Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
Noticia de agencia

Noticia servida automáticamente por la Agencia EFE

Esta información es un teletipo de la Agencia EFE y se publica en nuestra web de manera automática como parte del servicio que nos ofrece esta agencia de noticias. No ha sido editado ni titulado por un periodista de eldiario.es.

Rebeca Marín cuestiona el machismo del lenguaje en su nuevo “coñazo” de libro

La periodista y escritora Rebeca Marín posa para la Agencia Efe momentos previos a la presentación de su libro este viernes en Segovia.

EFE

Segovia —

0

La periodista y presentadora Rebeca Marín cuestiona el machismo implícito en nuestro lenguaje del día a día en clave de humor a través de su primer monográfico “Este libro es un coñazo”, presentado este viernes en Segovia.

“¿Por qué un 'coñazo' es algo tedioso y aburrido y por qué, de repente, algo que es 'la polla' es divertidísimo y estupendo?” es una de las cuestiones que plantea este libro desde su portada, según ha expresado su autora en una entrevista con Efe.

El por qué un lagarto es un reptil y una lagarta es una arpía, o por qué un sargento es un cargo militar y una sargenta, una mandona, son algunos de los múltiples ejemplos recogidos en este libro, que busca “despertar” a sus lectores de una “colleja” sobre el uso que hacen del lenguaje.

Marín explica que este libro está planteado en formatos como acertijos, trabalenguas o problemas matemáticos porque desde pequeños aprendemos a través de estas estructuras, y con las que, según ella propone, podemos volver a aprender, “esta vez bien”.

Además, Marín utiliza el humor ácido y punzante para transmitir su mensaje porque, en su opinión, este es el mejor medio: “Cuando escuchas un chiste, tu cerebro está relajado y esta es la mejor forma de que te lleguen las ideas”, explica la comunicadora.

Aunque en clave de humor, Marín da un repaso con su libro a diversos temas de la agenda feminista como el techo de cristal, la precariedad laboral de las mujeres, el reloj biológico, la conciliación laboral, los estereotipos de belleza, e incluso los más graves, como la violencia machista.

“Susana está como un tren y sale de su casa del norte de Madrid a las nueve de la noche. Raquel está como un tren y sale una hora más tarde de la otra punta. Si las dos, que están como trenes, se cruzan con una 'manada' de tíos, ¿A qué hora volverán a casa sanas y salvas?” es uno de los problemas matemáticos planteados en el libro.

Rebeca Marín ha trabajado de reportera para programas como España Directo, ha presentado los informativos de Telemadrid y otros programas de entretenimiento de diversos medios y colabora en la actualidad con la revista Mongolia, por lo que para ella, el lenguaje es una cuestión “primordial”.

Según ella, este debería constituir los cimientos de la agenda feminista y se muestra crítica con los académicos que hoy en día se encargan de regularlo.

“La RAE es una pandilla de 'señoros', y digo 'señoros' porque son 46 señores y sólo 8 mujeres, que tiene que actualizarse”, expresa la periodista: “Lo que no puede ser es que 'feminazi' se meta en el diccionario a la primera de cambio y sororidad haya tardado 3 años”, reclama.

Otro de los aspectos compilados en el libro es un capítulo llamado “profesiones”, que analiza las diferentes connotaciones que tienen las mismas ocupaciones en función del género, como por ejemplo la diferencia entre ser cocinera y chef, costurera y sastre, o incluso sirvienta y mayordomo.

En un análisis del panorama actual sobre el movimiento feminista, Marín dice considerar que este valor debería estar “inserto en el ADN de todo el mundo” en la misma medida en que sí lo están otros principios básicos como “robar está mal”, y se muestra muy crítica con aquellos que tratan de “demonizar” el feminismo.

A pesar de celebrar el avance del movimiento en la última década, también se muestra preocupada por la sombra de la ideología conservadora de la ultraderecha que se cierne sobre estos avances.

En su opinión, el activismo que defiende los derechos de las mujeres debe mostrarse “implacable” ante esta tendencia, aunque insiste en aclarar que el feminismo no consiste en “una batalla contra los tíos”: “Pero sí debe plantar batalla a estas ideas retrógradas que nos hacen daño, a todas y a todos”.

Por Laura López

Etiquetas
stats