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Cortes, contusiones y traumatismos: el balance de las últimas devoluciones en caliente

Uno de los migrantes que estuvo nueve horas en la valla de Ceuta y devuelto en caliente a Marruecos | FOTO: Helena Maleno, Ca-minando Fronteras

Patricia Ruiz

Las devoluciones en caliente de inmigrantes en las vallas de Ceta y Melilla siguen produciéndose, y con ellas las heridas y los golpes. Distintas ONG desplegadas en el terreno denuncian que la deportación inmediata y sin garantías sigue siendo una práctica frecuente pero apuntan que la violencia que se vivió este sábado, cuando 239 migrantes intentaron llegar a Ceuta saltando la valla fronteriza, fue “especialmente brutal”.

Las imágenes publicadas por El Faro de Ceuta muestran cómo los agentes marroquíes golpean y arrastran a los inmigrantes que se encuentran en el entrevallado, mientras lanzan objetos contra los que aún permanecen encaramados. Cuando logran que bajen, proceden a su traslado a territorio alauí, aunque algunos estuvieran heridos.

Ca-minando Fronteras avisó al 112, donde les aseguraron que “la Guardia Civil ya estaba en el lugar”, pero cuando preguntaron si ellos prestarían asistencia sanitaria, se hizo el silencio. “Nadie nos dijo si les iban a atender, y con muchos no lo hicieron. Es una valla que está pensada para hacer daño, y una vez que se pasan nueve horas sobre concertinas todo el mundo está herido. Es mentira que no haya lesiones”, asegura la ONG.

“El médico que atendió a uno de ellos en Marruecos dijo que le podían haber matado, que fue una cuestión de centímetros. Y como este, hay muchos otros casos”, cuenta Helena Maleno, miembro del colectivo Ca-minando Fronteras. Relata las consecuencias de las decenas de devoluciones en caliente que la Guardia Civil llevó a cabo este sábado.

Nadie les preguntó de qué huían ni qué les llevaba a subirse a una valla de seis metros esquivando cuchillas. Tampoco les ofrecieron pedir asilo. Pese a que Acnur denuncia que “es evidente que entre ellos podría haber refugiados”, solo cinco lograron quedarse en Ceuta y ser atendidos en el hospital español. El resto, menores incluidos, fueron recibidos a golpes en Marruecos y hacia allí acabaron siendo empujados al otro lado de la frontera por los agentes españoles.

Adolescentes golpeados y devueltos en caliente

“Había críos de 14 y 15 años. Niños de los que, nada más verles, cualquier funcionario del Estado podría haber sospechado que eran menores y haberles identificado”, dice Maleno. No se hizo. Fueron devueltos igual que el resto, pese a que el derecho internacional prevé para ellos mecanismos especiales de protección.

“Ningún marco legal, incluido el español, puede impedir que se identifique a un menor en la frontera. Aún menos cuando se trata de niños que reclaman protección internacional y que son mucho más vulnerables”, dice a eldiario.es Sara Collantes, responsable de políticas de la infancia de Unicef. Muestra su preocupación por la situación en la frontera sur, donde asegura haber recibido denuncias de ONG que constatan la presencia de adolescentes que quieren entrar a España y son devueltos en la frontera.

Unicef denuncia que en estos casos la vulneración de derechos es triple: porque no se identifica si es o no un menor, porque no se detecta si es o no una víctima de trata y porque se ignora si necesita protección. “Por eso hay que acabar con las devoluciones automáticas, porque anulan los mecanismos de protección internacional de estos niños y quedan desprotegidos”, añade Collantes.

Acnur: “el derecho de asilo no depende de cómo entren”

Es la patera o la valla. La falta de oportunidades y alternativas legales para solicitar protección internacional deja a miles de subsaharianos con estas dos únicas opciones en su viaje de huida. Tras los acontecimientos del sábado, la Defensora del Pueblo ha recordado en un comunicado que “la legislación española y la internacional no permiten las devoluciones automáticas sin verificar de forma individualizada las circunstancias de cada persona”, tal y como se hizo en este caso, ignorando la presencia de potenciales refugiados y menores de edad entre las personas que intentaron saltar.

La Asociación Pro Guardia Civil (APROGC), por su parte, ha criticado duramente esta postura argumentando que “el aspirante a refugiado no tiene más que solicitar asilo en los puestos fronterizos” que Ceuta y Melilla deben proveer para tales fines. Los mismos que, según la Defensora del Pueblo, no funcionan.

En un informe que publicaba el organismo el pasado julio quedaba constancia de que “los ciudadanos subsaharianos no tienen acceso a al procedimiento” para pedir asilo en la frontera con Marruecos, hasta el punto de que no se ha recibido ninguna solicitud hasta la fecha.

Además, el Estatuto de los Refugiados no limita la posibilidad de pedir asilo a las personas que necesiten protección internacional, en función del modo o el lugar por el que entrar en un país. “Sea de forma regular o irregular se les debe garantizar esa posibilidad”, recuerda Acnur.

La enmienda a la Ley de Extranjería que pretendía legalizar las devoluciones en caliente, cuya retirada solicitó Naciones Unidas, tampoco avala las devoluciones automáticas. “España debe cumplir sus obligaciones internacionales en materia de derechos humanos y protección internacional y no negar sus derechos”, concluye Acnur.

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