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Maroto no vive aquí: el senador del PP no acudió al pueblo castellano y leonés ni a empadronarse

Plaza Mayor de Sotosalbos (Segovia).

Laura Cornejo

Sotosalbos es un pueblo de Segovia con una extensión de 23 kilómetros cuadrados de extensas fincas, casas de piedra y teja árabe, calles peatonales y alojamientos rurales, en pleno Parque Nacional de Guadarrama. Es el lugar donde se ha empadronado el político vasco del PP Javier Maroto para poder ser senador autonómico por Castilla y Leon. El sol cae a plomo en un pueblo desierto por el que nadie le ha visto pasear. No ha ido por allí ni para empadronarse.

En una de sus calles, una gata se despereza y se marcha con fastidio al paso de algunos forasteros: periodistas que tratan de dar con algún vecino que se haya cruzado con Maroto, que sepa algo, que dé una opinión, que aporte lo que sea sobre el político que ha puesto en el mapa al pequeño municipio.

Nadie ha visto a Javier Maroto. Algunos han conocido su existencia al poner la tele. “Pero es que aquí viene gente más conocida”, advierten. Nadie le ha visto porque ni siquiera fue a Sotosalbos a empadronarse, según confirman a eldiario.es fuentes del municipio. De su inscripción se encargó un tercero, hace aproximadamente “un mes o mes y medio”. Eso es en plenas negociaciones de PP y Ciudadanos para formar gobierno en Castilla y León. Fue entonces cuando se decidió colocar a Maroto como senador de una Comunidad a la que no pertenece.

Se explica así su asistencia a dos actos en los que se le vio en las Cortes de Castilla y León. El día en el que los dos partidos firmaron el acuerdo y el de la toma de posesión del cargo de presidente de Alfonso Fernández Mañueco. En este último estuvo también el presidente del PP, Pablo Casado, que despejó las preguntas sobre la posible designación de Maroto diciendo que era algo que dependía de Fernández Mañueco. Para entonces, Maroto era ya 'vecino' de Sotosalbos. La vecindad en un municipio de la Comunidad es un requisito ineludible para ser senador autonómico. El pasado martes, el apoyo de Ciudadanos en la segunda votación materializó ese objetivo.

El vínculo de Maroto con Sotosalbos se reduce al empadronamiento y nada más. No ha comprado casa y tampoco la ha alquilado. Para su inscripción, la persona encargada de hacerla aportó un documento de autorización de alguien ya empadronado en la misma vivienda en la que Maroto dice vivir. Es una de las opciones legales: se puede presentar una escritura del inmueble, un contrato de alquiler, recibos de suministros de agua, luz o gas a nombre del solicitante, o la autorización de la persona que permite que otra se inscriba como habitante en la misma casa.

¿En casa de quién se ha empadronado Javier Maroto? No es en la vivienda familiar del expresidente de la Diputación de Segovia, expresidente del PP provincial, secretario del partido en Castilla y León y ahora vicepresidente de las Cortes, Paco Vázquez, asiduo de Sotosalbos. Tampoco en la del presidente de Accenture España Portugal e Israel, Juan Pedro Moreno, como se ha insinuado. Maroto, sobre el papel, vive con un vecino del pueblo, casado y con hijos, según ha podido saber eldiario.es.

Vivir en Sotosalbos es disfrutar de un pueblo limpio, urbanísticamente impecable, con una reconocida iglesia románica, la de San Miguel, y que prácticamente parece un decorado. Pero más allá del entorno bucólico, si Maroto se instala allí, conocerá de primera mano lo que es la España vaciada: en Sotosalbos no se puede comprar ni un paquete de tabaco.

No hay bar, aunque sí una taberna que abre por las noches. No hay supermercado, pero sí un pescadero, un panadero y un carnicero que van varias veces a la semana con sus furgonetas. No hay farmacia, pero sí botica, que abre días alternos. No hay centro de salud, pero sí un consultorio, que funciona algunos días varias horas. En 2018, había 113 habitantes censados, pero en invierno, apenas 70 se quedan allí. La mayoría se dedica a la ganadería, y algunos van y vienen de Madrid, pero son los menos. Es un pueblo de fin de semana que durante el invierno, ve reducida su población a unas 60 o 70 personas. Sotosalbos sólo ha estado gobernado por tres partidos en la etapa democrática: UCD, AP, y desde la refundación de este, el PP.

En verano, Sotosalbos sí tiene algún que otro visitante ilustre: por sus calles han paseado el exministro de Economía, Industria y Competitividad y ahora vicepresidente del Banco Central Europeo, Luis de Guindos. También el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, que tiene casa en un municipio cercano, Pedraza -abrió desde allí la campaña de las Elecciones Generales-, ha ido a Sotosalbos, tanto con su expareja, como con la actual, apuntan.

En el pequeño Ayuntamiento, en la calle principal del pueblo, se ven superados por la actualidad. El alcalde, Feliciano Isabel, está de vacaciones y no coge el teléfono. No sospecharon, apuntan fuentes municipales, que el asunto de Maroto, el segundo o tercer vecino que ha aumentado el censo este año, fuese a traer tanta cola. Hicieron lo que tenían que hacer, dicen: inscribir a una persona que aportó al menos uno de los documentos que se requiere. Con la amenaza de una denuncia por vía administrativa del PSOE de Castilla y León por lo que consideran un “empadronamiento fraudulento”, no saben qué hacer de momento. “Si un juez dice que hay algo mal, pues lo acataremos. Pero de momento tenemos a una persona que dice que vive aquí, y la ley lo que exige es que lo haga seis meses al año. No ha dado tiempo a sospechar nada, todo esto se nos ha venido encima en una semana”, justifican. Para los socialistas, el asunto podría tener recorrido también en la vía penal: si la persona que autoriza que se empadrone en su casa ha mentido, podría haber cometido una falsedad documental.

Mientras en Sotosalbos solo se oye el canto de las chicharras, el asunto de Maroto sigue generando ruido fuera del tranquilo municipio. Una vez que ha conseguido ser senador autonómico, el plan de Pablo Casado es hacerle portavoz del PP en el Senado. Todo gracias a un empadronamiento que está bajo sospecha.

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