça es más que un club. Dicho esto, estoy convencido que hay ganas de buscar las cosquillas pero si tu no haces determinada ilegalidades, no te las pueden sacar. El problema está en que estas ilegalidades muchas veces tienen el agravio comparativo. La diferencia entre Barça y Madrid es que el Barça es muy complejo, mientras que el Madrid es lo de siempre: Florentino Pérez es como un jeque árabe. Seguro que alguna ha hecho, que se pueda demostrar o no ya es otra historia; ¿que merece una novela negrísima? seguro, nadie llega a nada sin hacer nada. Confío que los culés comiencen a exigir la misma regeneración que se pide a otros niveles. Hay demasiados intereses entorno al Barça como para que los goles de Messi sean suficientes.