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Las compañías de danza alertan de una “devolución masiva” de ayudas europeas si no se amplían los plazos

En torno a un 70% de las compañías de danza en España han solicitado ayudas de los fondos Next Generation UE

Elena Cabrera

24 de junio de 2022 22:09 h

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Las pequeñas industrias culturales que han visto un salvavidas en los componentes que desarrolla el Ministerio de Cultura en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR), están ahora preocupadas por lo que podría ser una astilla clavada en el flotador: la incapacidad burocrática del INAEM para gestionarlas con celeridad y la dificultad del Ministerio para ampliar los plazos.

Valeria Cosi, presidenta de la Federación Estatal de Compañías y Empresas de Danza (Feced), advierte de que hay “un retraso” que entiende que se genera “a causa de la falta de personal del INAEM” según les han comunicado desde el ministerio “desde hace tiempo”. Estos fondos europeos están destinados a la modernización de las estructuras de las compañías de teatro y danza.

Este viernes, el ministro de Cultura, Miquel Iceta, ha afirmado que, en respuesta a las peticiones del sector, su departamento está “estudiando” la posibilidad de flexibilizar plazos para la concesión de las ayudas, que van destinadas a modernizar las estructuras de trabajo, generar empleo y desarrollar actividades que van más allá del hecho escénico, como la implementación de herramientas tecnológicas o la comunicación online.

Las palabras del ministro refuerza el mensaje que verbalmente se le ha hecho llegar a Cosi en reuniones ministeriales, de que intentarían mover los plazos pero que no sería fácil.

Devolución masiva de subvenciones

El pasado 8 de junio, Feced tuvo una reunión con el nuevo director del INAEM, Joan Francesc Marco y con el subdirector general de Música y Danza, Antonio Garde. En ella, el Instituto comunicó que habían evaluado la posibilidad de ampliar los plazos, aunque fuera “muy difícil”. “Les contestamos que era muy grave y que lo que iba a suceder era una caída masiva de proyectos, a lo que ellos dijeron que sí, que asumen que eso es lo que iba a pasar”, explica Valeria Cosi.

La Feced representa 346 compañías y empresas del mundo de la danza. En total, en España hay alrededor de unas 500. De estas, según las información reunida por la Federación, en torno a un 70% han solicitado las ayudas del Plan de Recuperación Transformación y Resiliencia.

Dado que el INAEM gestiona con lentitud, el otro factor son los plazos. Las ayudas sirven para financiar proyectos —hasta el 80% de su coste— puestos en marcha entre el 20 de abril de 2021 y el 30 de septiembre de 2022. El 28 de junio es la fecha límite para la resolución, tras las subsanaciones correspondientes, y todo apunta a que el INAEM no podrá dar contestación a todas las peticiones antes del martes.

Para el día 30 de septiembre, las compañías tienen que tener las facturas emitidas y empezar a realizar los pagos para tenerlos completos antes del 30 de octubre. El problema es que las compañías no han acometido en este último año esas inversiones estructurales porque no tienen dinero para hacerlas, por lo que están esperando a asegurar primero la ayuda, y luego realizarlas. “Las compañías de danza no tenemos liquidez disponible como para adelantar la inversión”, asegura Cosi. Por sus características de discontinuidad, inestabilidad y bajos ingresos, tampoco les es fácil conseguir líneas de crédito bancario con la que avanzar los pagos en espera de las ayudas, según explican desde las Federación.

“Es necesario reforzar el INAEM de personal ya porque esto está afectando de forma directa al sector y perder aunque sea un 20% de los 18 millones de euros que tenemos disponibles para ayudas nos parece muy grave”, opina Valeria Cosi.

Las artes escénicas y la música han conseguido una reserva de 17.930.000 euros de los fondos europeos Next Generation UE para crear contenidos digitales, modernizar tecnológicamente las empresas, profesionalizarse, conseguir la igualdad de género, internacionalizarse y “contribuir a la imagen de España como potencia cultural mediante aplicaciones vinculadas a Internet y a las nuevas tecnologías”, como dice la descripción de la convocatoria.

Respecto a los problemas de gestión del INAEM, el ministro de Cultura ha aclarado que el mismo personal que atiende las convocatorias ordinarias de ayudas es también el encargado de hacer lo propio con la distribución de los fondos europeos, lo que conlleva esas dificultades a la hora de repartir las subvenciones. 

“Estamos trabajando en ello, pero quiero recordar que en 2016 se frenaron las Ofertas Públicas de Empleo. Las hemos retomado a partir de 2020 y eso va a permitir cubrir vacantes por jubilación y nuevas plazas, pero el proceso no es inmediato. Es un periodo un poco largo y hemos tenido que afrontar una pandemia y una gestión ordinaria y específica de fondos con este volumen de personal”, ha dicho el ministro.

La difícil gestión de las escénicas públicas

El pasado mes de marzo dimitió Amaya de Miguel como directora del INAEM, según explicó, para dar un giro a su carrera en el sector privado, por lo que asumió la dirección de la Fundación Montemadrid, en sustitución de José Guirao. En una entrevista con elDiario.es, De Miguel admitió, al poco de su nombramiento que “el INAEM se creó para ser un instrumento ágil para la creación y a lo largo de los años se ha ido convirtiendo en el elefante”. “Es un sistema administrativo tan complejo el que tenemos que es prácticamente un esfuerzo titánico levantar un telón, o que una compañía privada estrene un espectáculo al que nosotros hemos querido ayudar económicamente. El sistema se ha complicado tanto que lo hace casi inmovilista”, añadió.

La dimisión de Amaya de Miguel coincidió con las movilizaciones dentro del sector de las artes escénicas, relacionadas precisamente con la oferta pública de empleo y con los retrasos en los pagos de las facturas, como explicó Carolina África a este periódico tras su trabajo para el Centro Dramático Nacional.

No ha sido el único abandono en el Instituto de escénicas durante el mandato de Iceta. También su subdirector, Fernando Cerón, lo hizo en enero, firmando una dura carta en la que expresaba su frustración. “Mi único interés siempre ha sido la defensa de nuestro sector y lamentablemente he llegado a la conclusión de que en las actuales circunstancias no puedo cumplir con este objetivo y mi trabajo se ha ido paulatinamente convirtiendo en una pura gestión burocrática de unos recursos del todo insuficientes”, escribió.

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