El peligro de la marihuana para el cerebro de los adolescentes

Foto: Ekaterina para Pixabay

Darío Pescador

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Quedan pocas dudas sobre el valor terapéutico de la marihuana. Incluso en Estados Unidos, el país que inició la funesta e inútil guerra contra las drogas en los años 70, muchos estados ya han legalizado el consumo de esta planta con fines médicos. La marihuana tiene efectos beneficiosos comprobados en el tratamiento del dolor crónico en adultos y en el alivio de los síntomas de la esclerosis múltiple, control del apetito, alivio de la apnea del sueño y los síntomas de la fibromialgia, el VIH, Alzheimer, artritis, asma, enfermedad de Crohn y epilepsia, entre otras dolencias. Además, se utiliza como analgésico y como antiemético contra las náuseas inducidos por la quimioterapia. También está empleándose para prevenir las pesadillas en los pacientes con síndrome de estrés postraumático.

Todos estos usos medicinales han contribuido a la idea de que los derivados del cannabis son inocuos e incluso saludables. Pero el diablo está en la química. Muchos de los efectos medicinales de la marihuana se relacionan con el CBD (cannabidiol) uno de los canabinoides que contiene, que no tiene efectos psicotrópicos. Por el contrario, los efectos buscados cuando la marihuana se usa como droga recreativa tienen que ver con el THC (tetrahidrocannabinol) que es el principio activo psicoactivo de la planta. 

Por eso la marihuana que se vende con fines recreativos se ha ido hibridando y seleccionando con el paso de los años para que contenga una mayor concentración de THC. Según los estudios realizados en EEUU, en dos décadas, la marihuana pasó de contener un 10% de THC a un 30%, triplicando su potencia psicotrópica.

A pesar de ello, los efectos adversos del uso recreativo de la marihuana son menos y más leves que los del alcohol. Aunque una persona puede morir intoxicada por el alcohol, esto es prácticamente imposible con la marihuana. Esta evidencia es la que ha impulsado su legalización con fines médicos, pero hay una excepción importante: los efectos en el cerebro de los adolescentes

La marihuana y el cerebro adolescente

El consumo de marihuana antes de los 18 años puede afectar al modo en que el cerebro establece conexiones para funciones como la atención, la memoria y el aprendizaje, y sus efectos negativos sobre estas capacidades cognitivas pueden durar mucho tiempo o incluso ser permanentes. 

Durante la adolescencia, el cerebro humano experimenta importantes cambios en su estructura y funcionamiento. Las neuronas y las sinapsis (conexiones entre neuronas) se forman a lo largo de la infancia, pero durante la adolescencia se produce un proceso de “poda” que elimina más del 40% de todas las sinapsis, sobre todo en los lóbulos frontales, donde está el pensamiento lógico y la toma de decisiones. No es de extrañar, pues, que durante la adolescencia las ideas más locas parezcan buenas. El cerebro está en plena reforma. 

Esta poda sináptica coincide con un aumento de la mielinización. La mielina forma una vaina gelatinosa que protege las neuronas y las hace más rápidas. Se supone que estos procesos de remodelación están orientados a alcanzar un mejor rendimiento cognitivo en la edad adulta. Por eso el consumo de marihuana, en concreto de altas concentraciones de THC, en esta etapa tan delicada puede alterar el desarrollo del cerebro y provocar cambios permanentes. El consumo de THC en este periodo puede provocar problemas de aprendizaje, memoria y coordinación, así como problemas de atención y pensamiento crítico.

Los estudios sobre los efectos del consumo de marihuana en adolescentes muestran un abanico posibles consecuencias, pero cada una de ellas requiere un análisis más detallado en los siguientes años. En una reciente revisión de estudios se encontraron indicios que apuntan a que la marihuana puede no solo afectar a las funciones cognitivas, sino que podría provocar una mayor incidencia de trastornos mentales como la esquizofrenia y la psicosis. Como ocurre con todas las asociaciones, es difícil determinar si la marihuana provoca estas enfermedades, o si los adolescentes con propensión a estas enfermedades tienen mayores posibilidades de terminar consumiendo marihuana. 

Un estudio de 2021 examinó el efecto del cannabis en el desarrollo cerebral de un grupo de 799 adolescentes, de entre 13 y 17 años, a los que se realizó una resonancia magnética cerebral al inicio del estudio y tras 5 años de seguimiento. Se trata del mayor estudio longitudinal de imagen cerebral realizado hasta la fecha para abordar esta cuestión. Ninguno de los sujetos había consumido cannabis al principio, por lo que el estudio pudo evaluar el impacto de la exposición al cannabis a lo largo del tiempo.

El estudio descubrió que el consumo de cannabis se asociaba a un adelgazamiento del córtex prefrontal y que este efecto dependía de la dosis: a mayor exposición al cannabis, mayor adelgazamiento cortical. El adelgazamiento cortical acelerado estaba asociado a una mayor impulsividad atencional, pero no encontraron relación con otras funciones cognitivas. 

La investigación sobre los usos médicos de la marihuana se está centrando en encontrar qué componentes activos de la planta son los más eficaces para el tratamiento de diferentes dolencias. A pesar del cambio en la percepción social de esta sustancia, la legislación en España todavía no ha allanado el camino a sus aplicaciones para la salud. Pero el uso médico de la marihuana no puede separarse de la necesaria precaución que hay que aplicar con estas sustancias (igual que con la nicotina, el alcohol y otras drogas) en el vulnerable cerebro de los adolescentes.

* Darío Pescador es editor y director de la revista Quo y autor del libro Tu mejor yo publicado por Oberon.

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