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‘La vuelta de Nora’, una obra sobre la necesidad de encontrarse a una misma

El actor Roberto Enríquez (Torvald) y las actrices Aitana Sánchez-Gijón (Nora), María Isabel Díaz Lago (Anne Marie) y Elena Rivera (Emmy), junto con el director Andrés Lima.

Laura Julián

Valencia —

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Cuando la muerte es una opción, dar un portazo a la vida para cambiarla está más que justificado. Eso hizo Nora, la protagonista de la obra Casa de Muñecas, un clásico del teatro europeo escrito por Henrik Ibsen a finales del siglo XIX. Ella toma la difícil decisión de dejar a sus hijos para encontrarse a sí misma y buscar su propia voz, un camino de renuncia y dolor que ahora cuenta con una segunda parte. El Teatro Olympia de València acoge desde este jueves 10 al 20 de enero esta secuela titulada La vuelta de Nora (Casa de muñecas 2) escrita por Lucas Hnath y dirigida por Andrés Lima.

La obra comienza con una llamada a la puerta, la misma que Nora cerró quince años antes para salvarse de su propia vida. En 2017 el autor contemporáneo Hnath quiso continuar su historia y contar que, esa mujer que dejó su casa, su marido y sus hijos, vuelve a tocar al timbre, esta vez transformada y empoderada. Aitana Sánchez-Gijón (Nora), Roberto Enríquez (Torvald), María Isabel Díaz Lago (Anne Marie) y Elena Rivera (Emmy) forman el elenco de una obra que, a pesar de que el espectador no tiene por qué haber visto su predecesora, los intérpretes sí han tenido que estudiarla a fondo. Sin embargo, nada sabían de los quince años en los que Nora desaparece, ya que la obra actual comienza con su reencuentro.

“El reto era saber qué había pasado en esos quince años de los que no teníamos nada de información sobre la biografía del personaje. He tenido que respirar y intentar sentir sus emociones”, explica la actriz Aitana Sánchez-Gijón horas antes del estreno en València. Y para llevar a cabo esa transformación se ha esforzado en intentar conocer qué se siente cuando dejas tu casa o renuncias a tus hijos. “Me he imaginado queriendo morir o espiando a sus hijos o con sus amantes”, expresa la actriz. Lo que sí se sabe es que, después del portazo, Nora se convierte en una exitosa escritora feminista que vuelve para formalizar los papeles de divorcio por lo que necesita la firma de su ex marido, Torvald.

La vuelta de Nora está considerada como una de las mejores obras de la temporada de Broadway y cuenta con el reto de continuar con el clásico de Ibsen, que ya rompió con roles sociales al dar voz a una mujer que se atreve a decir basta. “La vida de Nora antes del portazo podía abocarla a la muerte porque ella era lo que querían que fuera, cumplía con un rol y podía ser sustituible. Ella no tenía elección, tenía que irse a pesar del dolor lacerante de dejar a sus hijos”, argumenta la actriz. Aun así, Nora será cuestionada por haber desaparecido y recriminada por las consecuencias de su huida en una segunda parte en la que el público puede llegar a empatizar con todos los personajes y donde la confrontación provoca cambios sustanciales.

De hecho, no solo se puede ver encima del escenario la transformación de una mujer que vuelve empoderada, cambian todos los personajes de la obra. “Los hombres somos prisioneros de roles medievales, patrones sociales que nos han impuesto como que tenemos que llevar la iniciativa o dar seguridad”, explica el actor Roberto Enríquez en referencia a su personaje, que también vive una “transformación interesante”. “Es un hombre que cuestiona los roles, pero se produce gracias al portazo de Nora, algo muy cuestionable porque supone dejar a tus hijos, pero gracias a esos portazos algunos hombres reaccionan, aunque otros lo hacen con agresividad y virulencia”, afirma la actriz.

Una lectura actual y feminista con personajes del siglo XIX

A pesar de que el texto actual recupere personajes creados a finales del siglo XIX -cuando Ibsen escribió la obra- y esté ambientada a principios del siglo XX, La vuelta de Nora incorpora expresiones “de aquí y de ahora” con una lectura actual. “Es una obra para todas las edades que nos acerca a conflictos del día de hoy”, explica Sánchez-Gijón. Según la actriz, Nora simboliza “muchas cosas dentro de la lucha feminista”, pero “no sirve como panfleto”, sino que “va más allá”.

María Isabel Díaz Lago, quien también encarnó a Nora en una ocasión en Cuba, la llama “heroína”. “Cuando digo heroína digo que es esa mujer que, a pesar de ella misma y de sus acciones, sigue defendiendo su postura, las heridas que trata de cerrar, aunque será el espectador el que vea si se cierran o no”, explica Díaz Lago.

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