Nueva generación de artistas de la Escuela de Tetuán expone desde hoy en Rabat

Las nuevas generaciones de artistas de la Escuela de Bellas Artes de Tetuán, la primera fundada en Marruecos, exponen desde hoy en el Museo Mohamed VI de arte moderno y contemporáneo de Rabat algunas de sus obras más representativas a través de una muestra colectiva titulada “Volúmenes fugaces”.

La muestra, preparada durante casi un año de trabajo, ha sido íntegramente concebida por uno de los artistas y profesores “veteranos” de la escuela, Faouzi Laatiris, que ha ideado un recorrido a través de siete puertas, las mismas que tiene la histórica medina de Tetuán.

Cada una de las puertas, realizadas por Laatiris, da acceso a obras de artistas formados en la Escuela en las décadas de los años 90 y la primera del siglo XXI, todos ellos con un recorrido internacional y que han presentado obras ya existentes o producidas específicamente para esta exposición, que se podrá visitar hasta el 30 de agosto.

Se trata en su mayor parte de instalaciones y esculturas, muchas de ellas realizadas con “materiales pobres”, como recalcó el comisario de la exposición, Morad Montazami, que contienen todas ellas una reflexión sobre el valor de la materia: objetos artísticos frente a industriales, cotidianos frente a excepcionales o banales frente a nobles.

Así, aparecen fuera de sus contextos picos de albañiles, cajas de fósforos, vasos de té, redes de pescadores, sillas de limpiabotas, botellas de gas butano o instrumentos de música, todos ellos reinterpretados en espacios inéditos.

La mayoría de las obras representadas contienen además un guiño a lo “kitsch” y lo vulgar frente a lo considerado más “estético”.

La Escuela de Bellas Artes de Tetuán fue fundada en 1945, durante la colonización española, por el pintor granadino Mariano Bertuchi, y sobrevivió a la independencia del país, convirtiéndose en un foco artístico de primer nivel en el país.

Con la exposición “Volúmenes fugaces”, el museo quiere así rendir homenaje a la escuela y a uno de sus protagonistas, Laatiris, que, según Montazami, ha sufrido de un cierto olvido o “automarginación” por haberse consagrado a la tarea de enseñar a generaciones enteras de artistas.

La exposición demuestra, sin embargo, que Laatiris es un creador inclasificable en estilos y corrientes, creador de un universo propio donde la introspección y reflexión sobre el espacio y la materia están siempre presentes, como destacó Montazami.