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Entrevista

Jennifer Lawrence: “La diferencia entre el precio de la vivienda y el salario mínimo es un problema”

La actriz Jennifer Lawrence posa durante la presentación de la cinta "Sin malos rollos" este miércoles en Madrid. EFE/ Juan Carlos Hidalgo

Javier Zurro

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Parece extraño que una actriz que despierta tanta simpatía como Jennifer Lawrence no hubiera protagonizado una comedia pura hasta ahora. La hemos visto caerse en los Oscar, alucinar cuando Jack Nicholson le declara su admiración y reaccionar siempre de la forma más espontánea en decenas de entrevistas. Había coqueteado con la comedia con El lado bueno de las cosas, el título de David O’Russell que le valió su Oscar a la Mejor actriz protagonista; y fue parte del reparto coral de la sátira No mires arriba; pero nunca, como ella misma ha confesado en numerosas ocasiones, había sido el centro gravitacional de una comedia (o al menos de una comedia que llegara a las salas de cine).

Ha tenido que ser uno de sus mejores amigos, Gene Stupnitsky, guionista forjado en The Office, el que la convenciera para ser la absoluta protagonista de Sin malos rollos, que se estrena este viernes en cines. Stupnitsky sorprendió en 2019 con su debut en la dirección, Chicos malos, una comedia irreverente protagonizada por niños. Intenta hacer lo mismo ahora, lanzar chistes con el sexo en el centro y a través de ellos intentar dar la vuelta a los clichés de la comedia. En esta ocasión contando la historia de Maddie, una joven conductora de Uber con deudas cuyo coche ha sido embargado. Ante la imposibilidad de pagar las facturas y el riesgo de ser desahuciada, Maddie responde a un misterioso anuncio que ofrece un coche a cambio de tener una cita con el hijo de una familia rica.

Un argumento con ecos del cine de adolescentes de los 80 y 90 con John Hughes como gran referencia y una Jennifer Lawrence desatada en su labor de intentar seducir a un chaval que representa a una nueva masculinidad y al que interpreta Andrew Barth Feldman, toda una revelación. La novedad es que hay, de fondo, una reflexión sobre el cambio generacional, con unos jóvenes más preocupados por el bullying y menos ‘salidos’ que en el cine de hace décadas y, sobre todo, una crítica a la gentrificación y el precio de la vivienda. 

“La disparidad de sueldos y la diferencia entre el precio de la vivienda que sube y el sueldo mínimo y la mayoría de los sueldos es un tema importantísimo en Estados Unidos. Los guionistas escriben sobre los problemas reales de la sociedad, y este es un problema real para los jóvenes allí. Los jóvenes acceden al mundo laboral con unas deudas gigantes desde la universidad, con una promesa de un trabajo y un sueldo con el que podrán pagarlas y eso se ha visto que no era verdad”, dice sobre el tema de fondo del filme la actriz en un encuentro con periodistas en la presentación del filme en Madrid.

La película se ríe también del choque generacional de ambos, y también de los pijazos que han gentrificado las zonas obreras y están echándoles de sus pisos. Para Andrew Barth Feldman la clave está en que nos gusta reírnos de estos temas “porque son verdad”. “Hay unas diferencias enormes entre estas dos generaciones. Sin embargo, Jennifer y yo conectamos de una forma inmediata, y aunque sí que hay un choque generacional, es verdad que yo creo que esta especie de sensibilidad aumentada ha sido positiva. Tenemos mucho más cuidado con cómo decimos las cosas y tratamos de cuidar más de los grupos que están más marginados y creo que eso ha sido un cambio para bien”, apunta.

He aprendido que el mundo es muchísimo más diverso de lo que yo pensaba. Y como millennial ha sido duro

Jennifer Lawrence Actriz

Lawrence también considera que el cambio ha sido positivo. “Yo, como milenial, he aprendido muchísimas perspectivas nuevas que no conocía antes de este cambio cultural enorme que nos ha traído más respeto por el otro y la lucha por la igualdad. He aprendido que el mundo es muchísimo más diverso de lo que yo pensaba. Y como milenial ha sido duro, es como un músculo que estoy ejercitando constantemente, pero estoy contenta de hacerlo. No hay nada más importante que aprender a respetar, querer y reconocer a tu vecino”, añade la actriz.

Ahora también productora

Desde hace un año Jennifer Lawrence también ha entrado como productora en sus proyectos. Debutó con Causeway, que se estrenó en Apple TV+, y ahora también en esta película en la que, reconoce, no ha tenido tanto trabajo. “En Causeway tuve más poder de decisión que en esta. Aquí recibí un guion increíble de un director increíble y mi trabajo fue, principalmente, proteger la integridad creativa de la película”. Lawrence subraya cuánto confía en la visión del director, que es uno de sus mejores amigos con quien llevaba tiempo buscando trabajar. Fue el guion de Sin malos rollos lo que la hizo regresar de una corta baja de maternidad y lanzarse a uno de sus primeros trabajos humorísticos.

Ambos actores coinciden en que uno de los retos fue no reírse todo el día en el rodaje. “La verdad es que no reírnos fue difícil, sin duda, porque Gene tiene una cabeza impresionante y nos mandaba frases nuevas cada día. Entonces, aunque habíamos leído el guion, como teníamos frases nuevas, era muy difícil no reírnos cuando rodábamos”, recuerda Jennifer Lawrence, que intenta dejar hueco siempre para que su compañero de reparto se involucre en la entrevista y demuestre la frescura que también desprende en la película.

Aunque la película tenga como referencia clara el cine de John Hughes, ambos intérpretes confiesan que la película que el director les hizo ver fue El graduado, aunque para Andrew Barth Feldman otra de las influencias claras es Risky Business. En ese homenaje al cine ochenteno de hormonas desatadas también encaja que al padre del chaval protagonista lo encarne Matthew Broderick, protagonista de una de las cumbres del cine de Hughes en aquella década Todo en un día (Ferris Bueller's Day Off).

Las dos anteriores películas de Jennifer Lawrence (No mires arriba y Casueway) se estrenaron directamente en plataformas, y será Sin malos rollos con la que vuelva a las salas, algo que le alegra, porque cree que sería “una injusticia lanzar esta película en una plataforma y no dar al público la oportunidad de reírse todos juntos”.

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