Entrevista

Rozalén y Rodrigo Cuevas: “El folclore pertenece al pueblo, no a lo casposo”

“No estoy diciendo que los muertos de los otros no me importen, sino que lo justo es que haya una reparación”. La memoria histórica ha sido un tema recurrente en las composiciones de Rozalén desde que en 2017 le dedicara una canción a su tío abuelo Justo, desaparecido en la Guerra Civil. La cantautora cumple diez años desde que lanzara su primer álbum y lo celebra con Matriz, un disco —ya disponible en todas las plataformas— que funciona como homenaje a las raíces, la tradición y la cultura de España. “Soy una patriota, que parece que es una palabra que no puedo usar”, reconoce a este periódico.

En su recorrido por la tradición de distintas regiones se ha rodeado de “artistas comprometidos con el folclore de tantos lugares, que amo mi país más que nunca en su riqueza”. Entre ellos, Rodrigo Cuevas, con quien interpreta el tema que abre el volumen Te quiero porque te quiero, y es por eso que elDiario.es ha querido juntarles en esta entrevista. Ambos coinciden en que “hace diez años el folclore no tenía capacidad de salir de su propio nicho”, al reflexionar sobre cómo recientemente se ha puesto “más de moda que nunca”. Tanxugueiras, Silvia Pérez Cruz y Eliseo Parra son otros de los músicos que han colaborado con la albaceteña.

Matriz reivindica las raíces, la tradición y el folclore. ¿Era algo que quería hacer desde hace tiempo?

Rozalén: Estaba buscando la excusa porque siempre ha sido la base de todo. Me daba mucha envidia escuchar discos de gente como Rodrigo, que ha hecho folclore desde hace tiempo modernizándolo. No solo interpreto temas de mi lugar. He ido picoteando de la mano de artistas que están comprometidos con el folclore de tantos lugares que amo mi país más que nunca; en su riqueza, diversidad, tradición y cultura.

Hay temas en euskera, gallego, catalán, asturiano y castellano. ¿Lanzar hoy en día un disco en tantas lenguas es revolucionario?

Rodrigo: Es una señal maravillosa. Cada vez hay más gente haciendo folclore en su lengua, aunque sean minorizadas. Y cada vez tienen más proyección. Es muy curioso que llevemos muchos años escuchando música en inglés, que la mitad de las letras no las entendemos pero estamos acostumbrados al sonido y nos las tragamos todas. Sin embargo, escuchas una en catalán y dices: “¡Uy!”. A grupos como Manel, que llevan cantando en catalán mogollón de años, les cuesta un montón salir de Catalunya.

Rozalén: Lo raro es que alguien de Albacete se ponga a cantar en otros idiomas. El catalán es para mí familia porque de pequeña emigramos allí. En euskera es la cuarta vez que canto y es una manera muy bonita de decir “te quiero. Me meto en tu cultura con todo el cariño y respeto”. Tanxugueiras llevan recuperando canciones y coplas antiguas gallegas mucho tiempo. No era la primera vez que cantaba en su idioma, pero también me fui con ellas antes de que pasara todo lo de Eurovisión. Quiero hacer esto cada cierto tiempo porque me hace amar profundamente cada rincón del país en el que vivo.

¿Cómo se habría recibido un disco así hace diez años?

Rozalén: A lo mejor si hubiera empezado con un disco así no habría llamado tanto la atención, pero después de diez años, aunque sé que toda mi vida voy a tener que demostrar que trabajo mucho... Es otro punto.

Rodrigo: Hace diez años el folclore no tenía la capacidad de salir de su propio nicho. Estaba en un circuito de gente que eran una pequeña tribu, al menos en Asturias.

Rozalén: El folclore está más de moda que nunca.

Rodrigo: Y trasciende, es un lugar de confluencia.

Hace diez años el folclore no tenía la capacidad de salir de su propio nicho

Mirando aún más hacia atrás, parece que el folclore estaba ligado a una ideología más conservadora o casposa. ¿Ha ayudado a cambiar esta percepción que haya más artistas abrazándolo?

Rozalén: Siempre lo he ligado a todo lo contrario. Al pueblo, a lo rural, pero no a lo casposo.

Rodrigo: Hace diez o quince años eran las mismas señoras las que cantaban canciones tradicionales. Las fuentes siguen siendo las mismas. La caspa y la forma conservadora de mirarlo venía más de la sociedad que del folclore. Es como quien dice que el reguetón es machista. Machista es el que hace letras machistas, pero el que no, no. El folclore en sí no es conservador. Evidentemente hay canciones que son horribles. Hay letras medievales que hablan de lapidar a mujeres que cometen adulterio; pero también las hay que cuentan cómo a través del humor se liberaban de ciertas presiones sociales.

Rozalén: Son las canciones que hablan de nuestra historia más reciente, para lo bueno y lo malo. El Pichi es otro tema que ya era una ironía. Escuchado ahora, es muy fuerte. Dice, “Pichi, el chulo que castiga”. Quería grabarlo tal cual lo cantaba de niña y la familia decía “qué graciosa la cría cómo imita a Sara Montiel”. Me ha pasado como cuando cantaba “Don Federico mató a su mujer, la hizo picadillo y la echó a la sartén”. No fui consciente hasta ahora de la barbaridad que estaba diciendo. Por eso es tan importante tener siempre presente el folclore. Es cantar a los ancestros, darte cuenta de lo que realmente vivieron y ser conscientes del contexto del que viene.

Si me quieres escribir habla sobre su abuelo, camillero de la Guerra Civil con los republicanos. ¿Quería introducir esta canción para hablar de ello?

Rozalén: No. Todas las canciones que me sé relacionadas con la guerra y el bando republicano son folclore, porque es lo que siempre he cantado con mi familia. Están representados muchos seres queridos y mi abuelo paterno tenía que estar. Aunque no lo conocí, ha estado muy presente en mi vida. Lo que más sé de él es a través de un diario suyo de la guerra. No he querido meter la canción con calzador, sino por toda su carga emocional. También está Lorca. Me he reencontrado con uno de los artistas más geniales del mundo que aún no sabemos dónde está.

La memoria histórica ha estado siempre presente en su trayectoria. ¿Ha mejorado la situación?

En Matriz he incluido la canción de la Habanera con la que me despedí de mi abuela antes de sedarla, porque era la que le cantaba a mi tío abuelo. Desde que hablé de él ha habido pequeños avances relacionados con actos simbólicos como desenterrar a Franco y a Queipo de Llano; la Ley de Memoria Democrática. Sí se está hablando más, pero también noto una polarización aún más bestia por lo que no ha pasado en otros países como en Argentina. Al ver la película Argentina 1985 pensé “este es el motivo por el que aún nos seguimos tirando los trastos a la cabeza aquí”.

Cuando hablo de que “tengo un desaparecido en casa”, en vez de decir “qué bonito es que tu abuela haya podido llevarle una flor a su hermano”, la respuesta es: “¿Y qué pasa con los otros muertos?”. Nadie sabe que lo que pasó durante la dictadura es que no hubo reparación para el bando perdedor. Eso apenas nos lo han contado. Hay que estudiar mucho para comprender por qué hay una injusticia ahí. No estoy diciendo que los muertos de los otros no me importen. Estoy diciendo que lo justo es que haya una reparación y que es una cuestión más ética que otra cosa. Y que fuera de España se ve y aquí no. Y eso duele. Y el dolor se hereda. Te lo prometo.

¿Por qué cuesta tanto entenderlo aquí?

Rozalén: En mi pandilla del pueblo cada uno viene de una historia diferente. Hay temas de los que ni siquiera hablamos. A los que piensan de otra forma les han contado la historia a su manera. No hay nadie que te diga objetivamente “esto es así”. Nunca llegué a esta lección en el colegio ni en el instituto. Eso es un problema grave. Supongo que en la Transición era todo tan doloroso que se prefirió dejarlo estar, tapar. Y eso psicológicamente te das cuenta de que no es ni sanador. De lo que no se ha curado bien acaba saliendo pus tarde o temprano.

En este contexto de polarización y teniendo en cuenta su profesión, ¿hasta qué punto les afecta a la hora de componer y hablar públicamente sobre política?

Rodrigo: A veces da pereza saber que vas a tener que enfrentarte al escándalo por hablar de tu pensamiento, que tampoco es para tanto. No pienso nada que vaya en contra de nadie, simplemente tengo una opinión. Tenemos que decirla y más cuando tenemos altavoz. Los que son abusones, los matones y los que odian nunca ceden espacio. Siempre lo hacemos los que estamos defendiendo la igualdad de género, al colectivo LGTB, la justicia. Siempre eres tú el que dice “no voy a decir nada porque para qué voy a enfrentarme otra vez a esto”. Y al final nos vamos apartando de espacios, vas dejando grupos de WhatsApp porque estás harto de chistes machistas o de mierda. Vas dejando de ir a no sé qué bar porque siempre se habla de lo mismo.

Lo haces para favorecer tu tranquilidad. Pero a costa de eso, desapareces. Hay que estar presente. Debemos ser firmes y normalizar que las opiniones que abogan por los derechos humanos y el humanismo son más respetuosas que la de los demás. Soy muy supremacista para eso.

Rozalén: A veces no me siento con fuerzas. Si no estás en un momento fuerte psicológicamente, como sabes que por lo que vas a decir te van a caer palos, te relajas. Pero me he sentido peor por no decir que diciendo. Por eso siempre intento focalizar en toda la gente que nos escucha, que es muchísima, y que lo hace porque eres valiente para decir cosas. Hay que seguir, ser lo más honesta que una pueda y hacer las cosas de corazón.

Rodrigo: Luego te das cuenta de que es un ruido muy superficial e incapaz de argumentar nada.

Rozalén: Cuando me llegaban los primeros ataques por memoria histórica y feminismo sentía que todo el mundo me odiaba. Últimamente siento que no tanto. A lo mejor es porque no le doy tanta importancia. La gente es muy bonica y vale la pena.

Rodrigo: Y te van conociendo en más profundidad, viendo que tú sí tienes capas y un discurso. Al principio la gente se pensaba que todo era una provocación y que debajo no había nada.

Rozalén: Y lo guay que es quererse por encima de todo. Tengo amigos de toda la vida que no podemos ser más diferentes pero tenemos la ley de que nos queremos porque sí. Hay cosas de las que no te voy a convencer ni tú a mí. Vamos a tomarnos una cerveza y ya está.

Rodrigo: Incluso puedes bromear sobre esas cosas. Lo que pasa es que ahora convivimos poco y todo es muy virtual. Nadie diría cosas que dice por internet a una persona a la cara, porque todos tenemos un mínimo de respeto. En directo nadie deshumaniza así.

Rozalén, comentaba antes que pese a llevar diez años de trayectoria seguía teniendo que reivindicar lo que trabaja. ¿Por qué?

Rozalén: Tiene que ver con muchísimas cosas. Me siguen sacando en todas las entrevistas que Bono me regaló una guitarra. Siempre voy a sentir mucho orgullo por mi padre, que era una de las personas más buenas y bonitas del mundo. Pero como él se dedicaba a la política, no sabes la de barbaridades que leo. Como que todo lo que he hecho es porque soy “la ahijada de”. Da igual lo que trabaje que el resto de mi vida, van a decirme que lo que tengo no es por lo que hago, sino por lo que me rodea. También tiene que ver con ser mujer. Está el paternalismo de mis compañeros que a veces que me dicen que “por qué no mejoras 'X' frase”. Y digo: “¿Por qué no lo hacéis entre vosotros y a mí sí?” Encima gente que sé que me quiere. Pero es como “ay la niñita, a ver si mejoras un poco”. 

Soy muy patriota, que es una palabra que parece que yo no puedo usar

Para cerrar como el disco, en el que lo último que pronuncia es Matriz, ¿por qué este título?

Rozalén: Con este disco me he dado cuenta de que me sentía muy patriota. Que además es una palabra que parecía que yo no podía usar. Buqué qué significa y lo comparé con Latinoamérica. Allí todo el mundo es patriota y aquí es algo que también está dividido.

Soy muy patriota porque amo mucho mi tierra. No paro de hablar de Albacete y de Castilla la Mancha. Presumo de todos los rincones. Apareció el concepto 'Matria', que la RAE recoge que es exactamente lo mismo que 'Patria': la ciudad o el lugar donde una nace. A la vez había mucha raíz estando mis padres tan presentes y cariño a todos los lugares que me han hecho sentir en casa. Matria ya estaba cogido, así que lo uní con raíz y salió Matriz. Donde nace la vida. No puede haber nada que sea más de abajo como el útero de una madre.

Entrevista completa con Rozalén y Rodrigo Cuevas

Vídeo: Clara Rodríguez y Nando Ochando