Subirse al tren de la reindustrialización

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El 4 de febrero de 1983 el Gobierno de Felipe González decretaba el cierre de los Altos Hornos de Sagunto. La reconversión industrial pura y dura en su vertiente más cruda. El comienzo de un año y medio de duras protestas que no sirvieron para parar lo inevitable. Los Altos Hornos cerraban definitivamente en octubre de 1984 dejando en la calle a 3.332 personas, una cifra que todavía escuece en Camp de Morvedre, epicentro simbólico del drama que supuso la reconversión en el País Valenciano. Cuatro décadas después, el tiempo parece haber dado una segunda oportunidad a la comarca. Parc Sagunto I y Parc Sagunto II, una vez culminada la instalación de la gigafactoría de Volkswagen, debiera consolidar a este territorio como uno de los principales polos industriales del Mediterráneo.

Quizás el inminente desarrollo de Puerto de Sagunto va a ser el ejemplo más notable de lo que debe estar por llegar. Desde nuestra organización sindical venimos insistiendo en que la utilización de fondos europeos debe ser una importante palanca para impulsar la recuperación de nuestro tejido industrial y transitar hacia un modelo productivo más sostenible. Por eso, reclamamos con vehemencia que la futura ley de industria siente las bases para realizar un proceso de reindustrialización global y dé una respuesta integral a los desafíos de la crisis ecológica, la movilidad y la transformación digital. Tenemos un reto de enorme magnitud, porque estamos –y a veces hay a quién se le olvida– ante la cuarta revolución industrial, que va a transformar profundamente los procesos productivos y que, necesariamente, va a resituar a muchos actores en la cadena de valor.

Puerto de Sagunto debiera ser el punto cardinal sobre el que se extienda un proceso de nueva reindustrialización en nuestra comunidad, un desafío que requiere de la intervención del Gobierno valenciano y los agentes sociales. CCOO PV viene insistiendo en la importancia que tiene, y tendrá, la formación de las trabajadoras y los trabajadores en este proceso. Urge, con antelación suficiente y participación sindical, planificarla, para lo que nuestro servicio público de empleo debería jugar un papel esencial. No es una cuestión baladí, la digitalización y los cambios que a pasos agigantados se están produciendo, van a pasar por encima de muchas personas si no le ponemos remedio. Lo que llamamos industria 4.0 va a ser imposible si no damos un paso adelante en la formación profesional.

Las políticas activas de empleo son el elemento dinamizador más potente del diálogo social en las comarcas, de ahí la importancia de activar los distintos pactos territoriales de empleo, de conectarlos a las enormes posibilidades que están presentando los Mecanismos de Recuperación y Resilencia, y aprovechar así todas las potencialidades que, desde la cercanía, permitan vertebrar económicamente el territorio. Junto con los consejos territoriales de formación profesional, de reciente e inspirada creación, los pactos están llamados a ser el instrumento más adecuado para cumplir la hoja de ruta en materia de formación profesional y acreditación de competencias que el Gobierno valenciano y los agentes sociales pactamos en el acuerdo ‘Alçem-nos’.

Tan solo en la empresa Volkswagen se cifra en más de 3.000 los puestos de trabajo que generará directamente la planta, a los que hay que sumar otros 20.000 de empleo indirecto. Una ventana de oportunidad para las 6.058 personas desempleadas en Camp de Morvedre, y para otras muchas que aspiran a adquirir la formación necesaria para aferrarse a cualquier posibilidad de encontrar un empleo decente. Cualquiera que no viva ajena a la realidad del trabajo entendería la impaciencia de miles de personas trabajadoras que no están dispuestas a perder un tren que quizás no pase otra vez.

  • Ana García Alcolea es secretaria general de CC OO PV.