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Sobre este blog

La ecología es uno de nuestros principales intereses y es el centro de este blog: cambio climático, medio natural, desarrollo sostenible, gestión de residuos, flora y fauna, contaminación y consumo responsable, desde el punto de vista de periodistas, expertos, investigadores, especialistas y cargos públicos. También editamos la revista 'Castilla-La Mancha Ecológica'.

Acuíferos cada vez más secos, otro efecto del cambio climático que podemos evitar

Limnoembalse de Pareja

Alicia Avilés Pozo

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En el contexto de la Cumbre del Clima y con los numerosos efectos del cambio climático a la orden del día, conviene detenerse en algunos de ellos para poder comprenderlos, asimilar sus consecuencias y ser conscientes, como sociedad, de lo que podemos hacer para solucionarlo. El caso del agua, un recurso de primera necesidad considerado como “derecho humano” por muchos colectivos internacionales, es de los más perentorios. La mayoría de las personas no conoce cómo funcionan los ciclos del agua y por lo tanto es necesaria, una vez más, la pedagogía para acercar al ciudadano sus mecanismos en la naturaleza. Conociéndolos mejor, podemos ayudar más.

Esa es la filosofía con la que los investigadores científicos trabajan cada día, como es el caso de Eugenio Molina, profesor del Departamento de Geología, Geografía y Medio Ambiente de la Universidad de Alcalá (UAH). Natural de Yunquera de Henares (Guadalajara), ha compartido con sus vecinos y vecinas una charla para detallarles, de forma sencilla, la base científica de un problema global, centrándose en los ciclos de agua dulce en los ríos.

“A nadie le enseñan bien desde la infancia cómo es el ciclo natural del agua y es necesario hacer divulgación para concienciar”, explica este experto. ¿Cómo funciona ese ciclo? Las precipitaciones marcan el balance de “entradas” de agua, mientras que el caudal de los ríos y la evapotranspiración (la cantidad de agua que vuelve a la atmósfera como consecuencia de la evaporación y de la transpiración de las plantas) marcan las “salidas”.

Sobre el agua disponible

Para hacernos una idea, detalla que de toda el agua que llueve como media a nivel mundial, hasta dos tercios (el 70%) vuelve a la atmósfera, por lo que solo queda disponible el 30% restante. Es una cifra que varía en función de la geografía: por ejemplo, en España, ese porcentaje de agua disponible de todo el ciclo natural es de tan solo el 10%.

Con estas cifras tan bajas, si a ello añadimos los efectos del cambio climático, hablamos entonces de que la capa de gases de efecto invernadero se hace más gruesa, la temperatura aumenta y eso “hace que cambie la dinámica atmosférica y las precipitaciones se distribuyan de manera diferente”, afectando especialmente a la cuenca mediterránea donde ahora llueve menos.

“Si aquí llueve menos y hace más calor, las plantas tendrán más necesidad de absorber el agua, por lo que la evapotranspiración será todavía mayor y mucho menor el agua que queda para el caudal. Es lo que llamamos el paradigma de agotamiento de recursos hídricos. Los distintos modelos a nivel mundial estiman que en la zona mediterránea o en el sur de África los caudales pueden bajar hasta en un 40%”, destaca.

En un reciente modelo de investigación realizado en el río Ompolveda a su paso por Pareja (Guadalajara), que fue publicado en ‘Journal of Hidrology’, este investigador pudo constatar cómo la reducción del agua podría disminuir hasta en un 50% para finales de siglo. El profesor recuerda además que el caudal llega a través del agua de la superficie, por un lado, o se infiltra en el acuífero y vuelve al río en verano, por otro lado. Es en este segundo caso, el del caudal subterráneo, es el que se va a ver más afectado. “El cambio climático hará que tengamos menos agua en verano, cuando más la necesitamos”.  

Actualmente, trabaja en un nuevo proyecto financiado por la Diputación de Guadalajara en el río Salado entre Atienza y Sigüenza, con unos resultados preliminares que ya establecen esa reducción de caudal entre un 30% y un 60%. “Todo ello estará en función de nuestras emisiones, por eso los científicos siempre trabajamos con largos intervalos de tiempo”.

Optimismo y medidas

Y es que el experto aporta estos datos para ser “optimista”. “Tenemos que intentar que esos cambios sean lo más leves posibles. Debemos estar preparados, tanto la sociedad como las administraciones públicas, pero hay medidas que debemos tomar. Ya se están haciendo muchas cosas a todos los niveles pero cada uno debe contribuir individualmente”.

Entre estas medidas, destaca el cambio de nuestra dieta reduciendo alimentos con “enorme” huella hídrica y de carbono como las carnes rojas e incluyendo otros como las legumbres sin tanto coste ecológico. Aparte, también recomienda otras medidas más generales que no por repetidas son menos eficaces como el reciclaje, el ahorro de agua y energía, el consumo responsable de productos locales y de temporada, el activismo y el compromiso con aquellos partidos políticos que se muestren defensores de la sostenibilidad y de la buena gestión del agua.   

Con ese objetivo de divulgar para concienciar, Eugenio Molina detallará, junto a otros investigadores, los estudios elaborados en torno al ciclo natural del agua, este mismo miércoles a las 19.00 horas en el Parque Científico y Tecnológico de Guadalajara.

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