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“El recorte en servicios básicos no ha sido casual ni inocente”

Belén Llera

Paula Corroto

Hace sólo tres semanas que Belén Llera aterrizó en la Dirección General de Bibliotecas, Archivos y Museos del Ayuntamiento de Madrid, pero ya quiere cambiarlo todo de arriba a abajo. Su máxima: la integración de equipos municipales y colectivos sociales para convertir las bibliotecas y museos madrileños en “orgullo de barrio”. Sabe que no lo tiene fácil: se ha encontrado con un mapa bibliotecario compuesto por 31 centros en los que faltan recursos de personal, de fondos y de equipamiento tecnológico. Por ello, su más inmediato compromiso es el aumento del presupuesto, que como desvela a eldiario.es en su primera entrevista para un periódico desde que está en el cargo, será de un 37,5% para 2016. Es decir, 1.711.419 euros más que en el último ejercicio del Gobierno del PP.

Llera, que llega al consistorio tras pasar por la dirección técnica de la Biblioteca Nacional, la Biblioteca Regional Joaquín Leguina de Madrid y el Ministerio de Cultura en la época de Ángeles González-Sinde, se muestra cauta al explicar sus planes. Eso sí, tiene claro cómo quiere que sean las bibliotecas dentro de cinco años: “Ese lugar al que quieras ir porque pasan cosas”. En un lustro habrá que preguntar de nuevo.

Va a gestionar las 31 bibliotecas municipales madrileñas. ¿Cuál es su plan?

Cuando llegué había ya un plan estratégico que llegaba hasta 2016. Y en él hay puntos definidos e interesantes que hasta ahora no se han trabajado. Nuestro objetivo es que las bibliotecas se conviertan en ese centro de lectura, de dinamización del barrio y de encuentro, abiertas a las actividades y a generar dinámicas. Que sean el referente de la lectura en los diferentes barrios. Queremos fomentar la idea de fomentar otras sinergias con centros culturales que tienen su propia programación cultural. Queremos crear un orgullo de barrio.

¿Qué se ha encontrado cuando ha llegado a la Dirección General de Bibliotecas de Madrid?

Que las bibliotecas necesitan apoyo logístico, de personal, adquisiciones… También me he encontrado con un grupo estupendo de profesionales, y eso es muy importante para trabajar y progresar juntos. Gracias a este equipo se han podido mantener también unas bibliotecas con una calidad más o menos buena, a pesar de los pocos medios.

¿Qué aprendió en la Biblioteca Nacional que pueda trasladar a esta gestión?

Era un equipo muy grande de gente y aprendes a gestionar, aprendí mucho del mundo del libro y la lectura. Aprendí que tienes que trabajar hacia fuera siempre porque la gente, los colectivos, los profesionales están abiertos a trabajar juntos, por tanto eso es lo que puedo traer de mi trayectoria profesional. Esas ganas de integrar.

Cuando se presentó el programa de Cultura hace unas semanas, la concejala Celia Mayer dijo que se impulsarán programas específicos en las bibliotecas para colectivos con especial dificultad. ¿Qué programas son y cuándo y cómo se llevarán a cabo?

Estamos ahora diseñándolo. La concejala se incorporó recientemente, yo, como hace tres semanas… Ya existen algunas experiencias piloto que se han hecho en algunas bibliotecas con algunas asociaciones. Lo que nosotros queremos es trabajar con ellos para desarrollar ese programa de actividades que nos permita que la sociedad conozca, participe y vea qué nos pueden aportar este tipo de colectivos. La idea es que las bibliotecas sean un motor de integración social.

¿Ahora qué falla para ello?

Es un tema de recursos. Las bibliotecas tienen escasez de personal y si tienes que estar solucionando mucho el día a día es muy difícil empezar a realizar otro tipo de actividades. Luego también las adquisiciones de materiales eran más escasas… No respondían a la rapidez ni especificidad que necesita cada punto. Esos son temas que tenemos que trabajar.

¿Y con qué presupuestos? Porque apenas ha habido aumento en los últimos años. Los ordenadores están anticuados, no hay fondos…

Los servicios básicos en general han sido uno de los grandes damnificados de los recortes en los últimos años. Es verdad que han venido tiempos complicados pero cuando uno recorta decide de dónde. Y yo creo que este recorte no ha sido casual ni inocente. Por suerte ahora, a pesar de que estamos en una situación económica complicada, este Gobierno sí va a apostar por la mejora de esos servicios básicos. Todavía no está aprobado el Presupuesto de 2016, pero va a haber un incremento para Bibliotecas de un 37,5% para mejorar también el aspecto digital y nuestra presencia en red, porque muchos de los productos que podemos hacer con la gente pueden ser digitales. Las bibliotecas también pueden ser un foco de innovación. Vamos a intentar mejorar esa situación de base que te permite, a partir de ahí, inventar y ser capaz de poner en marcha lo que has inventado.

Ahora que cita el libro digital… ¿Cómo está funcionando el préstamo electrónico de ebiblio en las bibliotecas madrileñas?

Ebiblio es nacional y se gestiona a través de las Comunidades Autónomas. Lleva muy poco y vamos a dejarle un margen de confianza, pero no ha funcionado como se esperaba. De todas formas, lleva un año y es un tema por el que hay que apostar.

Otro aspecto importante de su gestión: la Red Única de Bibliotecas de Madrid. No es muy lógica la separación que existe entre bibliotecas municipales y autonómicas. ¿Para cuándo está prevista?

Pues cuanto antes mejor, ahí estamos todos de acuerdo. Estamos en contacto con la Comunidad de Madrid para intentar ofrecer a los lectores unos servicios únicos, un catálogo común, un carné común para utilizar las bibliotecas independientemente de su titularidad. Funcionar en red también significa que si yo tengo un catálogo único, vivo en Villaverde y veo que hay un libro en Chamberí lo ideal es que pudieras acceder a ese libro sin que te tengas que desplazar a Chamberí. Si estamos fomentando las bibliotecas de barrio se trata de que sea así. Hay que intentar que exista ese movimiento entre los libros de una bibioteca a otra. De lo que estamos hablando es de dar un servicio que para el ciudadano sea mucho más cómodo y más eficiente.

¿Y cómo se podrían fomentar las donaciones?

Las donaciones a las bibliotecas públicas ya se hacen, pero sí nos gustaría fomentar las de otros fondos, porque el ayuntamiento también lleva las bibliotecas patrimoniales. Queremos fomentar las de colecciones que aporten un punto de vista fundamental para la comprensión de la ciudad de Madrid en toda su dimensión. Y con las donaciones de particulares, hay un porcentaje fuerte. Por ejemplo, la de la Casa de Fieras de El Retiro ha tenido un porcentaje de donación altísimo, y siempre son bienvenidas. Pero más que donación yo hablaría de participación, que sientas que formas parte de la vida de esa biblioteca.

Precisamente, lo que más llama la atención con respecto a las bibliotecas es que en los últimos años se construyeron nuevos edificios, pero están casi vacíos y sin personal. ¿Van a construir ustedes nuevos edificios?

Es verdad que cuando se diseñaban las bibliotecas se hacía lo que dices, “vamos a hacer un edificio espectacular”, pero no se pensaba realmente qué es lo que necesitaba ese barrio para esa biblioteca. Pero, por ejemplo, ahora mismo estamos lanzando el proceso de una futura construcción en San Fermín, un barrio que llevaba mucho tiempo demandando una biblioteca, porque es necesaria la construcción de bibliotecas, ya que hay barrios que aún están sin dotar. Por primera vez se está lanzando un proceso en el que para el diseño de los planos están participando las asociaciones, los arquitectos y los bibliotecarios para ver qué necesitamos en ese barrio, qué servicios queremos dar y conforme a ello cómo puede ser el diseño. Paralelamente estamos mirando esas zonas que están menos dotadas y más necesitadas de servicios de lectura, ya no sólo el modelo estándar, porque queremos generar dinámicas culturales esos barrios.

He leído que van a poner en marcha bibliotecas móviles, ¿no es cierto?

No. La Comunidad de Madrid ya tiene una red de bibliobuses con la que también tenemos un proyecto porque queremos pensar conjuntamente el actual mapa bibliotecario y rediseñar esas paradas dentro de los distritos. Pero, paralelamente lo que estamos pensando no es tanto unas bibliotecas móviles como la idea de detectar primero dónde existen más necesidades y conforme al barrio y las necesidades se dará una solución u otra. Lo que no queremos es algo muy estándar que sea reproducible y que al final no haya sido el resultado de una reflexión conjunta.

¿Y en qué barrios están poniendo el objetivo?

Principalmente, barrios como San Fermín. San Cristóbal…, pero también los PAUs como Sanchinarro que son ‘hostiles’ en el sentido de que se construyeron hacia dentro, grandes edificios con sus propias piscinas… pero que carecen de estas estructuras.

Antes decía que habrá más presupuesto para las bibliotecas. ¿Y más personal?

Se está trabajando para mejorar la oferta pública de empleo. Si queremos mejorar una de las cosas que necesitamos es más personal. Pero estamos intentando trabajar de forma transversal entre todas las direcciones generales para aprovechar todas las sinergias que puedan surgir y gestionar de la forma más eficiente los recursos independientemente de las competencias.

Usted gestionará también las instituciones del Conde Duque como la Hemeroteca, la Biblioteca Musical, el Archivo de Villa y, sobre todo, la Biblioteca Histórica. Son cuatro centros que resultan unos desconocidos para el público, pese a la inversión realizada en el Conde Duque.

Somos conscientes de ello. Estamos empezando a diseñar un proyecto que nos permita fomentar el Conde Duque con toda su diversidad de instituciones para darle una coherencia narrativa, porque estamos hablando de unas instituciones de investigación que podrían aportarnos una visión completamente diferente y muy enriquecedora a la ciudad. Ahora mismo quizá no sean muy conocidas, pero estamos trabajando para ello.

Hace unos meses se inundaron tras unas lluvias y eso después de una rehabilitación del edificio que costó más de 70 millones de euros. No parece muy lógico.

Sí, hubo unos problemas con los depósitos y en eso ya se está trabajando para que no vuelva a suceder. Y sí, tienes razón con lo de la rehabilitación.

Otro edificio que pasa desapercibido es el Museo de Historia de Madrid. Como si estuviera infrautilizado. Es decir, si se pregunta a los madrileños apenas se conoce…

Bueno, es que estuvo muchos años cerrado. Desde su inauguración en enero hay un equipo profesional muy sólido y el porcentaje de usuarios ha crecido muchísimo. Quizá lo que tengamos que trabajar todavía es crear ese discurso museográfico con el Museo de San Isidro también, puesto que responden a dos etapas distintas de la historia de la ciudad para que el ciudadano los conozca. Ahara mismo se está trabajando mucho con colegios y asociaciones que pasan por allí. No me preocupa tanto el número de usuarios como su integración y que se convierta en un recurso conocido de la ciudad.

Pero, ¿cuál es el plan para estos museos y archivos como el Archivo de la Villa de Madrid que los propios ciudadanos ni siquiera conocen?

Como le digo, el de Historia ha estado doce años cerrado, el de San Isidro está ahora también en un proceso de remodelación para mejorar la dotación. Son instituciones que han caído en esa inercia que existía hasta ahora y lo que queremos hacer es revitalizarlo, que se conviertan en centros de conocimiento de la ciudad, de investigación, quizá nos planteemos residencias de investigación… Fomentar esa integración con la ciudad, con las universidades, con los grande museos de la ciudad. Yo recomiendo a todo el mundo que visite el Museo de Historia porque te ayuda a comprender la historia de la ciudad desde su desarrollo urbanístico, costumbres etc… Es una visita que merece la pena.

Finalizo con los índices de lectura. Sólo el 35% de los españoles lee habitualmente según la última encuesta del CIS. Sabemos de dónde venimos, pero ¿qué se ha hecho mal para que estemos todavía en este 35%?

Supongo que ha habido una confluencia entre el modelo educativo y cultural que ha respondido a estándares muy preestablecidos, que no han sido diseñados conjuntamente con la población, que no son producto de una reflexión previa de lo que demandaba una sociedad, no se han cuestionado… Igual hay cosas que debemos empezar a cuestionarnos, que, de hecho, la sociedad ya se está cuestionando. Y fruto de esas dinámicas rígidas o repetitivas probablemente se han generado esos bajos índices de lectura que esperamos desde el ayuntamiento intentar mejorar y que la lectura sea una parte de nuestras vidas.

¿Van a poner en marcha algún plan de lectura específico con los colegios?

La relación biblioteca-colegio ya existe, pero sí nos gustaría buscar proyectos específicos con los colegios. Pero tendríamos que ver qué posibilidades hay y qué diseño podríamos hacer. Desde luego, la infancia es una vía de entrada y consolidación a la lectura. Un niño lector acabará siendo en un porcentaje altísimo un adulto lector. Queremos trabajar también con las familias… Son colectivos muy necesarios.

¿Cómo se imagina las bibliotecas madrileñas dentro de cinco años?

Me las imagino un sitio al que digas: me apetece ir. Porque si ahora vas es para coger un libro o para estudiar… cosas muy concretas. Pero me gustaría que fueran esos sitios a los que uno quisiera ir porque pasan cosas. Y que uno se sintiera orgulloso de la biblioteca de su barrio.

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