José Luis Rebordinos, director del Festival de San Sebastián: “Me gustaría que una serie optara a la Concha de Oro”

Javier Zurro

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Pocos días antes del comienzo del Zinemaldia Festival de Cine de San Sebastián, su director, José Luis Rebordinos, asegura estar nervioso. Califica los momentos previos como “complejos”. Días en los que se cruzan los dedos para “que no se caiga nada”. Pocas horas después Glenn Close cancelaba su presencia como presidenta del jurado del certamen. Parecía una profecía autocumplida, pero lo que realmente muestra es el encaje de bolillos que supone realizar un festival y el frágil equilibrio en el que se sustenta.

Rebordinos se enfrenta a una 70 edición que llega después de dos años muy duros, en los que el Festival apostó por las ediciones físicas con unos estrictos protocolos para asegurar la salud de todos los asistentes. Ahora quiere que vuelvan las alfombras rojas, las fiestas y la normalidad en un año donde brilla la calidad del cine español y donde se esperan nombres importantes como los de Penélope Cruz, Olivia Wilde, David Cronenberg y Juliette Binoche.

Es una edición que casi se siente como la primera después de la pandemia, o con algo parecido a la normalidad. ¿Cree que eso se va a notar, es un primer festival tras estos dos años?

Sí, yo creo que llevamos dos años en que el festival no era el festival. Han sido unas ediciones un poco adaptadas para poder sobrevivir. Hace dos años tuvimos un 40% de invitados. El año pasado ya un 85, pero todavía faltaba ese 15%, y sobre todo faltaban las salas llenas de gente, las fiestas, las alfombras rojas… Han sido unos años muy raros, muy complejos. Era muy raro para nosotros ir con una premiere mundial al Kursaal y que no estuviera ni media sala llena porque el máximo eran 500 personas, que no es ni el 50% de su aforo, y acababa la sesión y teníamos que sacar a los equipos con un protocolo de seguridad, el público no interactuaba con ellos. Bueno, ha sido un poco triste, pero la verdad es que al mismo tiempo estábamos muy contentos porque conseguíamos salvar las ediciones presenciales, que era el objetivo. Este año la idea es hacer un festival a nivel de estructura y de todo como fue el de 2019.

No sé si en algún momento de estos dos años hubo un momento en el que temiera por el festival.

Bueno, por la continuidad no, porque si se hubiera parado el festival, las instituciones lo habrían puesto en marcha de nuevo. Fue muy duro 2020, cuando tuvimos que tomar la decisión de si hacíamos o no el festival, porque era un momento en que la gente moría. Es decir, todavía sigue muriendo gente, pero en aquel momento morían muchos. Si había un foco, había muertos que se contaban por docenas. Entonces, claro, nosotros teníamos una edición muy trabajada, teníamos unos medios de seguridad muy fuertes que estaban hechos con Sanidad, con el Gobierno vasco, todo muy trabajado. Había un informe de casi 120 folios y más de 80 planos detallados hechos por arquitectos especialistas en COVID.

Pero claro, cuando yo tengo que tomar la decisión final, que la tomo con mi equipo de dirección y luego con el alcalde de San Sebastián, que es el presidente del Consejo de Administración, yo no podía olvidarme de que si nos salía mal y porque hacíamos el festival había un foco iba a morir gente… ¿Cómo vives con eso? Tiene que ser muy jodido. Entonces fue muy duro el momento de tomar la decisión. Luego fue todo como la seda, veías que la gente además respondía y colaboraba y daba muy buen rollo, pero yo viví aterrorizado todo el festival hasta 15 o 20 días después de que acabara y vimos que no había habido ninguna consecuencia. Lo pasamos muy mal, no te voy a engañar. Es decir, esos han sido de los momentos más duros de mi vida profesional.

Me imagino que también afectó a los patrocinios, a la búsqueda de dinero, ¿ha vuelto eso también a la normalidad?

Al no haber fiestas o no haber cócteles, al no haber muchas cosas que estaban patrocinadas, pues nosotros en 2019 y 2020 perdimos entre taquilla y patrocinadores cerca de 1.300.000 euros. De tener un presupuesto de 8 millones pasamos a uno de 7. Conseguimos equilibrar el presupuesto y no perder un duro, pero reduciendo muchas cosas. Este año, en principio, se supone que vamos a tener un presupuesto parecido al de 2019. De hecho, hemos conseguido un nuevo patrocinador y habrá finalmente 100.000 euros más que en 2019. El gran problema de este año es la subida de los precios, que un avión que costaba a Los Ángeles, en Business, 3.500 euros este año cuesta más del doble, y es el mismo caso de los hoteles, de los proveedores, la energía… con la inflación han subido muchísimo todo. Entonces, bueno, este es el gran reto que tenemos, ver si conseguimos cuadrar las cuentas.

El gran problema de este año es la subida de los precios, que un avión que costaba 3.500 euros este año cuesta más del doble. Con la inflación ha subido muchísimo todo

La inflación también afecta a los festivales de cine.

Claro, claro. Afecta a todo, desde los señores que colocan las vallas hasta la electricidad que contratas. Todo tiene una subida de precio importante que tiene que ver con la inflación. Nosotros no hemos tenido esa subida en las subvenciones así que, en principio, salimos en desventaja. Pero bueno, estamos peleando, luchando y vamos a ver, porque también creo que va a ser muy importante la taquilla. Si volvemos a una taquilla de 2019 creo que saldremos muy bien parados. Si nos pegamos un viaje en la taquilla y es bastante inferior a 2019, pues puede que tengamos problemas de déficit. Va a depender de la taquilla. Yo soy medianamente optimista.

¿Cuál es el presupuesto ideal para un festival como el de San Sebastián, y más ahora mismo con la inflación?

Bueno, yo creo que nosotros nos hubiéramos movido cómodos con unos 10 millones de euros. Cuando yo empezaba a hablar de esto hace años decía nueve. Este año vamos a estar en ocho y medio, más o menos.

¿Hay algo que este año se le haya caído o que le hubiera gustado tener?

Me hubiera gustado tener un tercer premio Donostia que ha estado ahí muy cerca y que al final no va a poder salir. Todos los años intentamos muchas cosas, unas salen y otras no, es parte del juego.

¿Qué película le hubiera gustado tener que haya visto en un festival y que hubiera deseado tener en el Zinemaldia?

La de Park Chan Wook, Decission to leave. Me hubiera gustado tenerla en competición. Y muchas más. A mí me suele sorprender cuando los críticos venís indignados de Cannes diciendo lo mala que ha sido esa edición, y yo que tengo que estar haciendo citas y casi no veo películas os envidio muchísimo y digo 'No puedo entenderlo', pero si yo he visto cinco y todas me han parecido interesantes y estoy entusiasmado. Y lo mismo de Venecia y de Berlín. Yo creo que, al que le gusta el cine, los festivales son una fiesta. Yo entiendo que vosotros estáis trabajando y que las películas se ven de otra manera.

¿Cómo valora el nivel de la sección oficial este año? 

Bueno, a mí me gusta mucho la selección de este año. Creo que de los últimos años, quitando el año que no hubo Cannes, que obviamente ha sido el mejor año porque pudimos coger varias películas que hubieran competido por la Palma de Oro, para mí tal vez sea el año más interesante, sobre todo por la mezcla que hay entre directores consagrados, como puede ser un Seidl, como puede ser Honoré, como puede ser Hong Sang-soo, y con posibles sorpresas.

¿Y la cosecha de cine español?

Yo creo que es uno de los años más potentes de cine español y que en el festival hay una mezcla muy heterogénea, desde una película como Modelo 77, que es de público y potente, pero que está contando una historia importante de nuestra historia más reciente. Y luego la selección oficial creo que es muy variada. Está Suro, que es una primera película que creo que va a sorprender muchísimo. Creo que es el nacimiento de un gran director. Y está luego La maternal, la segunda película de Pilar Palomero, que tampoco va a sorprender a nadie después del éxito de Las niñas, y luego ya dos directores que creo que son conocidos como Fernando Franco, con una propuesta potente y sólida, y Jaime Rosales, con una película más abierta que lo que ha hecho hasta ahora y muy bonita y que creo que puede gustar a la crítica y al público.

Hemos hablado mucho de ese 'gran año del cine español', ¿es la solidificación de algo o es un oasis en el desierto?

Pues yo no sé por qué, pero lo que está claro es que es un año muy potente. Yo creo que llevamos ya unos años en los que hay cine español interesante y que hay presencia en diferentes festivales internacionales. Este año es que, además, lo ha habido en todos los grandes y con varias películas. Yo no sabría decirte la razón. Sí creo que es un movimiento generacional, que es verdad que algunos de los grandes productores de toda la vida siguen trabajando, pero que están apareciendo productores y productoras nuevas, con ideas nuevas y con nuevas propuestas. Yo creo que a veces no nos damos cuenta, pero nosotros que vemos la producción entera del cine francés, del cine italiano, del cine alemán… no te creas que hay muchas cinematografías muy por encima de la española. España es un país que está produciendo mucho y variado. ¿Las razones del éxito? La verdad es que no tengo ni idea y es difícil de entender, porque vivimos momentos de crisis, momentos complejos, y es extraño que en un momento así el cine español tenga el poderío que tiene.

A veces no nos damos cuenta, pero nosotros que vemos la producción entera del cine francés, del cine italiano… no te creas que hay muchas cinematografías por encima de la española

Ha mencionado antes a Ulrich Seidl... qué sería del Zinemaldia sin una polémica. Ha habido acusaciones de explotación en el rodaje de Seidl, publicadas por un medio alemán. También el actor de Pornomelancolía ha declarado sentirse engañado por el director, ¿qué dice el festival al respecto?

Nosotros siempre decimos lo mismo. Decimos que nosotros no somos jueces para ponernos a investigar qué ha pasado en un rodaje, ni somos jueces para juzgar si ha habido algún comportamiento delictivo. Nosotros solo podemos juzgar películas. En las películas no hay nada que veamos que pueda ser susceptible de ningún problema, especialmente la de Seidl. Lo de Seidl es un caso muy curioso, porque yo creo que no la ha visto casi nadie. Insisto en que yo no estoy en el rodaje y no sé qué ha pasado, pero las acusaciones hablan de algunas secuencias y de unas imágenes que no están en la película, así que yo no las he visto. Realmente, insisto, son dos películas que nos parecen muy interesantes, muy, muy interesantes y que queremos que se vean. Luego, si detrás de esas películas ha habido algo que no debería haber ocurrido... Bueno, para eso están los juzgados. Es muy curioso porque Der Spiegel escribe el artículo e inmediatamente te manda una nota preguntando si vas a suspender la proyección de la película. Oiga, pues yo tengo ganas de preguntarle si usted va a denunciar a la película porque usted está contando cosas muy graves. Si usted denuncia y hay un hecho delictivo, pues igual tengo que suspender. Pero mientras tanto yo siempre digo lo mismo, el único que puede realmente anular ese pase es un juez. Nosotros respetamos la ley.

Otro de los temas que siempre está ahí es el de las series. Con Antidisturbios usted reconoció que creía que tenía que haber entrado a concurso. No sé si le gustaría que, si llega una serie como Antidisturbios, compitiera por la Concha de Oro.

Pues no me voy a hacer el valiente ahora, pero me gustaría, sí. Yo creo que una serie como Antidisturbios, que la veías puesta en una pantalla de cine y era una película de cinco horas... pues ya me gustaría encontrar otro Antidisturbios. Sí, por supuesto. Tendría que discutir con mi equipo, porque intentamos tomar decisiones conjuntamente, pero no le veo problemas para que pudiera competir. Este año la serie que ponemos es muy diferente y no tendría sentido porque es una serie de cinco capítulos que, aunque tienen un tema común, son independientes y de cinco grandes directores españoles. Esta sí que no tiene sentido competir. Vamos, estamos todos de acuerdo, los productores y nosotros.

Usted siempre ha marcado muy claro cuál sería su futuro al frente del festival, cuál sería su final, ¿lo sigue teniendo claro?

Yo no sé si ya he tardado demasiado en irme, pero ahora, estando donde estamos tras la pandemia, yo voy a cumplir 61 años este año y mi idea es estar tres o cuatro años más. Es probable que me jubile con 65. Si quieren que siga más allá de los 65 años no continuaré seguro. Eso lo puedo asegurar.