¿Por qué la gente que saca fotos disfruta más de las vacaciones?

Imagen: Ben_Kerckx

Cristian Vázquez

Nunca fue tan fácil hacer fotos como ahora. Prácticamente todos andamos todo el tiempo con, al menos, una cámara de fotos encima: el teléfono móvil. Y hacemos fotos de casi todo: comida, mascotas, paisajes, nosotros mismos. Esto lleva a pensar que “estamos perdiendo la capacidad de disfrutar de los momentos importantes”, como escribió el fotógrafo jerezano Miguel Morenatti en Twitter.

Morenatti hizo la reflexión cuando compartió una instantánea de John Blanding, del periódico The Boston Globe, en la que se ve a un gran número de personas, todas con sus teléfonos en la mano, salvo una anciana, la única que presta más atención a lo que ve en directo que a una pantalla. 

Pero más allá de si es cierto o no que disfrutamos cada vez menos de los momentos importantes, parece ser que hacer fotos en los viajes tiene sus efectos positivos, además del propio de viajar. En concreto, sacar fotos -selfies incluidas, por supuesto- aumenta en un 40 % las probabilidades de recordar bien las vacaciones, en comparación con no hacerlo. Así lo determinó un estudio liderado por el catedrático Art Markman, de la Universidad de Texas, Estados Unidos.

Con fotos, un recuerdo emocional más preciso

Además, compartir las fotos, así como vídeos y otros recuerdos de un viaje, tanto en persona como a través de las redes sociales en internet, también está asociado con un “recuerdo emocional más preciso” de lo vivido. Estas conclusiones se basan en encuestas a 713 personas de seis países diferentes (España entre ellos, junto con Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania e Italia), a partir de viajes realizados en 2016. La investigación contó con el auspicio de la firma HomeAway, empresa de alquiler de viviendas para vacaciones.

El trabajo de Markman también comparó las diferentes redes sociales utilizadas, y encontró que los usuarios de Instagram tenían probabilidades un 24% mayores de contar con recuerdos claros de cómo se sintieron durante sus vacaciones, comparados con los que habían compartido su viaje por Facebook.

Pero hay que tener cuidado: si bien los smartphones hacen que las vacaciones sean más memorables cuando se usan para sacar fotos y buscar información, un uso excesivo resulta contraproducente. Según la misma investigación, estar “pegado” al teléfono más de dos horas incrementa en un 26% las probabilidades de tener problemas a la hora de recordar las experiencias del viaje. 

Adónde y con quién, otros factores importantes

Uno de los resultados más curiosos de la investigación es el que afirma que la montaña es el destino vacacional que mejor se recuerda. Sin dudas, visitar una zona montañosa ofrece numerosos beneficios: paz y tranquilidad, aire fresco y el ejercicio físico que representan los paseos y caminatas. En consecuencia, hace bien al corazón y ayuda a prevenir males como el asma, el estrés y la depresión. Los siguientes destinos del listado fueron los pueblos, las playas y los parques de atracciones. El menos memorable, según el trabajo de Markman, son las grandes ciudades.

Además de las montañas, el otro gran destino típico es, desde luego, el mar. En 2014, el biólogo marino estadounidense Wallace J. Nichols publicó un libro titulado Blue Mind (“Mente azul”), cuyo elocuente subtítulo se puede traducir como “La sorpresiva ciencia que muestra cómo estar cerca, dentro, sobre o bajo el agua puede hacerte más feliz, saludable, más conectado y mejor en lo que haces”. Y en sus páginas enumera algunas de esas ventajas: afirma que el agua permite conectar con la naturaleza, ayuda a relajarse, rejuvenece y carga de energías el cerebro, e incluso su color azul genera una respuesta emocional más positiva.

Sin embargo, parece ser que hay un factor que pesa mucho más que el destino elegido para hacer memorables las vacaciones: las personas que te acompañan. Según la investigación de Markman, “las personas que viajan con una mezcla de familiares y amigos recuerdan sus vacaciones al menos un 20% mejor que quienes lo hacen solo con familiares, solo con amigos, en pareja o solos”. Más aún, los que viajaron para celebrar algo en particular, como un cumpleaños, una boda, una reunión o una fiesta de fin de curso, mostraron un recuerdo emocional un 69 % mejor que los demás.

La importancia del recuerdo de los viajes

¿Y por qué son tan importantes los recuerdos que se guardan de los viajes? Pues porque son esos recuerdos, muchos de los cuales permanecen durante toda la vida, la causa de que viajar proporcione satisfacción y felicidad, ambas más duraderas que las obtenidas al comprar cosas. Lo ha comprobado en sus investigaciones el psicólogo Thomas Gilovich, de la Universidad de Cornell, Estados Unidos, quien también había estudiado el placer que genera la anticipación de las experiencias que se vivirán en el viaje, muy superiores a la anticipación del goce de comprar bienes materiales.

El trabajo de Markman corrobora esos datos: destaca que, en las personas que se sienten entusiasmadas y felices antes de viajar, las probabilidades de tener un excelente recuerdo de sus vacaciones son un 73% superiores a las de quienes viven la preparación del viaje con estrés o frustración, o incluso con calma, sin mayor ilusión.

¿Estamos perdiendo la capacidad de disfrutar de los momentos importantes, como planteaba Miguel Morenatti? Muchos usuarios le respondieron que no y lo 'graficaron' con una foto en la que se ve a otra multitud, en la cual casi todas las personas están más pendientes de sus cámaras fotográficas que de lo que ven en directo. 

La diferencia con la foto de Morenatti es que esta es de 1969 y a quien veían en directo era al entonces presidente norteamericano Richard Nixon. Y la ciencia también contesta que no, que la cámara fotográfica puede convertirse en una aliada para disfrutar más y mejor de las experiencias. 

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