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Bebidas cuando hace mucho calor: ¿mejor frías o calientes?

Imagen: Pexels

Marta Chavarrías

El calor, cuando es excesivo, puede acabar siendo un problema para la salud. Perdemos mucho más líquido del que creemos por evaporación. Para hacernos una idea, somos como un plato de agua expuesto al sol a temperaturas de unos 30ºC. Por otro lado, con una mala hidratación la temperatura del cuerpo aumenta y pueden aparecer algunos síntomas como dolor de cabeza, náuseas, sed intensa y somnolencia.

En consecuencia, durante las olas de calor veraniegas, si el aumento de las temperaturas va acompañado de un consumo de líquidos pobre, puede conllevar problemas de deshidratación que, en ocasiones, derivan en insolaciones, desmayos y golpes de calor. El mejor modo de evitar estas complicaciones sin duda es beber, pero ¿es mejor que las bebidas consumidas sean frías o calientes? ¿Cómo se alivia el calor de forma más eficaz?

El agua, la estrella, pero sin gas

Cuando hace calor, el cuerpo pierde líquido en forma de sudor. Para evitarlo, es recomendable avanzarse a la sed en todo momento y proporcionar líquido al organismo antes de que éste nos lo pida. Pero no todo vale para una correcta hidratación, porque no todas las bebidas aportan los mismos efectos y beneficios. El líquido más importante, que es esencial para el buen funcionamiento y equilibrio hídrico del organismo, es el agua.

Esta bebida es imprescindible para muchas acciones: para el transporte de nutrientes y oxígeno en el organismo, para la regulación de la temperatura del cuerpo o para la eliminación de residuos. También es importante para la digestión, la absorción y el metabolismo. Además del agua, otra manera eficaz y sana de hidratarnos son los alimentos ricos en agua como las sopas, las frutas y verduras, los zumos de frutas -con moderación-, o el te sin teína o poca teína.

También es bueno el limón, con agua o granizado, (el limón provoca saliva, por tanto, hidrata), los batidos con frutas y las infusiones. No entran en esta categoría los refrescos y bebidas dulces porque, por su elevado contenido en azúcares, provocan más sed y no hidratan lo necesario.

Tampoco debemos dejarnos engañar por el agua con gas porque, además de no quitar la sed, provocan un efecto no deseado porque dan sensación de vientre hinchado. En cuanto a las bebidas alcohólicas, aportan líquido pero el alcohol hace aumentar la pérdida de agua corporal, lo que no ayuda a hidratarnos, al contrario, tienen un efecto deshidratante.

¿Frías o calientes?

Sobre la cuestión de cómo tomar las bebidas, si frías o calientes, sobre todo cuando hablamos de bebidas como las infusiones, para mitigar el calor, antes debemos aclarar un aspecto. Las bebidas, cuando entran en el organismo, asimilan la temperatura corporal (que suele ser de unos 37ºC). Una bebida fría provoca una mejor sensación térmica, es más apetecible cuando hace calor porque transmite, a través de la boca, una sensación refrescante.

Pero sus beneficios no van más allá. Si ingerimos una gran cantidad de líquido frío, tanto si es agua como cualquier otra bebida, el organismo debe hacer frente a una bajada brusca de temperatura y lo obligamos a trabajar más para recuperar los 37ºC, una función que implica un elevado gasto de las reservas energéticas y que da como resultado el opuesto al deseado, ya que nos acalorará.

En resumen: el consumo de bebidas frías, por tanto, hace que el cuerpo tenga que trabajar más para equipararlas a la temperatura corporal, lo que supone que tenga que hacer un esfuerzo que no siempre es positivo. Además, la sensación de frescor se evade más rápidamente con la ingesta de bebidas muy frías; cuanta más energía necesita el organismo, mayor sensación de calor se tendrá después.

El efecto es similar al que sufre el cuerpo cuando tomamos una ducha de agua fría: el choque térmico del agua fría sobre el cuerpo produce una sensación instantánea de frescor muy agradable, pero el gasto energético provocará que sintamos calor más rápidamente.

Lo caliente puede ser refrescante

Por otro lado, las bebidas calientes en verano suelen provocar rechazo, porque no apetece dada la temperatura ambiental. Por tanto, se acaba tomando menos cantidad de líquido del que sería necesario si la bebida es caliente. ¿Cómo se explica entonces que en países como Marruecos consuman sobre todo bebidas calientes, a pesar del calor? Básicamente por temas culturales, porque es costumbre y porque cuando consumen una bebida caliente, el cuerpo empieza a sudar, lo que contribuye a refrescar el organismo.

Lo más recomendable es consumir líquidos a temperatura ambiente, a una temperatura que se asemeje a la de nuestro cuerpo, de manera que se eviten alteraciones en el organismo y sobreesfuerzos innecesarios, porque este no tendrá que trabajar de más para asimilar a la temperatura al no haber diferencia térmica. Más que bebidas frías, lo más recomendable es tomarlas frescas, de manera que sea apetecible pero que se eviten cambios bruscos de temperatura.

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