Las diez claves en que fijarse para contratar el mejor seguro dental

¿Merece la pena pagar un seguro dental?

Jordi Sabaté

Incomprensiblemente, la salud dental no se considera una prioridad en la salud pública y su cobertura es muy limitada, tal vez porque los costes de muchos tratamientos son elevados y la carga sobre el erario sería elevada. Sea como fuere, la realidad es que si queremos cuidar nuestra buca y piezas dentales, deberemos acudir a una clínica privada y aceptar los precios que se nos propongan, que pueden variar enormemente de un profesional a otro.

Es por ello que un seguro dental puede ser una medida interesante. Por un lado nos garantiza una escala de precios equilibrada y igualitaria entre los distintos profesionales, y por otro nos permite el acceso a descuentos a veces importantes en tratamientos de coste que de otro modo sería muy elevado. Aunque las coberturas y la cuantía de los descuentos dependerá del precio de la póliza, la oferta del mercado es amplia y las cuotas son bastante asequibles.

De todos modos, para no tirar el dinero, la OCU recomienda los seguros solo en caso de precisar de un uso intensivo de tratamientos buco-dentales, como es el caso de menores o personas mayores o con muy mala salud dental. A este respecto, hay que señalar que algunos seguros añaden franquicias en caso de personas por debajo de 15 años o por encima de 64, pero incluso así pueden salir rentables.

No obstante, no es oro todo lo que brilla en materia de seguros dentales, y si firmamos un contrato sin mirar bien podemos llegar a arrepentirnos amargamente. Con el objeto de que no nos den gato por libre -o un mal profesional donde podríamos optar a uno de primera- y no resulte que al final acabamos pagando más que en una consulta privada, exponemos diez puntos clave en los que fijarnos para elegir el mejor seguro dental de acuerdo con nuestras necesidades.

1. La información debe ser clara

La información de las condiciones, las coberturas, los especialistas a los que tenemos acceso, etc., debe ser clara y concreta, de modo que no queden flecos y dudas por satisfacer. Los tratamientos no pueden estar denominados en las distintas cláusulas por diferentes nombres y además debe estar claro qué se cubre y cuándo hay que pagar, así como qué porcentajes.

Si hay determinadas operaciones o tratamientos que no se cubren, o si la póliza no se acoge a determinados supuestos, por ejemplo roturas por una pelea, debe constar claramente. Si leemos las condiciones y nos generan excesiva confusión o dudas, tal vez es mejor buscar otra compañía. Además, todo deje estar expresado en un tipo y un tamaño de letra que facilite su lectura y comprensión.

2. Las coberturas

Es importante que el seguro básico contemple las coberturas básicas, como limpiezas bucales, al menos un empaste anual gratuito, radiografías, revisiones periódicas o la extracción si fuese necesario. Si los seguros son de un coste superior pueden además cubrir endodoncias -o un número limitado de estas- e incluso implantes en el caso de los seguros más completos.

3. La red de clínicas

Deberemos estudiar la red de clínicas que tiene la póliza, de modo que no tengamos que desplazarnos grandes distancias para realizar el tratamiento, así como que la oferta sea amplia por si no nos gusta un determinado especialista o clínica y queremos acudir a otra.

4. Si incluye clínicas concertadas

Lo normal es que la póliza incluya acuerdos con profesionales de clínicas privadas, lo que se denomina conciertos. Si no es así, no es un buen seguro. De hecho, muchas clínicas y especialistas tienen acuerdos con distintas compañías, por lo que los veremos en más de una póliza. Deberemos fijarnos en que la red de concertadas sea amplia e incluya profesionalidades de todas las especialidades buco-dentales.

5. Si incluye tratamientos preventivos

Aunque en general en las póliza de rango medio y alto se contemplan, hay seguros básicos que no los incluyen, y son en cambio los tratamientos que más regularmente necesitaremos. Nos referimos a limpiezas dentales, fluorizaciones, sellados de grietas y renovación de empastes en mal estado. Si nos los ofrecen con copago, procuraremos que su coste no sea elevado o de lo contrario no contratar la póliza.

6. La inclusión de menores

Es interesante que si queremos elegir un seguro dental y tenemos hijos menores, la póliza nos permita incluirlos totalmente o en algún grado en las coberturas. Si elegimos un seguro dental familiar, deberemos vigilar las franquicias para los menores. Lo ideal es que no existan o si están no sean elevadas, ya que es por debajo de los 15 años cuando más se acude al dentista.

7. Los tiempos de carencia de los tratamientos

Los tiempos de carencia son el periodo mínimo que debe transcurrir entre la firma de una póliza y la opción a un tratamiento con cobertura parcial o total. Se establecen para que no podamos contrar un seguro únicamente para acceder a un tratamiento caro con descuento y luego nos demos de baja. Oscilan entre el mes y los diez meses para los tratamientos más complejos y caros. Debemos valorar si nos interesan.

8. La política de copagos

Los copagos se aplican en aquellos tratamientos que no cubre totalmente la póliza -en el caso de primas menores- pero a los que se aplica un descuento determinado, de modo que solo pagaremos una parte del tratamiento. Suponen un ahorro importante respecto a la opción de acudir por la vía privada al especialista, especialmente en casos de coronas, implantes, endodoncias, ortodoncias en el caso de menores, etc.

Ahora bien, debemos asegurarnos de que el tratamiento que se nos ofrece es de calidad y de que el descuento realizado es significativo al sumar el pago completo de la póliza anual. También que no se aplican copagos a tratamientos que otras pólizas similares cubren totalmente.

9. La libertad para escoger especialista

No todas las pólizas ofrecen libertad para escoger los especialistas que nos tratarán y menos si dicho especialista no tiene un concierto con la compañía aseguradora, lo que conoce como “cuadro abierto”. No obstante, las más completas sí fijan un acuerdo por el que pueden llegar a acuerdos puntuales con especialistas o bien establecen un sistema de reembolso por el que nosotros primero pagamos al profesional y luego ellos nos resarcen una parte correspondiente al descuento aplicado.

10. Las condiciones de reembolso

Es interesante que la póliza contemple la opción de reembolso para poder elegir puntualmente especialistas que no tienen concierto; ahora bien, deberemos asegurarnos de que dicho reembolso de la parte descontado, es decir correspondiente al copago, se hace en un tiempo acordado y no excesivamente dilatado, así como que sea sencillo solicitarlo y que no tenga cláusulas de excepción que lo hagan menor, etc. 

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