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Colectivos ecologistas reclaman una “rigurosa evaluación ambiental” de la Estrategia Valenciana de Regadíos que “consolida un modelo insostenible”

Sistema de regadío valenciano.

Miguel Giménez

València —

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1.200 millones de euros. Esa es la cantidad con la que estará dotada la nueva Estrategia Valenciana de Regadíos según anunció la pasada semana el president de la Generalitat, Ximo Puig, un plan que incluye 1.065 millones para modernizar el regadío y 132 millones para el fomento de las energías renovable. Sin embargo, la estrategia que prepara la Conselleria de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica, lanza “más sombras que luces sobre su idoneidad para hacer frente a los problemas reales que sufre la agricultura en la Comunitat Valenciana”, según explican desde determinados colectivos ecologistas. 

Además, plantea serias dudas por la falta de rigor con qué son justificadas las medidas que en ella se pretenden adoptar. Por todo esto, la Red por una Nueva Cultura del agua en el Júcar, entidad en la cual participa Acción Ecologista-Agró, pide en las alegaciones que ha presentado a esta estrategia, entre otras cosas, una rigurosa evaluación ambiental de la modernización de los regadíos contemplada en el proyecto.

Desde el punto de vista hídrico, la Estrategia “consolida un modelo insostenible” que ignora la menor disponibilidad de agua a la que se enfrentan las cuencas mediterráneas, como consecuencia del efecto del cambio climático. En esta línea, advierte que todas las previsiones apuntan a reducciones del 25% en el caudal circulante y a un aumento considerable de la evapotranspiración de los cultivos, lo que implicará una significativa reducción de la superficie de regadío. Pero este escenario, de entrada, “choca frontalmente con las previsiones poco realistas de la Estrategia de mantener la actual superficie de regadío”.

Preocupación “más que justificada”

En consecuencia, la preocupación social que despierta esta Estrategia “está más que justificada por sus implicaciones ambientales, culturales y económicas; todavía más, teniendo en cuenta qué podría pasar si la inversión prevista de 1.200 millones recayera totalmente en el sector público”.

Por un lado, indican, las aparentes ventajas de la modernización del regadío, con el cambio del riego por gravedad a riego por goteo, “apenas reportan ahorro de agua a las explotaciones!. De hecho, la Confederación Hidrográfica del Júcar aprecia que solo se produce un 8% de ahorro limpio con la modernización”. “Pasa lo mismo con el ahorro de potencial hídrico, cifrado por la Estrategia en 175 hm³/año, puesto que esconde un profundo desconocimiento sobre qué es el ciclo hidrológico y la importancia que tiene para la supervivencia de los ecosistemas naturales”, insisten.

Por otro lado, la transformación “no supone ahorro energético; todo el contrario, la presurización de las redes incrementa considerablemente el coste energético y contribuye negativamente en la lucha contra el cambio climático”. Sobre este análisis “sesgado y parcial” del balance energético, que se prevé en la Estrategia, “se efectúa una valoración errónea de la reducción de las emisiones de CO₂ que, además, no se ajusta a las ratios que se utilizan actualmente sobre las emisiones medianas del mix eléctrico nacional, la mitad de las cuales se contemplan en el documento”.

Las consecuencias “no han sido evaluadas”

Las consecuencias ambientales que supone pasar del riego a manta al riego por goteo, “sorprendentemente no han sido evaluadas, como se comprueba en la modernización del regadío de la Acequia Real del Júcar, aun así que han pasado más de 25 años desde que se aprobara el último Plan Director de Modernización de Regadíos”. Por lo tanto, “se desconoce el efecto que tiene, sobre las masas de agua y sobre los ecosistemas asociados, la menor infiltración de agua en el terreno”. 

En el caso de la “modernización” realizada en la Ribera del Júcar, la transformación “ha supuesto una menor aportación de caudal sobre el Parque Natural de la Albufera y sobre el río Júcar, afectando gravemente a su conservación y recuperación”. Por eso, otro motivo de preocupación gira alrededor de las actuaciones sobre los regadíos históricos, “puesto que no actuar con la debida cautela podría conducir a la pérdida de los valores naturales y culturales del rico patrimonio de estos espacios”.

En las alegaciones presentadas, en nombre de la Red por el Júcar, reclaman la realización de una evaluación ambiental estratégica rigurosa de la Estrategia Valenciana de Regadíos 2020-2040, con la participación de todos los organismos y organizaciones interesadas, como documento previo a la toma de cualquier tipo de decisión en este tema.

Igualmente solicitan, por un lado, que se informe sobre el plan previsto de financiación de la Estrategia, especialmente en cuanto a la utilización de fondos públicos para su desarrollo; y, por otra, que se haga un análisis coste/beneficio social de la Estrategia, que justifique la idoneidad de las inversiones previstas para la Comunitat Valenciana, especialmente desde el punto de vista económico, ambiental, patrimonial, paisajístico y social. 

Finalmente también solicitan que se evalúe el coste que supondrá el uso de los recursos no convencionales, la reutilización y desalación, y como está previsto financiar las inversiones y su explotación.

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