Seis vinos de la Comunitat Valenciana para iniciarte por menos de 20 euros

Copa de vino tinto

Elisabeth G. Iborra

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En la Comunidad Valenciana llevan desde los íberos elaborando vinos con influencia mediterránea y una geografía levantina inmejorable para que haya muchas variedades diferentes que se expresan con mil matices distintos en función de la orografía de cada terruño, de su altitud o de su cercanía al mar.

Es por eso que, a lo largo y ancho de su territorio, existen cuatro Vinos de Pago (VP), la IGP Vinos de la Tierra de Castelló, algunas bodegas reconocidas dentro de la DO Cava y las tres Denominaciones de Origen (Utiel-Requena, Valencia y Alicante) que son las que nos ocupan en este artículo.

Entre las uvas autóctonas que tienen en común, encontramos, en tintas: bobal, monastrell, giró, mansó, garnacha tinta, cabernet sauvignon, pinot noir, merlot y syrah; y, en blancas, merseguera, malvasía, Pedro Ximénez, forcayat, moscatel romano, planta fina, macabeo, chardonnay, planta nova, tortosí, verdil, sauvignon blanc y semillon. 

Y para que haya para todos los gustos y bolsillos, hemos seleccionado algunos de los vinos de estas tres denominaciones más fáciles de conseguir y otros de pequeños bodegueros independientes que están haciendo virguerías al recuperar variedades y métodos ancestrales con mucha pasión. 

Denominación de origen Valencia

Sus vinos se caracterizan por tener una mayor graduación alcohólica, una elevada intensidad aromática y un color muy potente.

Rafael Cambra Dos Crianza 2017 es un blend de 30% monastrell, 35% cabernet sauvignon y 35% de la maravillosa cabernet franc que, seguro, la bodega familiar de Rafael Cambra ha elaborado con amor, porque les ha salido un tinto que lo amalgama todo: muy afrutado, balsámico, con el punto justo de acidez equilibrada con su dulzura, muy aromático, mineral y pulido gracias a sus ochos meses en barrica (cuatro de ellos sobre lías) y seis en tinaja. Qué gozada para el paladar con un conejo asado. 13,5% Vol y 8,90 euros.

Les prunes 2018 es otra maravilla. Podríamos haber elegido cualquiera de los vinos de Celler del Roure, pero nos hemos enamorado de este blanc de mandó, un blanco elaborado con una uva tinta autóctona de la DO Valencia con crianza de seis meses en tinajas de barro enterradas. 

Un gran homenaje del propietario de la bodega a su madre, Amalia, y a sus hermanas, que también tienen viñedos. Está etiquetado como rosado porque luce un color ojo de perdiz precioso que da muchas ganas de comérselo, de hecho, es deliciosamente refrescante, con una ligereza muy ad hoc con sus 12% Vol, ideal para arroces de todo tipo. Todo por 12 euros.

Vinos de Alicante

Sus vinos se distinguen por tener buen cuerpo y, en muchos casos, toques minerales. Destacan por su sequedad, buena acidez y por sus toques de fruta madura, pasificada. Tienen un color intenso, especialmente los tintos.

Maboi de la bodega Aida y Luis, es un tinto que sus jóvenes y experimentados enólogos visten de traje complejo para ser artesanal. Definirlo quizá sería tan sencillo como clasificarlo entre esos vinos que te dicen: “está bueno” y resulta que está tan bueno que te tomas toda la botella sin pensarlo siquiera. 

La culpa la tiene la giró autóctona, que huele al bosque mediterráneo donde se cultiva y, en boca, resulta mineral y muy frutal, pura elegancia que marida perfectamente con una torta del Casar porque su correcta acidez contrasta genial con la grasa del queso casi fundente. 13% Vol y 11,85 euros.

Terra Fiter Giró 2012, del viticultor Joan de la Casa, en Marina Alta, es un crianza de giró con 12 meses en barricas de roble americano que ha estado haciendo su magia en la botella desde febrero de 2015 y se nota desde el primer sorbo. Sabe a fruta negra madura, a especias, un poco ahumado. Es un vino serio, ligero pero contundente en boca, estructurado y con un buen deje final salino si lo abres una hora antes en decantador. Con unas costillas de cerdo ahumadas a la brasa, estupendo. 14,50% Vol y 16 euros.

Denominación Utiel Requena 

Sus vinos tienen una acidez total alta obtenida de forma natural, lo cual permite una mejor conservación y longevidad y refuerza otras características gustativas, aumentando la sensación de juventud en los blancos y rosados y la estructura en los tintos.

Bobal blanco by Pepe Hidalgo es toda una curiosidad de la DO Utiel-Requena porque el enólogo Pepe Hidalgo se marca un estupendo blanc de noir 100% bobal, que es la uva tinta valenciana más golosa. Esto es posible porque a la uva recién vendimiada se le saca el mosto rápidamente, quitándole los hollejos, y luego se fermenta sobre sus propias lías durante tres semanas. 

Después se deja otra semana más con lías de chardonnay, que rebajan la bobal sin perder la vistosidad. De ahí sale un blanco muy intenso, muy untuoso, perdurable en boca. Ideal para un arroz con bogavante o con jamón. 12% Vol y 16,99 euros.

La casa de la Seda es un goloso, sedoso y persistente bobal de la bodega Murviedro, donde aún resuenan los sonidos de los telares de seda y el aroma a vid de sus viñas viejas con más de 70 años de la Finca El Ardal. De las cuales son un fiel reflejo, porque este tinto tiene la menor intervención posible, aunque, eso sí, con una elaboración muy pensada y un envejecimiento durante seis meses antes de su embotellado. Compañero perfecto para comer carnaza, embutidos y quesos fuertes. 14,5% Vol y 18 euros.

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