Tanquem Cofrents cuelga dos pancartas en el Ágora para exigir el cierre de la nuclear valenciana
Activistas de la plataforma Tanquem Cofrents han colgado dos pancartas en los andamios de las obras del Ágora de la Ciutat de les Arts i les Ciències de València para exigir el cierre de la central nuclear de Cofrentes en 2021, cuando caduca su actual licencia de funcionamiento.
Según han indicado desde la plataforma, en 2021 Cofrentes llevará 38 años en marcha. Así que, según indican, cerrarla en este fecha “estaría en línea con el anuncio del Gobierno de limitar el funcionamiento de las nucleares a 40 años”.
Desde Tanquem Cofrents han exigido que “en ningún caso se renueve la actual licencia de funcionamiento de la central nuclear valenciana porque, según la normativa, estas licencias son para 10 años”. “Hay que evitar llegar a un escenario en 2024 (cuando la central de Cofrentes cumpliría 40 años en marcha) en el cual a la central se le pida cesar su actividad con siete años de licencia todavía delante”, han señalado.
Según critican, esta situación “podría permitir a Iberdrola, propietaria única de la nuclear, reclamar un pago extraordinario por lucro cesante”. “Desde la plataforma consideramos que los consumidores y ciudadanos ya hemos pagado bastante a las compañías nucleares (por la moratoria nuclear y por los costes de transferencia a la competencia) para añadir otro recargo en los recibos de la electricidad por este concepto en las próximas décadas”, han agregado.
Tanquem Cofrents quiere recalcar también “las consecuencias positivas que obtendrá la sociedad valenciana y, máxime, la comarca del Valle de Ayora-Cofrentes por el cierre de la central”. “Además del riesgo de accidente nuclear que nos quitaremos de encima, y que es cada vez mayor por el envejecimiento y deterioro que acumula este central, cuando Cofrentes deje de funcionar, se recuperarán para el río Júcar 21 hectómetros cúbicos de agua de la mejor calidad cada año”, han explicado.
“Este caudal, equivalente a 10.500 piscinas olímpicas, es ahora más necesario que nunca. Los recursos hídricos de la cuenca del Júcar ya se han reducido apreciablemente por el Cambio Climático y se prevé que disminuyan hasta un 20% más en las próximas décadas”, agregan.
Impacto económico
Por lo que respeta al impacto económico, y “a pesar de la reiterada publicidad en sentido contrario, el cierre de la nuclear también será positivo”. “Por fin, se podrá desarrollar el enorme potencial turístico del Valle de Ayora-Cofrentes. Este comarca atesora una gran riqueza natural que hasta ahora no se ha podido poner en valor por la presencia de la central”, han señalado.
“Lo mismo se puede aplicar a los productos agrícolas y ganaderos de este zona, que tendrán mucha más salida comercial sin el estigma de venir de una zona potencialmente contaminada por la radiactividad. Incluso, desde el punto de vista de la actividad económica directa producida por Cofrentes, el cese de su actividad supondrá una mejora: una vez cierre, el desmantelamiento de las instalaciones y el recondicionamento de los terrenos continuará generando ocupación durante décadas. El impacto económico global de este trabajos será mayor que si la nuclear continuara en funcionamiento”, han asegurado.
Así, han señalado que esto “no es una invención de los ecologistas”, sino que “está avalado por el Informe final del impacto económico de la central Vandellòs Y” realizado por Enresa, la empresa pública encargada de la gestión de los residuos radiactivos y del desmantelamiento de las instalaciones nucleares“.
Este informe “demuestra que el impacto económico del desmantelamiento ha sido mayor que el de la misma central en términos de creación de ocupación y de dinamización de la economía”. Vandellòs Y fue la primera central nuclear española que se cerró. Concretamente en 1989, después del peor accidente en la historia de la industria nuclear en España.
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