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'Sirio B', brillante cruce de Soleá Morente y La Casa Azul que lleva a la virgen de “rave”
Javier Herrero
Madrid, 19 sep (EFE).- Como la estrella más brillante conocida ha titulado Soleá Morente su sexto y nuevo álbum, 'Sirio B', que nace de su encuentro con Guille Milkyway como productor y en el que, además de cantar por primera vez con su padre entre una amplia y vívida paleta de colores, ha imaginado cómo sería llevarse a la Virgen de “rave”.
Con la rumba como punto de apoyo mutuo, los mundos de ambos artistas han convergido en un “viaje interestelar” en el que colombianas, seguiriyas o cumbias se cruzan con electrónicas varias como el “techno” o el “house trance” para engendrar canciones capaces de aterrizar en el imaginario, a destacar 'Gitana María', 'Azalea' o 'Mercurio y seda'.
Raffaella los unió
Elefant Records, casa común de Morente y Milkyway, propuso a los artistas colaborar en una versión de Raffaella Carrá para un especial del programa 'Cachitos'. “Ahí surgió la conexión”, explica a EFE la cantante, que se declara “una fan más desde jovencita” de La Casa Azul, el gran proyecto musical de Milkyway, y quiso comprobar si de su colaboración podían salir más temas.
Llegó primero 'Vamos a olvidar', hace ya casi tres años, en un proceso a rachas en el que lo más trabajoso ha sido hacer coincidir sus agendas, una en Granada, el otro en Sant Cugat (Barcelona), cada uno con sus giras y ella, a su vez, implicada en el lanzamiento de otros álbumes como 'Mar en calma' (2024).
“No hemos querido presionar este proyecto, que ha nacido de la intuición, de la inspiración, la amistad y de las ganas de dos compañeros”, señala su autora.
Según rememora, una cosa que a menudo hacían era juntarse solo para escuchar música. “Yo iba poniéndole obras magnas del flamenco y del cante jondo, de La niña de los peines, de Manolo Caracol y de Camarón o de mi padre, y él me decía a qué le recordaba. Así me descubrió mucha electrónica, como el sound system jamaicano y el dub, el jungle o música de DJ como Skrillex”, cuenta.
BB Trickz, una inspiración
El resultado es un álbum en el que han pasado “por muchos estados de ánimo”, que arranca con 'Ensoñación Nº9', una colombiana en homenaje a Juanito Valderrama y a los sonidos espaciales de Esquivel, y que encuentra de repente a Morente rapeando en la 'Soleá del mar'.
“No sabía si lo podría hacer, pero él me animó porque teníamos claro lo que queríamos decir. Nos apetecía salir del lugar común de los ritmos de la industria musical y gritar que no nos roben el tiempo ni las ganas de mirar y oler el mar. No se podía decir de otra manera”, explica.
Una “influencia importante” fue la joven BB Trickz, con esa forma que tiene de “hablar y a la vez cantar, con valentía y descaro para dolerte y quejarte”.
La temática de “defensa del tiempo y el espacio propio, del autorrespeto”, también aparece en otros cortes como la intimista 'Azalea', en la que inmortaliza su etapa viviendo frente a La Almudena de Madrid, o en 'Mi vida es para mí', “una necesidad de gritar stop al ritmo que llevamos”, pero no desde el pesimismo, “sino desde la esperanza, porque nunca es tarde para empezar”.
La “rave” como algo “sagrado”
Frente a esa dimensión “terrenal”, en el álbum abunda otra vertiente “más mística”, representada en cortes como 'Mi cura', con su potente estribillo en el que habla del proceso de enamoramiento como “una lluvia de epinefrina”, o en uno de los grandes cortes, 'Gitana María'.
“Me parecía muy interesante la idea de la rave asociada a una simbología sagrada. Se me ocurrió viendo al Cristo de los gitanos en Granada, porque era como una 'rave' de gitanos con hogueras encendidas y cantando a la virgen”, relata.
Le contó a Milkyway que quería trasladar todo eso al “techno”, “como una invocación de imágenes sagradas y un deseo de viajar a lo intangible, a lo que no se ve pero no se siente”, cuenta sobre cómo surgió uno de los temas más bailables, “un ejercicio de breakstep con toques de garaje, aderezos gitanos” y sones que se cantaban en el Sacromonte.
Gracias a que el proceso del disco fue largo, dio tiempo a rectificar y añadir cosas, como 'Mercurio y seda', la última de las canciones que entró en el disco hace solo unos meses, también una de las más especiales, con pedazos del emblemático poema de Federico García Lorca 'Omega' que su padre, el gran Enrique Morente, había recogido en su emblemático disco del mismo nombre.
“Le faltaba algo, no sabíamos si una colaboración, pero sabíamos que había una energía muy potente. Al día siguiente, a Guille se le había ocurrido traer la voz de mi padre, lo que para mí es un sueño hecho realidad, porque no me dio tiempo a hacer un dueto con él”, declara, convencida de que resume el sentir “mágico” de este disco: “Todo es posible si lo sueñas con toda tu alma”.
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