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A la espera de la repetición del juicio de Weinstein, ‘The Shit Show' confronta a su abogada con la periodista que provocó su caída

Mónica Miranda y Ariana Martínez en 'The Shit Show'

Elena Cabrera

9 de octubre de 2024 22:33 h

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El juicio que condenó al exproductor de cine Harvey Weinstein a 23 años de cárcel por violación y abuso sexual, ha terminado en la basura. El pasado mes de abril, un tribunal de apelaciones anuló la condena, así que el proceso se repetirá de nuevo el próximo 12 de noviembre. Además, los cargos similares a los que se enfrentaba en Londres, han sido retirados. A su defensora, Donna Rotunno, la llaman “la abogada del diablo” y “la bulldog”, y ya tiene una actriz que interpreta su papel.

A pesar de estas dos vías judiciales que se han resuelto a favor de Weinstein, este hombre de 72 años que camina apoyado en un taca-taca sigue en la cárcel y no es considerado un hombre inocente. Un tribunal diferente al del juicio fallido en Nueva York, en este caso en California, le condenó a 16 años de cárcel por violación y otros delitos de violencia sexual.

Por otro lado, ha sido acusado de nuevos delitos también en Nueva York, que llevarán un curso diferente. En este contexto, se estrena en Madrid The Shit Show, una ficción teatral documental basada en la entrevista que una de los dos periodistas del New York Times que destapó el caso Weinstein y que encendió el movimiento Me Too, Megan Twohey, realizó a la abogada del agresor sexual para el podcast de su periódico en 2020.

En The Shit Show, escrita y dirigida por Elisabet Altube y estrenada este martes en el Teatro Quique San Francisco de Madrid, la actriz Mónica Miranda interpreta a la abogada de Weinstein en un guion cuyos diálogos salen directamente de la entrevista de Twohey a Rotunno, y de la declaración de una de las víctimas de violación, Jessica Mann. “Es difícil denunciar pero es difícil ser denunciado”, es la tesis equidistante que sostiene el personaje de Miranda.

También reflexiona en la entrevista sobre el estatus de víctima. Le parece mal, dice, que en cuanto una mujer denuncia, se la considera víctima. Pero la obra no quiere ser equidistante aunque deje que la abogada explique su defensa, la cual parece ir más allá del trabajo por el que le pagan. “No puede haber igualdad en las mujeres si las mujeres no adquieren riesgos iguales a los de los hombres”, es una de las opiniones que expuso Donna Rotunno en el podcast. 

No obstante, The Shit Show no facilita la empatía con la abogada, a quien se presenta como una aficionada a los vestidos de alta costura, los tacones altos y Frank Sinatra. El show al que alude su título parece propiciarlo únicamente ella. Lo que plantea realmente la obra, en palabras de Mónica Miranda en un encuentro con medios posterior al estreno, es que el juicio de Weinstein “es también el juicio a las víctimas que pasan por estos procesos”. Miranda, citando a la otra periodista del New York Times que destapó la historia, Jodi Kantor, resaltó que el caso Weinstein “no es una historia sobre sexo, es una historia sobre poder”.

El delito por violación a la exactriz Jessica Mann fue considerado probado en el juicio anulado. Ella es lo que la actriz Ariana Martínez –que encarna a Jodi Kantor– ha denominado “víctima imperfecta”. En el juicio, donde sufrió un ataque de pánico, declaró que había mantenido una relación con Weinstein. “Siguió viéndose con él después de haber sido agredida y violada por él”, explica. Pero es precisamente en estos matices complejos donde la obra quiere entrar.

La vulnerabilidad de Jessica Mann –una mujer joven sin recursos ni estudios– la convirtieron en el blanco típico para Weinstein. “Harvey jugaba con la ilusión de estas actrices o asistentes, gente amante del cine, chicas guapas y jóvenes, y su forma de mostrar el abuso de poder es agrediendo sexualmente a más de 90 mujeres”, explica Ariana Martínez.

Martínez se trasmuta en el escenario y combina el papel de la periodista Jodie Kantor con el de la propia Mann en el juicio. Esta última, según recogió Kantor, hizo una declaración en su turno de palabra en la corte que resume bien la importancia de este caso para la igualdad entre hombres y mujeres y el principio del fin de las agresiones sexuales: “Hoy podemos atisbar un futuro en el que los monstruos ya no se escondan en nuestros armarios”.

La directora y las actrices llevan tres años de documentación. Han leído todo lo que estaba a su alcance, incluso gran parte de las 1.200 páginas del sumario del juicio, que Mónica Miranda confiesa que no pudo terminar: “Es doloroso”. “Todo lo que se cuenta en el juicio es de una potencia absoluta”, añade.

Cuando las actrices supieron que este juicio histórico había sido anulado por un error en el procedimiento de los fiscales, sintieron “una gran impotencia”. Este juicio, esta investigación periodística, este caso, esta obra de teatro, se inserta en un presente continuo de impacto social de diferentes historias de violencia sexual hacia las mujeres, desde Nevenka a ‘la manada’, de Plácido Domingo a Gisèle Pelicot. “Están saliendo cosas pero falta muchísimo por levantar ahí”, apunta Miranda.

“Nuestra profesión, el arte, el teatro, el cine es una situación tan extrema, es una montaña rusa en la que hay mucho miedo a decir algo y que nunca te vuelvan a llamar”, analiza la actriz Mónica Miranda.“La precariedad en la que se vive en las artes escénicas hace que sea más complicado, aún si cabe, poder denunciar. Hay una jerarquía y no deja de ser un pueblo”, añade.

Para las actrices, la importancia de una obra como esta que habla sobre el mismísimo presente, está en su capacidad de reflexión, en que la gente salga del teatro y hable de cómo unas mujeres alzaron la voz contra el hombre que abusó de ellas. “El arte, más allá del entretenimiento, tiene como objetivo contar estas cosas”, recalca Ariana Martínez.

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